En esta segunda parte de nuestro viaje por la isla de Tenerife nos esperan rincones realmente espectaculares con vegetación propia de otras latitudes, el imponente pico del Teide y playas paradisíacas.
Amanece un estupendo día veraniego, rutina de desayuno, ir a recoger el coche y carretera y manta, Hoy toca subir al techo de la Isla y de la Península.
Parque Nacional del Teide
Por una revirada carretera vamos ascendiendo hasta llegar al Centro de visitantes de El Portillo ubicado en el Parque Nacional del Teide. Aquí es la primera toma de contacto con lo que vamos a ver más adelante. Un vídeo, unas maquetas y unas serigrafías de cómo se formó la isla y el Teide, la flora y fauna de la zona, etc.
Hasta el pico del Teide hay varios aparcamientos al borde de la carretera donde parar para contemplar toda esta zona volcánica siempre bajo la imponente figura del Teide.
El punto final es donde más aglomeración de turistas hay, las Cañadas del Teide desde donde hay unas vistas maravillosas del Pico, las formas caprichosas que ha formado la lava y toda esta zona.
Paula reservó la subida al Pico del Teide que hay que hacer con antelación ya que solo puede subir un número determinado de personas cada día. Para ello lo primero que hay que hacer es subir en teleférico desde el parking hasta la estación ubicada arriba.
Nos tomamos los bocatas que hemos traído ya que es hora de comer, tenemos que echarle combustible al cuerpo. Seguidamente llegamos a la caseta donde se accede a la cumbre del Pico, comprueban que efectivamente llevamos la reserva y tiramos para arriba.
El desnivel es importante, hay que tomárselo con calma para evitar males mayores. La falta de oxígeno y la altura a la que estamos hacen acto de presencia y por momentos me siento algo mareado por lo que tengo que detenerme varias veces.
El paisaje es absolutamente desolador a esta altura, solo se ven rocas de lava y un paisaje totalmente yermo sin apenas nada de vegetación. Aún así es precioso contemplar las nubes bajas y una vez arriba del todo ver la isla con la zona norte verde y la sur árida.
Uno espera que en lo alto del pico del Teide se extienda un enorme cráter con su gran agujero. Pero nada de eso, tan solo un pequeñito agujero, con algo de azufre y alguna que otra nube de vapor sulfuroso. Intentamos no respirar los vapores de las nubes que de vez en cuando salen a la superficie y por fin coronamos los 3.718 metros de altura. Las fotos de rigor y vuelta para abajo.
Antes de tomar el teleférico de bajada decidimos hacer el camino que lleva al Mirador de la Fortaleza donde se ve la cara norte de la isla de Tenerife. Aquí hay más gente, la que no sube a lo alto del pico pero que sí ha llegado hasta aquí arriba mediante el teleférico.
La ruta senderista que hemos hecho por el pico del Teide es ésta:
Seguimos ruta una vez vista esta zona. Por otra revirada carretera llegamos a la capital de la Isla.
Santa Cruz de Tenerife
Y es que cómo vamos a visitar la Isla y nos vamos a dejar la capital. No somos de turistear las ciudades pero vamos a darle una oportunidad. Estacionamos por las inmediaciones del Auditorio y el Castillo de San Juan Bautista. Algo retirado de la ciudad pero tenemos tiempo y una vez inspeccionada esta zona nos damos un paseo hasta el centro.
Lo primero que visitamos por dentro es la Iglesia Matriz de Nuestra Señora de la Concepción. Callejeamos por las calles comerciales del centro de Santa Cruz de Tenerife que no nos dice gran cosa, la verdad.
No vemos que hayan monumentos o lugares que haya que ver sí o sí. Por lo que después de callejear buscando encontrarle el punto a la ciudad nos marchamos sin haberle encontrado el interés que podría habernos sorprendido.
De camino a Puerto de la Cruz paramos a cenar en otro guachinche concretamente en la localidad de Los Baldíos perteneciente a La Laguna. Guachinche El Fogón GPS: 28.475677, -16.329020, que resulta ser una muy buena experiencia.
Seguimos en Tenerife recorriendo diferentes parajes de la Isla y vamos comprobando los grandes contrastes que existen en territorio tan pequeño. Eso es lo que más nos está llamando la atención de Tenerife. Hoy vamos a visitar otro rincón espectacular.
Parque Rural de Anaga
Por una revirada y estrecha carretera vamos ascendiendo hacia la parte alta de la Isla. Llega un momento en que la niebla nos inunda y la conducción se hace exigente. Nuestra primera intención es visitar el Sendero de los Sentidos, una corta ruta senderista. No podemos aparcar ya que hay poco estacionamiento y el que hay está lleno por lo que proseguimos hasta el Camino viejo al Pico del Inglés, donde paramos para hacer la típica foto en este curioso lugar.
Queremos hacer una ruta senderista esta mañana y el lugar elegido es el Bosque encantado del Pijaral. Para ello seguimos por la misma carretera revirada hasta que llegamos a un pequeño parking, GPS: 28.556184, -16.179846. Esta ruta hay que reservarla previamente ya que el acceso al sendero es limitado al ser una reserva natural.
Toda esta zona es simplemente espectacular, la vegetación es exuberante, el musgo lo coloniza todo, el paisaje es como de otro mundo, la niebla contribuye a ello. Aunque es una pena que no podamos ver las increíbles vistas desde los miradores ya que esa misma niebla lo dificulta.
La ruta es sencilla, no presenta prácticamente desnivel y es circular. Hasta el mirador Cabezo del Tejo la ruta transita por una senda y luego se abre por un camino hasta la carretera principal donde volvemos a tomar otra senda.
La verdad es que es una gozada hacer esta ruta senderista. La tupida vegetación, la humedad existente, la cantidad de helechos, el musgo que está presente en todo momento. Que esto esté en Tenerife es para no creerlo, merece mucho la pena llegar hasta aquí solo por ver esto, una maravilla.
Terminada la preciosa ruta volvemos sobre nuestros pasos y algo más adelante nos desviamos hacia la parte baja de la Isla hasta que llegamos a un pequeño pueblo donde vamos a comer.
Taganana
Elegimos la Taberna Roque las Ánimas con una bella panorámica de las montañas rodeando este bello rincón a las puertas del mar. La experiencia resulta muy positiva.
Después de comer muy bien seguimos ruteando por la escarpada costa de esta parte de la Isla. Aldeas pequeñitas, coquetas playas y preciosos miradores es lo que podemos encontrar hasta que se acaba la carretera y nos tenemos que dar la vuelta.
Seguimos ruteando por las reviradas y estrechas carreteras hasta que llegamos al municipio de San Andres donde hacemos una parada para descubrir este pequeño pueblo donde sin duda lo más interesante es la Playa de las Teresitas.
San Andrés
Para apreciar lo que es toda la playa de las Teresitas hay que subir en coche hasta un mirador y desde aquí disfrutar de la belleza de este encantador lugar.
Estamos en un nuevo día. Hoy lo vamos a invertir en visitar la parte sur de la Isla. El primer destino al que vamos es a un pueblecito costero que últimamente se ha puesto de moda.
Bocacangrejo
Y todo esto es porque un vecino del pueblo hace poco tiempo que se dedicó a pintar básicamente corazones en las paredes y suelo. Esto parece ser que es lo más y vemos que la gente jóven llega aquí para hacerse la típica foto que luego suben en las redes sociales. Vamos, una chorrada, pero que a nuestra hija le hace gracia.
Al fin dejamos este último lugar que tan poca gracia me ha hecho y seguimos dirección sur. Esta mañana toca calitas y mar. Llegamos a la Costa del Silencia y visitamos la Playa de Montaña Amarilla. Nos sorprende el contraste de los colores de la roca volcánica y el azul intenso del mar.
Playa de Montaña Amarilla
Para comer nos desplazamos al Restaurante El Cordero ubicado en una platanera. Un lugar curioso para degustar típica comida canaria. Algo más grande que los lugares que hemos visitado hasta ahora pero bueno se puede repetir.
Seguimos ruteando por esta zona de la Isla tan diferente a lo que hemos visitado otros días. Hace un día caluroso y nos apetece darnos un baño. Para ello localizamos un lugar ideal para ello.
Piscinas naturales Los Abrigos
Disfrutamos bastante en las pozas que ha formado la lava al llegar al mar. Se han formado varias pozas donde entra el mar pero al mismo tiempo están protegidas de las olas. Además disponen de escaleras para acceder a las mismas, una gozada.
Así va pasando la tarde. Tenemos que hacer tiempo para volver a subir al parque nacional de Teide. Paula reservó una excursión nocturna para ver las estrellas. La teníamos ayer justo cuando lo visitamos por primera vez pero se anuló para hacerla hoy por lo que volvemos a darnos la pechá de kilómetros.
Cañadas del Teide
Cuando está anocheciendo llegamos al Parador Nacional de las Cañadas del Teide desde donde sale el grupo para realizar la excursión. A estas horas no hay prácticamente nadie por lo que la experiencia es fantástica. Siguiendo las explicaciones de nuestro guía vamos adentrándonos por las Cañadas atendiendo a las explicaciones sobre constelaciones, estrellas, planetas, etc. Una buena experiencia sin duda.
Hoy es el último día de nuestro viaje por Tenerife. Tenemos el vuelo a primeras horas de la tarde por lo que hacemos tiempo dando una vuelta por Puerto de la Cruz visitando algunas partes de la ciudad que no conocíamos.
Puerto de la Cruz
Para rematar la mañana nos vamos al Jardín Botánico de Puerto de la Cruz. Pagamos la entrada y visitamos este bonito jardín con infinidad de plantas, flores, áboles, arbustos, etc. de diferentes partes del mundo. Una oportunidad única de ver flora que nunca habíamos visto.
Jardín Botánico
Para comer nos vamos al cercano pueblo de La Matanza de Acentejo para visitar el Guachinche La Huerta de Ana y Eva que nos gusta mucho. Además nos recomiendan un lugar para tomar café ubicado en un mirador muy bonito, La Baranda Chill-Out, donde nos relajamos hasta que nos marchamos al aeropuerto.
Tenemos que salir del aeropuerto norte y la niebla inunda toda esta parte de la isla por lo que tras reiterados retrasos nos desplazan en bus hasta el aeropuerto Reina Sofia ubicado en el sur de la Isla. Resulta algo caótico ya que por momentos vemos la posibilidad de tener que quedarnos otro día en la Isla. Pero por fin podemos salir y llegamos a Madrid con retraso. Cogemos la auto y nos vamos directos a casa sin dormir. Pero contentos con la experiencia de haber conocido Tenerife. Nos ha cautivado y sorprendido al mismo nivel y prometemos volver de nuevo a visitar las Islas.
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