01 diciembre 2024

Una isla de contrastes, Tenerife. Parte I

 

Recién llegados del viaje por Eslovenia en autocaravana, nos volvemos a poner de nuevo en marcha aunque esta vez evidentemente dejamos la auto aparcada y nos vamos en avión hacia Las Canarias, concretamente a Tenerife.

Vamos los cuatro a Madrid en la autocaravana, ya que las horas de salida como de regreso son intempestivas y aprovecharemos la auto para pernoctar.

Después de buscar mucho, he encontrado un parking vigilado para dejar la auto casi la semana entera que pasaremos de viaje. El único parking que he encontrado es Parking Naranja GPS: 40.449219, -3.551083 que nos cobra 82 euros por todos estos días.


Para pernoctar lo más cerca del parking nos desplazamos al Parque forestal de Valdebebas donde hay un gran parking y un Burger King para cenar, GPS: 40.485185, -3.640150 gratuito y sin servicios.
Lo peor es el calor que hace por lo que nos cuesta conciliar el sueño.
Un par de horas antes de que salga nuestro vuelo dejamos la auto en el Parking Naranja, nos desplazan en un furgón del Parking hasta la T2 y embarcamos hacia nuestro destino.


El vuelo transcurre sin novedad. Llegamos al aeropuerto de Tenerife Norte, recogemos el coche de alquiler que Paula había reservado y nos vamos a tomar el primer contacto con la isla. Reconozco que Las Canarias las teníamos ahí abandonadas. Un destino como de segunda, donde va casi todo el mundo, pero nosotros no habíamos tenido ocasión de visitarlas. No tenía muchas expectativas con Tenerife, la considera como para guiris. Estos días me demostraran lo equivocado que estaba y las ganas que se nos quedarán de visitar todas las islas en el futuro.

La Laguna





Nos cuesta aparcar en nuestro primer destino, La Laguna. Estamos a primeros de Julio e imagino que será normal que esté todo petado. Pero es que la ciudad Patrimonio de la Humanidad tiene un casco antiguo donde el parking brilla por su ausencia. Nos encontramos con una coqueta y bella ciudad que en su día fue capital de la isla con bastantes casas señoriales, Palacetes, edificios religiosos y zonas verdes.









Podemos advertir en la construcción de las calles, viviendas y edificios privados y públicos la abundante piedra negra volcánica utilizada para la construcción, cosa muy curiosa.






Otra cosa que nos llama la atención es el ritmo sosegado y tranquilo de los habitantes y la paz que se respira en la ciudad. Este ambiente nos contagia y nos sentimos cómodos y tranquilos.








Casi todo el casco antiguo de La Laguna es peatonal y eso es algo que se nota cuando uno recorre este tipo de ciudades. Paseamos sin seguir ningún plano ni objetivo previo. Tan solo nos dejamos llevar por nuestras sensaciones y lo que va saliendo ante nosotros. En poco tiempo podemos hacernos una idea de lo que es el casco antiguo de la ciudad.








Ya va siendo hora de comer y Paula, que es quien ha diseñado el viaje, nos lleva a nuestro primer Guachinche o lo que es lo mismo, restaurantes donde por un buen precio se puede comer muy bien comida canaria.
Se llama Como en Casa con amplio aparcamiento y donde la experiencia nos gusta. GPS: 28.490311, -16.366922





Como base de operaciones Paula ha reservado un apartamento en Puerto de la Cruz. Tras acomodarnos y dejar las maletas nos ponemos en marcha para conocer la ciudad.

Puerto de la Cruz










Esta ciudad se ve más turística que La Laguna. Hay mucho ambiente aunque sin agobios por lo que también se respira tranquilidad. Tras visitar algo del casco antiguo nos dirigimos hacia el Castillo de San Felipe y la Playa del Castillo.













Nos sorprende lo verde de esta zona de la isla junto con el Teide coronando la isla. La bruma que levantan los vientos alisios que se quedan a media altura tapando el Teide. Es un paisaje realmente bonito y sorprendente.





Amanece un nuevo día, nos vamos al gran parking de la explanada del Muelle que es donde en estos días aparcaremos en Puerto de la Cruz. Tomamos el coche y nos dirigimos hacia nuestro primer destino de hoy.

La Orotava

Vamos subiendo por la carretera casi rodeados por la bruma, es un tiempo curioso el que tiene esta parte de la Isla. Luego cuando nos desplacemos al sur veremos que el clima es muy distinto.


Conseguimos aparcar el vehículo, lo que cuesta por favor. Accedemos a la Plaza de la Constitución donde se ubica la coqueta Iglesia de San Agustín y un kiosko muy bonito.








Muy cerca encontramos el Club Social Liceo Taoro y justo al lado los Jardines del Marquesado de la Quinta Roja, una maravilla. Alucinamos con la flora que se da en Tenerife, tan diferente a la nuestra. Hay especies que evidentemente nunca habíamos visto. La exuberancia de la vegetación es una cosa que nos va a sorprender en este viaje.










Fachadas de casas ricamente pintadas en tonos pastel, con grandes balcones volados de madera, jardines exuberantes con especies tropicales, la Iglesia de la Concepción.











Descubrimos un casco antiguo muy  bien conservado y bonito. Declinamos de pasar a la imponente Casa de los Balcones cuya visita es de pago. También se puede visitar un museo-molino de gofio. En definitiva, un lugar donde pasar una mañana entretenida.







Dejamos La Orotava con un buen gusto y nos ponemos dirección a Icod de los Vinos. Aunque antes de llegar nos detenemos en el precioso mirador de San Pedro con las plataneras y el  mar de fondo, precioso.

Mirador de San Pedro






De nuevo tenemos que aparcar en un parking de pago para visitar el siguiente destino.

Icod de los Vinos


En esta localidad se ubica el famoso Drago milenario. Para verlo de cerca hay que comprar la entrada ya que está ubicado dentro de un parque y su entrada es de pago. Nosotros nos conformamos con verlo desde fuera en lo alto de un promontorio ubicado en la Plaza de San Marcos, donde también visitamos la Iglesia.









Nos quedamos con ganas de ver mejor el pueblo, pero ya es hora de comer y nos vamos hacia otro guachinche que hemos visto por internet. El acceso es complicado ya que va subiendo a lo alto de la montaña, aunque finalmente lo localizamos.

Bodegón 7 Islas


Se trata del Bodegón 7 Islas y es un restaurante curioso ya que consiste en 7 cabañas individuales de diferente capacidad. Ubicado en un jardín exuberante lo único malo es que no reservan y hay que esperar un tiempo para que te asignen una de las cabañas. Una experiencia diferente.






Después de comer nos ponemos de nuevo en marcha hacia nuestro siguiente destino.

Garachico

Volvemos a tener problemas para estacionar aunque finalmente lo conseguimos y nos acercamos al mar para conocer este curioso lugar.








Nos llama la atención la gran montaña que protege el pueblo, la roca negra volcánica, el castillo de San Miguel y las piscinas naturales que invitan a darse un baño, aunque la tarde no sea la más apropiada por la falta de sol.









Una vez vista esa zona del pueblo con la consumición de unos refrescos en esa parte pegada al mar tan  bonita nos internamos en el pueblo para descubrir un lugar con bastante ambiente. Parece que están de fiestas ya que en la Plaza de la Libertad no cabe un alma. Nos gusta bastante como lo que hemos visitado hasta ahora.








Volvemos hacia Puerto de la Cruz aunque antes nos dirigimos hacia los acantilados de una playa que Paula quiere visitar. El objetivo, ver la puesta de sol. Para ello tenemos que pegarnos una pequeña caminata. La bruma del horizonte nos impide ver como el sol se pone en el mar, otra vez será.

Playa Los Patos





Amanece otro nuevo día. desayuno en la terraza del apartamento, al parking del muelle, recoger el coche de alquiler y en marcha hacia otro lugar que según Paula es uno de los platos fuertes.

Masca

Llegamos aquí por una revirada carreterita, pero hasta este Mirador de Cherfe es una cosa y hasta el pueblo de Masca es otra. Curvas y  más curvas por esta estrecha carretera donde hay que ir con los cinco sentidos. Merece mucho la pena, las vistas y los paisajes son maravillosos, espectaculares, te dejan sin aliento, una pasada.








Finalmente podemos llegar al pueblo que está abajo de casi todo. Las zonas para aparcar el coche están muy cotizadas, pero con un poco de paciencia conseguimos un hueco y nos disponemos a conocer este precioso enclave.






Esas imponentes moles de roca negra volcánica, esos reductos escasos de vegetación con esbeltas palmeras, las casitas que juegan al equilibrio entre estas altas montañas, el mar azul que se adivina entre la bruma al fondo del barranco de Masca. Todo es maravilloso y grandioso.






Los lagartos típicos de esta zona están acostumbrados a los turistas y sin ningún temor los podemos ver por todas partes. Algunos incluso se dejan acariciar quizás en busca de un premio para degustar.







En el pueblo hay un coqueto centro de visitantes, con mapas, información y fotos de la zona. Además son los encargados de controlar el acceso limitado al barranco de Masca desde donde sale una bonita ruta senderista. Además el descenso del barranco se puede combinar con una excursión en barco por los imponentes acantilados, interesante.







Un caminito baja hasta el fondo del pueblo donde ya desaparecen las casas aunque antes de subir a un restaurante con preciosas vistas y tomar un aperitivo, conocemos a un singular habitante del pueblo. Un señor que vende plátanos, piñas, miel, dátiles, etc., pero lo mejor es la charla con él, un espectáculo.






Volvemos sobre nuestros pasos por la misma carretera, no hay alternativa. Hasta el pueblo de Santiago del Teide hay que ir con cuidado, luego es bajar hasta el siguiente destino.

Puerto de Santiago

Antes de llegar a la ciudad nos detenemos al lado de la carretera donde se ubica el Mirador Archipenque desde donde se obtienen unas preciosas vistas de los Acantilados de los Gigantes.
Aquí se puede hacer alguna excursión para el avistamiento de cetáceos, aunque nosotros declinamos la opción.






Como va siendo hora de comer buscamos un restaurante y al final optamos por el Restaurante Alfonso que resulta ser una buena opción por calidad y precio.






Después de comer damos una vuelta por las playas. Hace ya calor, es la primera vez que sentimos algo de sofoco. No hemos traído bañador por lo que nos quedamos con las ganas de darnos un chapuzón y refrescarnos.






Seguimos ruta y vamos notando que la parte sur de la isla de Tenerife no tiene nada que ver con el norte, de ahí lo del contraste. Más calor y más turismo y lo vamos a ver en el siguiente destino.

Playa de las Américas

Bonitas y extensas playas llenas de bañistas, apartamentos, hoteles, centros comerciales, tiendas y más tiendas, etc. No es que hayamos venido a Tenerife buscando turismo de sol y playa, por lo que en el paseo marítimo con bonitas vistas de la playa nos resguardamos en una terraza mientras nos refrescamos por dentro.





Seguimos ruta y nos detenemos en otro pueblo costero que según Paula hay que hacerle una visita aunque sea corta. Es el primer lugar donde aparcamos sin ningún problema.

Candelaria






Una visita que se resume en el paseo por la peatonal y comercial calle de Obispo Pérez Cáceres, la inmensa Plaza de la Patrona de Canarias, las curiosas estatuas de los Menceyes, antiguos habitantes de las Islas, y la Ermita de San Blas ubicada en parte en una cueva bajo las capas de la lava.









Así acaba otro interesante y productivo día por la Isla de Tenerife. Todavía quedan muchos lugares que visitar, pero esto lo dejamos para la siguiente entrada.






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