12 diciembre 2023

Cañete, una salida natural y gastronómica

Otoño, época apropiada para hacer pequeñas escapadas por rincones naturales que se tiñen de colores y tonos melancólicos antes de la llegada del invierno.

Decidimos irnos hasta la localidad conquense de Cañete donde tenemos una cita pendiente desde hace algún tiempo cuando vinimos la primera vez.

Aparcamos dentro de las murallas, GPS: 40.043223, -1.650253 gratuito. sin servicios y muy tranquilo.







Damos una pequeña vuelta por el pueblo antes de que se haga de noche. Este pequeño pueblo conquense que no llega a 800 habitantes rebosa historia y un pasado digno de conocer. 







Posee una rica historia y así lo atestiguan los restos del castillo, murallas y algunas puertas de acceso a la villa, la Plaza porticada con la estatua de Álvaro de Luna Condestable de Castillo natural de la  localidad, el paseo fluvial con una bonita cascada, alguna casa noble o las imágenes de personas a tamaño real distribuidas a lo largo del pueblo.



Llegamos ya de noche a un bonito edificio que resulta ser la Hostería de Cañete y pasamos a tomar un café para hacer tiempo y conocer este entrañable lugar.







Damos otra vuelta por el pueblo y pasamos al Restaurante La Muralla uno de los motivos por los que hemos venido en esta época a Cañete. Y es que hace unos años cuando vinimos la primera vez nos gustó y nos prometimos volver en época de setas ya que es una de sus especialidades. Tomamos algo y reservamos la comida para los dos próximos días.





Sábado, la mañana la vamos a aprovechar en hacer una ruta senderista por la zona. Para ello nos desplazamos al pueblo de Campillos-Paravientos a unos 16 kilómetros de Cañete. Estacionamos en la plaza, GPS: 39.973325, -1.546444 gratuito y sin servicios. Se trata de una ruta senderista de unos 17 kilómetros que va bordeando el río Cabriel por un bonito entorno.





Por un bonito bosque de pinos y sabinas llegamos al río Cabriel siendo éste quizás el punto más bonito de la ruta. Lo que ocurre es que hay que subir a la montaña y vadear una rambla utilizando el sentido común y algo de intuición ya que no hay señalización alguna y la cosa es algo complicada.



Una vez superada esta dificultad la ruta ya es muy fácil y transita por huertas y siempre bordeando el río. Llegamos hasta la subida a los restos de una torre defensiva y una Ermita pero decidimos no hacer la subida y tomar el camino de vuelta hasta el vehículo.










Volvemos a Cañete, una ducha, a ponernos majos y a comer en el Restaurante La Muralla. La experiencia no puede ser  mejor, el trato, la profesionalidad, la exquisitez de los platos, la elaboración de los mismos, el sabor, etc. Y lo mejor los platos a base de setas que tanto nos gustan, una delicia.










Reposamos un poco la comida y a continuación damos una vuelta de nuevo por el pueblo, compramos algunos quesos y embutidos de la zona en la carnicería de la plaza y nos vamos a ver una obra de teatro en el centro cultural terminando así este día.








Domingo, vamos a repetir lo que hicimos ayer con otra ruta senderista esta vez por el paraje conocido como Pajaroncillo, un lugar ubicado a unos 12 kilómetros de Cañete y que se caracteriza por unas formaciones rocosas muy  bonitas y espectaculares.
Estacionamos al borde de la carretera, GPS:39.952774, -1.691966 gratuito y sin servicios.









La ruta es sencilla, está señalizada, salen unos 9 kilómetros y transita por unos paisajes preciosos rodeados de rodeno esta peculiar roca rojiza y que la naturaleza ha ido moldeando a su antojo durante miles de años.









La primera parte de la ruta es la más exigente ya que hay que hacer la subida a la montaña donde están las mejores vistas y las formaciones  más curiosas.





















Llegados al paraje conocido como castillo de Pajaroncillo por presentar la roca una forma similar a una fortaleza y por haber indicios de haber sido habitada, transitamos por un bosque y llegamos a otro paraje conocido como Las Corbeteras. Es otro lugar donde la roca se ha transformado en una especie de chimeneas, muy bonitas.
















Terminada la ruta nos volvemos de nuevo hacia Cañete, ducha, a arreglarse y de nuevo al Restaurante La Muralla a disfrutar de sus comidas y servicio.
De nuevo volvemos a quedar maravillados por la comida, el personal, calidad y trato, un diez.









Para hacer la digestión nos vamos a dar una vuelta por el Paseo Fluvial del Postigo, último rincón que nos quedaba por visitar en Cañete. Terminamos así esta pequeña escapada de fin de semana por un lugar de la provincia conquense que no defrauda, volveremos.





















 

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