27 abril 2024

10 años después: Rabat y Marrakech

Han pasado 10 años desde nuestra última visita a Marruecos y ya hay ganas. Por ello vamos a aprovechar para visitarlo de nuevo pero esta vez no iremos en autocaravana.

No tenemos tiempo para un viaje en auto por lo que nos tenemos que conformar con visitar las ciudades de Rabat y Marrakech.


En esta ocasión iremos Alejandro y yo, viajeremos en avión desde Madrid a Rabat y en tren hasta Marrakech. Alejandro se ha encargado de reservar vuelos y Riads. A mediodía de un lunes de Marzo partimos de Madrid, sobrevolamos la península dejándola por Cádiz y en poco tiempo llegamos al coqueto aeropuerto de Rabat.


      Rabat


Pasamos la aduana y Alejandro tiene mala suerte con la Gendarme que le toca ya que le hace perder mucho tiempo. En el mismo aueropuerto cambiamos algunos euros por dirhams y buscamos la parada del bus que nos acerque a la ciudad pero al final decidimos tomar un taxi y ya empiezan los regateos, las voces entre los diferentes taxistas, la sensación de que te quieren engañar, etc, vamos, lo típico aquí en Marruecos.
Situada dentro de la Medina de Rabat en la Rue Açam, el Riad Dar Ouezzani ha sido el lugar elegido para pasar las 2 noches. Es un lugar acojedor, limpio, cerca de todo y el trato es muy cordial.







Tras dejar las maletas nos ponemos en marcha para conocer la ciudad antes de que se haga de noche. Nos dirigimos hacia la Kasbah de los Oudayas y el gran cementerio Al Shouhada. Dejamos la Kasbah para otra ocasión y nos internamos en las zonas comerciales de la Medina. Compramos una tarjeta SIM de Orange Marroc por 70 dirhams que nos durará todo el viaje.





Después de degustar un típico y delicioso dulce marroquí que tanto nos gustan y que tienen un precio irrisorio, nos trasladamos a los márgenes del río Bu Regreg que desemboca unos pocos metros más adelante en el Océano Atlántico.




En esta parte de la ciudad vemos un parking de pago ideal para estacionar la autocaravana si se quiere visitar la ciudad, GPS: 34.029210, -6.833496.





Salimos un poco de la Medina y recorremos la Avenida de Mohammed V llena de organismos oficiales y donde se ubica la estación de ferrocarril. Aprovechamos y sacamos los billetes del tren para pasado mañana que nos trsladará a Marrakech. El precio de viajar entre Rabat y Marrakech nos cuesta 138 Dirhams, unos 13 euros por cabeza.






Vamos por la parte de afuera de la Medina reconocible por las murallas que la delimitan y así llegamos a la Plaza de Bab el Had donde existe una preciosa puerta muy bien conservada.






Hacemos una parada en una cafetería de la Medina para seguir degustando los dulces y los batidos de fruta que tan buenos están. La huerta marroquí es prolífica en todo tipo de frutas y verduras que uno puede tomar con total confianza. No podía faltar el té con menta, la bebida nacional.
Para cenar vamos al restaurante de La Liveration, ubicado en la Avenida de Mohammed V número 256 donde por poco dinero se cena bien. La experiencia no es para tanto.




Amanece otro nuevo día para conocer más en profundidad la ciudad. Encontré en su día para hacer un free tour por la ciudad, pero el chico me ha mandado un email donde cancela la visita por lo que Alejandro anoche vió que hay una empresa distinta que los hace y que parten de la Plaza 16 de Noviembre por lo que vamos para allá.









Esperamos a la hora que empieza la visita pero no llega nadie. Rabat nos da la impresión que no es una ciudad muy turística. Quizás en otras épocas del año sí que habrá más afluencia de turistas pero lo que es ahora no se ven.
Decidimos hacer la ruta por nuestra cuenta y nos dirigmos al Mausoleo de Mohammed V.









Básicamente es una gran explanada con una gran torre junto al coqueto y bonito edificio que contiene el sarcófago del Rey Mohammed V, abuelo del actual Rey. Solo se puede visitar la parte superior del edificio desde donde se comtempla el sarcófago, la decoración y los techos. La entrada es gratuita y es interesante de ver.









Una vez visto este monumento nos ponemos de nuevo en marcha hacia la necrópolis de Chellah que está algo separada de donde nos encontramos. Hace una mañana bastante buena por lo que vamos caminando tranquilamente por la Avenida Tariq Ibn Ziyad donde se alzan algunos casoplones dignos de ver.






Sabíamos que el acceso al interior de este interesante monumento está cerrado por obras de mantenimiento y restauración, pero aún así es interesante verlo por fuera. Se nos acerca el típico marroquí que quiere ganarse unos dirhams prometiéndonos que nos hará una visita guiada por el exterior y que vamos a ver las tumbas, las termas, etc. No le compramos la mercancía y hacemos nosotros el paseo por el perímetro.








Nos dirigimos ahora hacia el centro de Rabat por lo que atravesamos las murallas por la puerta de Bab Zaer y pasamos por la Mezquita Assounna para internarnos de nuevo por la Medina callejeando por la misma.




















La Medina de Rabat no es tan turística como la de Marrakech, pero sí que es más auténtica y merece la pena caminarla tranquilamente y perderse por sus callejuelas.
Ahora sí que nos internamos en la Kasbah de los Udayas, descubriendo este precioso rincón de la ciudad donde tampoco nos podemos resistir a tomar unos dulces en el café Maure.








Volvemos de nuevo al interior de la Medina buscando un lugar para comer. Vemos que hay muchos cerrados, cosa que en un principio no entendemos. Luego nos daremos cuenta que mañana empieza el Ramadán y que lo cierran casi todo. Al final encontramos el restaurante Dar Baddi, un lugar bonito, con buen servicio y donde la comida es correcta.









Nos vamos a nuestro Riad a descansar un rato ya que no hemos parado en toda la mañana y ya seguiremos esta tarde recorriendo algo más de la ciudad.



Una vez repuestos nos acercamos a la zona del gran cementerio, el faro que hay pegado al mar Atlántico junto con su animado paseo y de nuevo al interior de la Medina. Vemos que la gente está haciendo acopio de comida para cenar en casa esta noche. Probamos el jugo de caña de azúcar y unos dulces mientras obserbamos que ningún local come ni bebe por las calles, nos sentimos observados pero nadie nos dice nada.







Vemos la bonita puesta de sol desde la Kasbah de los Oudayas mientras notamos que la ciudad va perdiendo vitalidad conforme va cayendo el sol. Se hace de noche y vemos que prácticamente todos los locales de la Medina han cerrado por el inicio del Ramadán. Tenemos que conformarnos con unas pizzas para cenar en nuestro Riad.








Hoy ya nos marchamos de Rabat hacia nuestro siguiente destino, Marrakech. Tras desayunar y despedirnos de los encargados de nuestro Riad nos vamos hacia la estación para tomar el tren.


Partimos con puntualidad pero llegamos casi una hora más tarde de la prevista ya que hay bastantes paradas y en Casablanca hemos estado mucho tiempo detenidos.

Marrakech





Llegamos a nuestro Riad situado en la Rue El Ksour en plena Medina, muy bien ubicado, muy cerca de la Plaza Jemaa El Fna. Se trata del Riad Bkan. Al poco de llegar comienza una tormenta, con lo poco habitual que es esto en Marrakech y en cuando para de llover nos ponemos en marcha para visitar la ciudad.












Nos subimos a la terraza de uno de los cafés que hay en la Plaza de Jemaa El Fna y mientras tomamos un té y unos dulces podemos disfrutar de una de las mejores postales de Marrakech con la puesta de sol.










Tras cambiar euros por dirhams en la oficina de cambio del hotel Alí, la mejor opción de la ciudad, ubicado en la misma plaza, nos dirigimos al Restaurante Dar Essalam donde tenemos reserva para la cena espectáculo. Esta vez llegamos al comienzo, no como en la otra ocasión que llegamos a medio. Podemos disfrutar de este magnífico restaurante, su ambiente y comida.


















Antes de retirarnos a nuestro Riad damos una vuelta por la Plaza de Jemaa El Fna autentico corazón de la ciudad. Volvemos a llenarnos con los sonidos, olores y ambiente de este concurrido e único lugar marroquí que por la noche se transforma.





En Marrakech sí que tenemos reserva para hacer esta mañana una visita free tour con la empresa Civitatis. El lugar de encuentro se ubica en el hotel Alí. Tras las correspondientes voces y mosqueos entre los guias por los repartos damos comienzo a la visita, esto es así en Marruecos, luego no pasa nada, son todos amigos.
Comenzamos por la Koutubia, el parque de la misma, la Puerta Agnaou, la Mezquina Moulay El Yazid y el Palacio de la Bahia.















La entrada al Palacio de la Bahía cuesta 70 dirhams y los que queremos verlo tras pagar la entrada lo visitamos con las explicaciones de nuestro guía que siempre vienen bien.

















Alejandro no había visitado este interesante monumento por lo que lo acompaño y así lo vuelvo a visitar otra vez. En esta ocasión me gusta más que la primera vez que estuve aquí, me da la sensación que hay más salas abiertas y que está mejor rehabilitado.
Y como no puede ser de otra manera, antes de dar por finalizada la visita nuestro guía nos lleva a una tienda de estas que te intentan vender todo tipo remedios elaborados con plantas naturales.







Comemos en uno de los innumerables restaurantes que hay por las inmediaciones de la Plaza sin nada que destacar. Seguimos descubriendo lugares donde ir ya que esta mañana al ir en grupo hemos dejado pasar. Damos una vuelta más exahustiva por la Koutubia y nos acercamos al Hotel Royal Mansour ya que nos lo ha recomendado el guía y se puede ver por libre gratuitamente.










Tras ver este maravilloso hotel de 5 estrellas nos dirigimos a nuestro Riad para dejar unos juegos de vasos de té y una bandeja que hemos comprado a base de regateo como aquí es habitual. Seguimos recorriendo la Medina de Marrakech dejándonos llevar solo por nuestra intuición.




















De nuevo cuando se empieza a poner el sol volvemos a la Plaza para ver la puesta. Compramos en la Medina una cajita de surtido de dulces marroquíes y subimos a una terraza panorámica de un café.
Luego tomamos un bocata que te hacen a la vista en un puesto y para rematar la noche vamos a tomar algo a la Plaza.









Esto nos lo podíamos haber evitado ya que las diferentes casetas que operan en la plaza son unos listos y te intentan engañar sirviendo más de lo que habíamos pedido. De nuevo toca discutir con ellos para que se lleven lo que no les hemos pedido. Son así estos marroquíes, siempre intentando arrimar el ascua a su sardina. Esperemos que por lo menos no nos siente mal la cena.


Amanece un nuevo día que es de regreso a casa. Para desplazarnos al aeropuerto se puede tomar un bus frente a la Koutubia y en media hora te lleva a la terminal por unos 3 euros. Pero decidimos salir algo después y que nos acerque un taxi. Vuelta a las andadas, intento de engañarte, de cobrarte otro precio que ya habíamos acordado previamente, no tiene remedio esta gente. Al final 120 dirhams nos cuesta el trayecto y quedamos tan amigos. Salimos de Marruecos como hemos entrado, discutiendo.


Después de todos los trámites salimos de Marrakech en hora y poco después aterrizamos en Madrid. Nos recogen del parking donde habíamos dejado el vehículo y para comer nos damos un homenaje a base de carne que ya teníamos ganas después de estos días sin probarla, Restaurante El Descanso.



 

Este ha sido un viaje diferente a un país del que ya teníamos morriña de volver aunque solo hayamos visitado dos ciudades. Marruecos, tan cerca y todavía tan lejos, aunque cada vez menos.





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