07 octubre 2021

Huesca, La Magia 4ª parte

 

Cuarta y última entrega de nuestro recorrido por tierras oscenses que nos deparará pueblos históricos con un rico patrimonio. Volveremos a los Pirineos de nuevo, cruzaremos puentes románicos y descubriremos un pueblo de piedra inolvidable.


Día 10 miércoles 14 de Julio

Graus

Hemos dormido bastante tranquilos en este parking que hay pegado al río Ésera antes de que sus aguas duerman en el embalse de Barasona, una zona  muy bonita por la que transitamos ayer. GPS: 42.19428, 0.34047 gratuito y sin servicios.


Tras desayunar nos ponemos en marcha para descubrir este pueblecito. Anoche faltamos a la cita que solemos hacer casi siempre, que es la de hacer una primera visita nocturna. Por tanto, parte de la mañana la vamos a emplear en hacer un recorrido por Graus.


Por la peatonal calle de Fermín Mur accedemos al casco antiguo de Graus declarado Conjunto Histórico Artístico. Así llegamos a la Plaza Mayor o de España que parece tener algo más de ambiente que la calle por la que hemos accedido. Nos cuesta madrugar en este país, sin duda.





La Plaza es una maravilla con sus cuatro costados llenos de soportales, sus fachadas bella y ricamente pintadas y algunas decoradas con filigranas y trampantojos muy bien conseguidos que nos recuerdan más a otros lugares del extranjero como Alemania. Sin duda las casas del Barón y Heredia son las que más destacan de este bello rincón.




Seguimos callejeando siempre bajo la protección de la Basílica de Nuestra Señora de la Peña encaramada en lo alto del cerro que da cobijo a Graus. Algunas antiguos palacetes y viejas casonas nos sorprenden gratamente, aunque  no estaría de más algo de inversión para restaurarlas.



Por la Puerta de Barbastro que demuestra que un día Graus tuvo una muralla que cerró la población antigua salimos del casco antiguo en busca del puente de abajo de época medieval y de estilo románico.





Volvemos de nuevo hacia el casco antiguo con la tarea de ascender hasta el Santuario de Nuestra Señora de la Peña. Va haciendo calor y Mati, que ya lo ha dado todo, se niega a seguirme como cual cabra montesa que no tiene meta. Subo por una tortuosa senda que más bien parece llevarme a los cielos. El premio consiste en las magníficas vistas que se tienen desde aquí de la comarca y en investigar el interior del monumento.






No me recibe nadie ni nadie me echa el alto por lo que transito a mis anchas por el recinto haciendo fotos e investigando si merece la pena el esfuerzo realizado. Me meto en el interior de la Iglesia y compruebo que se trata de un templo gótico del siglo XVI con una bonita cubierta de bóveda de crucería. El resto tampoco me dice mucho, es de estos sitios que lo ves arriba y dices: "allí tengo que subir", pero poco más. Además hay un pequeño museo de iconos gratuito, aunque no lo llego a visitar.






Desciendo por una senda que conecta los huertos con sus tomateras con una especie de observatorio astronómico de un estilo peculiar que por momentos me recuerda a alguna película española de cuyo título no logro acordarme.





Me vuelvo a reunir con la media costilla comprobando que no le ha pasado nada ni a mí tampoco en este buen rato que hemos pasado cada uno por su lado. Yo haciendo el cabra y ella más relajada de tiendas y compras. Esto es hacer turismo sostenible, para que luego digan que los autocaravanistas somos más agarrados que un chotis.




Salimos de Graus viendo el vaso medio lleno, ojo que no medio vacío. Merece la pena hacer una parada de una mañana en este coqueto pueblo aunque no da la sensación que dé para más.
Ponemos rumbo norte otra vez y a la altura de un pueblecito llamado Capella observamos un precioso puente que  no podemos por más que parar a verlo, GPS: 42.19508, 0.39748, además hay un área de picnic al lado donde se puede parar para comer.

Capella







Las explicaciones las dejo para el final porque sinceramente me parece una maravilla y una preciosidad de construcción y es  mejor ver las fotos del tirón.
Construido sobre el río Isábena en el siglo XIII en estilo de transición del románico al gótico, es de estos monumentos que ofrece Huesca que no lo ves anunciado con un cartel espectacular ni nada por el estilo. Vas de cháchara con la media naranja, conduciendo tranquilamente y de golpe te topas con esta maravilla que no puedes dejar de patearla y admirarla. Sentir las milenarias piedras bajo los pies y admirar el perfecto trabajo que alguien que sabía de esto y que se pegó una buena currada hace ya unos cuantos lustros.
Para saber más: Puente románico de Capella


Un poco más adelante ascendemos hasto lo alto de un cerro donde a alguien en su día se le ocurrió poner el pueblo de Roda de Isábena. GPS: 42.29186, 0.52967, gratuito, pequeño y sin servicios. Encontramos hueco de milagro, aunque algo m´s abajo hay una explanada de tierra.

Roda de Isábena






Llevo muy buenas sensaciones con este pequeñito pueblo. He leído antes que es muy bonito y  merece la pena. Sin embargo no es esa la primera sensación que nos transmite Roda de Isábena. Creo que son excesivas las buenas opiniones leídas, aunque vamos a darle una oportunidad. El Portal de Santa Ana por donde hemos penetrado en el pueblo sí que parece poseer algo del encanto que debió tener algún día esta población.






Indudablemente la cosa cambia cuando llegamos a una pequeña plaza donde se alza imponente la Catedral de San Vicente cuyos orígenes se remontan al siglo XI nada menos.çVemos un pequeño grupo que quiere pasar al igual que nosotros. Estamos en tiempo de Covid y ya se sabe que los aforos son limitados. Conseguimos entrar por los pelos y pagamos los 3 euros por cabeza que cuesta el interior del monumento con visita guiada.






Nada más que por hacer esta visita guiada merece la pena llegar hasta aquí. Y es que uno no logra llegar a entender cómo un pueblo que cuenta con menos de 40 habitantes ha podido llegar a tener este descomunal monumento con categoría de Catedral. Mucha han debido de cambiar los tiempos para que en aquellas remotas épocas se sucedieran 15 obispos en 193 años.





Todo el conjunto eclesiástico es excepcional aunque sin ningún género de dudas destaca por encima de todo la cripta de San Román en niveles diferentes y que contiene un precioso sarcófago románico con diferentes escenas con los restos del Santo que fué obispo de Roda de Isábena.




También merecen la pena las pinturas románicas de la cripta norte, alguna pila bautismal y los trozos recuperados de la silla esculpida del obispo San Ramón del siglo IX que en su día robó el mayor ladrón de arte conocido como Erik el belga. Éste se paseó como Pedro por su casa en esta catedral y en muchos otros  monumentos robando lo que quiso y más.
Para saber más:







Finalizamos esta interesante visita en el claustro del siglo XII con bonitas columnas y capiteles con motivos vegetales y animales. Llama nuestra atención una serie de placas inscritas en latín por los monjes que todavía conservan parte de sus colores originales.






Sin duda este pequeño pueblo puede presumir de historia con sus fabulosa Catedral que domina todo este entorno. Damos un paseo por las calles del pueblo donde predomina la piedra aunque indudablemente no puede competir con la belleza de su Catedral.




Seguimos camino con el objetivo de encontrar algún lugar donde parar a la sombra y comer. A la altura del pequeño pueblo de Serradúy nos vuelve a sorprender otro precioso puente medieval y nos detenemos para echarle un vistazo. Hay suerte y en el mismo pueblo encontramos una zona con abundante sombra y césped por lo que nos quedamos a comer. GPS: 42.32174, 0.57424

Serradúy






El puente es otra maravilla de la construcción medieval al igual que el que hemos visto esta mañana en Capella, éste más pequeñito pero no menos bonito. Me informa en internet que hay una ruta por los puentes medievales de Isábena con una serie de este tipo de construcciones en la comarca de Ribagorza que realmente merecen la pena ser visitados.



En la Catedral de Roda de Isábena alguien ha comentado que había visitado el Monasterio de Santa María de Obarra u la ermita de San Pablo que pilla de camino. Comentaban el lamentable estado que presenta con algún grafiti incluso en su fachada. Como nos pilla de paso nos detenemos en su parking. GPS: 42.39462, 0.59646 gratuito y sin servicios.

Monasterio de Santa María de Obarra




En cinco minutos andando tras cruzar otro puente medieval pero en esta ocasión reconstruido de una riada que se lo llevó casi entero, llegamos a la explanada donde se yergue este monumento erigido en el siglo X. Hemos leído que para visitarlo hay que adaptarse al horario de visitas guiadas. Evidentemente ahora está cerrado por lo que nos tenemos que conformar con verlo por fuera.



Lo que más nos llama la atención es el precioso lugar donde está ubicado. Rodeado por altos farallones lo atraviesa el río Isábena mientras una colonia de buitres leonados sobrevuelan nuestras cabezas y algunos se posan majestuosos en sus altas zonas de nidificación.






Imaginamos que haciendo la visita guiada le entrará a uno mejor su valor e historia. En nuestro caso no ha sido así por lo que partimos igual que hemos venido.
Nuestro siguiente destino es ya de nuevo en el corazón de los Pirineos.

Benasque


Por la bonita carretera de montaña N-260 llegamos por fin a Benasque y estacionamos en un gran parking. GPS: 42.60562, 0.5206 que debe ser nuevo ya que no aparece en google maps. Es gratuito y sin servicios, al lado está el área de autocaravanas de pago que dispone de todos los servicios.


Justo al lado del parking hay una parada de autobuses que suben hacia La Besurta más allá de los Llanos del Hospital donde mañana queremos hacer una ruta senderista. Tras informarnos de los horarios y tarifas vamos a hacer una visita a este pintoresco pueblo pirenaico.






Vemos un pueblo con mucho ambiente, que vive netamente del turismo de alta montaña. No hay que olvidar que aquí al lado está la estación de esquí de Cerler por lo que en invierno también debe de estar petado.






Nos sorprende para bien Benasque, el buen estado de conservación de sus casonas con la piedra oscura en sus fachadas, las macetas llenas de coloridas flores, la limpieza de sus calles, la ausencia de coches en su casco antiguo, la tranquilidad que respira, el precioso emplazamiento de este lugar.





Se está celebrando misa en la Iglesia de Santa María, metemos un poco la nariz pero no nos dice nada por dentro, es más bonita por fuera. La Plaza del Ayuntamiento que está al lado es otro punto destacado de Benasque.





El día va llegando a su fin y conforme el sol se oculta detrás de las imponentes montañas pirenaicas la temperatura comienza a descender acusadamente, Hacemos unas compras de productos de la zona y para la auto a cenar, descansar, ver un poco la tele y mañana será otro día.


Día 11 jueves 15 de Julio.

Existen dos posibilidades para llegar a La Besurta. La primera es pagar los 12 euros por cabeza que cuesta el autobús que te sube y que se coje al lado del parking o ir directamente con tus propios medios, aparcar en los Llanos del Hospital y desde aquí tomar el autobús que te acerca a La Besurta. Nosotros nos decidimos por la primera. Durante el viaje somos los únicos viajeros y vamos charlando amistosamente con la conductora andaluza que está ganándose la vida tan lejos de su tierra.

Forau de Aiguallut, refugio de Renclusa




La ruta que vamos a hacer es una de las más populares de esta zona. Se trata de una sencilla ruta que nos lleva a un curioso lugar geológico consistente en un sumidero que literalmente se traga las aguas del río Ésera. Posteriormente las aguas vuelven a aparecer en el Valle de Arán y como curiosidad en vez de drenar hacia el Mediterráneo, que sería lo lógico, lo hacen al Atlántico.





La primera parte de la ruta es ascendente aunque con poco desnivel hasta que llegamos a la cabecera de la cascada de Aiguallut donde se extiende una preciosa pradera salpicada de numerosos cursos de agua. Esta ruta no la llevábamos programada. Fue a raíz de la conversación con una pareja de excursionistas en el Valle de Otal. Nos dijeron que era lo más bonito que habían visto en los Pirineos y no nos lo podíamos perder.





Los paisajes son realmente espectaculares sobretodo en la pradera donde hay infinidad de regueros de agua. Todo ello con la majestuosidad del pico Aneto nevado que con sus 3404 metros de altura lo convierten en la cima más elevada de los Pirineos.




Desayunamos tranquilamente pensando en volver por donde hemos venido, pero una familia que está cerca de nosotros nos pregunta por dónde se sube al refugio de la Renclusa. Le decimos que no lo sabemos pero nos entra el gusanillo montañero de complicarnos la vida y decidimos hacer la vuelta por el refugio.






Decisión acertada o ganas de jugar con la salud de las personas. Ahí está el dilema, ya que esta parte es durilla y hay que estar algo en forma para decidirse a tirar por aquí. A mí todo esto me encanta como a cabra montesa, pero a Mati tengo que echarle la soga e ir tirando de ella, pobre.



El premio son las preciosas vistas que se tienen desde lo alto de la ruta. Menos mal que el día es fresco y no sudamos en exceso, pero hay que tomárselo con tranquilidad. Tiempo es lo que menos tenemos ya que el autobús de vuelta sale a las 13:30 horas y el siguiente no sale hasta las 17:30 según hemos entendido esta mañana.






Por eso una vez superado el refugio la bajada la hacemos a pijo sacado como decimos en nuestra tierra. O lo que es lo mismo, sin disfrutar con tranquilidad y como se merece este precioso entorno.


Llegamos por los pelos a la salida del bus, nos sobra medio minuto para ser exactos. Y le digo a Mati, "no ves como había tiempo de sobra". El conductor me dice que cuando lleguemos a Benasque me voy a enterar de lo que son las bromas pesadas a la parienta.




Lo de lo más bonito de los Pirineos lo vamos a dejar de momento en lo segundo más bonito. Me gustó más la zona de la Pineta, aunque esto es cuestión de gustos que para eso hay colores.



Curioso lo de esta zona pirenaica o mejor dicho sorprendente y lamentable que desde Benasque no se pueda cruzar a Francia que está al lado. Parece que esta zona no se merezca tener una infraestructura que la comunique con sus vecinos franceses. Por ello hay que dar una vuelta que no es de recibo.


Volvemos por la misma carretera que trajimos ayer, muchos kilómetros para tan poco tiempo en esta zona lo se. Pero ya estamos algo saturados de hacer la cabra, sobretodo la media costilla que ya pide tierra llana. En un principio tenía también programado visitar el vecino valle de Arán pero lo dejaremos para otra ocasión.
Pasamos por Castejón de Sos y buscamos su área de autocaravanas para llenar y vaciar aguas. GPS: 42.51815, 0.48515.

Arén


Lo primero lo podemos hacer, pero lo segundo no ya que no dispone de arqueta donde tirar las aguas grises y negras. Curioso como algunos Ayuntamientos ofrecen servicios a medias, pero mejor eso que nada.
Dejamos las alturas y aterrizamos en Arén que he leído por ahí que puede sorprender. GPS: 42.25847, 0.72064 gratuito y sin servicios.


La primera en la frente, la Iglesia barroca de San Martín está cerrada cosa que ya no sorprende pues eso de las puertas abiertas para que la gente venga a mi no es algo tenido en cuenta en muchas zonas de nuestra piel de toro.




Parece ser que en toda esta zona hay importantes yacimientos prehistóricos que incluyen construcciones megalíticas y yacimientos de dinosaurios. De echo tiene un Museo de Dinosaurios que se puede visitar aunque no llegamos a probar si está o no abierto al público. Imagino que para los viajeros más peques será un buen reclamo.


El pueblo, hay que reconocerlo, tiene potencial. Algunos pasadizos donde se mezcla la roca y la madera. Algunas casas con sus fachadas pintadas en tonos ocres, bellos arcos de piedra ojivales y la fisonomía de las callejuelas denotan un pasado más floreciente que el presente.





No hacemos ademán de subir hacia lo alto de los restos del antiguo castillo ya que adivinamos el escaso interés de las pocas piedras que todavía quedan en pie. Ponemos así fin a esta corta visita a Arén


Montañana


Y si Arén no ha estado a la altura de nuestras expectativas Montañana va a ser todo lo contrario, el descubrimiento más sorprendente de este viaje.
Dos kilómetros separan Montañana de la Nacional 230, es la distancia suficiente para que en el pueblo no tengamos cobertura y no podamos seguir hablando por teléfono con Alejandro. Por ello tenemos que volver sobre nuestros pasos para terminar la conversación.


No hay pérdida para estacionar en este lugar. La carretera acaba en el pueblo por lo que la explanada que hay a la entrada es donde vamos a pernoctar esta noche. GPS: 42.15964, 0.67926 gratuito, existe un grifo donde poder llenar agua para salir de un apuro.





A ver cómo describimos lo que nos parece Montañana. Son más de las ocho de la tarde, las sombras comienzan a adueñarse del paisaje. Tomas la única callecita de piedra que te transporta a otra época, a un lugar de una belleza y armonía difíciles de explicar. La piel se eriza, tu cuerpo emana una felicidad o alegría ante lo que los ojos captan y que ni la mejor cámara de fotos puede igualar.






Síndrome de Stendhal se llama. Así lo define la wikipedia: "es una afección no catalogada en ningún manual y se caracteriza por causar un elevado ritmo cardíaco, temblor, palpitaciones cuando el individuo es expuesto a obras de arte o monumentos, especialmente cuando éstas son consideradas extremadamente bellas y producen un impacto en el observador que altera su salud".





Y lo mejor es cuando la persona que viaja junto a ti siente lo mismo, es como el amor correspondido. Montañana nos ha enamorado de manera apasionada e incondicional. Hacía tiempo que no sentíamos lo que estamos sintiendo aquí y es una sensación sencillamente maravillosa.




Vamos ascendiendo hacia la Iglesia románica de Santa María de Baldós como si nos transportara una nube a pesar de estar en el punto más elevado de Montañana. Desde la torre del antiguo castillo divisamos abajo la coqueta ermita de San Juan Bautista.




La bella portada de este templo de los siglos XII y XIII de transición del románico al gótico posee unos bellos capiteles escenificando los pecados capitales en su lado izquierdo. Mientras que en el lado derecho muestran la salvación mediante la crucifixión de Cristo. En la parte central un tímpano con la imagen del todopoderoso sostenido por dos Ángeles.





De la antigua Abadía por desgracia no quedan nada más que los cimientos y algunas paredes que demuestran las dimensiones e importancia de todo este conjunto en el pasado.
Tan solo vemos a una señora mayor con la que nos paramos un momento a hablar y por un momento nos ponemos a hacer nuestras propias conjeturas de cómo ha debido ser su vida en este pequeño pero maravilloso lugar, hoy casi olvidado.




Día 12 viernes 15 de Julio.

Montañana

Si la tranquilidad y la paz son lo que hemos vivido esta noche en el parking, damos fe que hemos sido agraciados con ello.
Habrá sido un sueño lo vivido ayer tarde, será nuestra imaginación que nos ha jugado una mala pasada. Tenemos que comprobarlo esta mañana y ver si la belleza de Montañana sigue en su lugar.






Efectivamente es real tanta belleza y armonía, lo de ayer no fue un sueño ni una imaginación. Frente al parking hay una oficina de turismo que solo abre los fines de semana. Se hacen visitas guiadas los sábados y domingos. Hoy es viernes y no podemos quedarnos un día más para terminar rematando la faena y que alguien formado nos intente explicar tanta belleza. Otra vez será, lo prometemos.




Por falta de luz nos faltó ayer visitar la ermita de San Juan Bautista con sus bellos capiteles que tanto gustaban al marido fallecido de la señora con la que hablamos ayer. Podemos atestiguar que no iba desencaminado este señor.


Repasamos callejuelas, rincones, pasadizos, el precioso puente medieval al que solo le falta el motivo por el que en su día se construyó. El agua, ese bien preciado que en esta época del año escasea por estas latitudes y por muchas otras.
Ponemos fin a este verdadero descubrimiento que ha sido Montañana con reticencias ya que cuesta salir de un lugar tan bonito. Prometemos volver más pronto que tarde y lo colocamos en nuestra estantería de lugares que más nos han impactado y gustado.



Relativamente cerca de Montañana existe un lugar espectacular para hacer una ruta senderista, el Congost de Montrebei. Quizás sea la excusa para volver algún día por esta zona.

Benabarre


Nuestra siguiente parada la hacemos en la localidad de Benabarre. Estacionamos en un pequeño parking muy bien ubicado. GPS: 42.10524, 0.48117 gratuito y sin servicios.
Benabarre también es un añadido de última hora a la ruta. Pilla de paso hacia Lérida que es a donde nos dirigimos para pernoctar esta noche y he leído que merece una parada.





Para llegar a la Plaza Mayor donde se ubica el Ayuntamiento y que pasa por ser el centro neurálgico de Benabarre hemos tenido que atravesar por pasajes cubiertos y laberínticas callejuelas que nos indican que esta población posee un rico patrimonio y una orgullosa historia.







La Iglesia de Santa María la Mayor se alza en la Plaza de la Iglesia como no podía ser de otra manera. En esta ocasión sí que el templo está abierto por lo que penetramos en el interior resultando ser una sencilla construcción con una decoración austera.







Vamos ascendiendo hasta el techo de Benabarre y así llegamos al monumento más característico de la población. El castillo de los Condes de Ribagorza demuestra la influencia y poder de esta familia de nobles en toda esta comarca.



El monumento se puede visitar por libre o con guía. La primera opción es la que elegimos nosotros por lo que pagamos 2 euros por cabeza. El interior está bastante rehabilitado y no nos dice gran cosa. También lo suponíamos, pero bueno hay que contribuir con el mantenimiento de este tipo de monumentos.




Antes de marchar de Benabarre compramos unos quesos típicos y algo de chocolate que se elabora aquí, quién lo diría. En un obrador tienen una especie de curioso museo con utensilios empleados para dicha elaboración.




Dejamos Benabarre con buen sabor de boca y ponemos rumbo a una de las pocas capitales de provincia que todavía no conocemos.
Para comer descubrimos un área de picnic junto a la carretera nacional con abundantes sombras. GPS: 42.068, 0.47482

Lérida



A media tarde llegamos a Lérida con bastante más calor que el que hemos pasado en estos doce días. Nos metemos en un centro comercial para evitar los calores más intensos de la tarde y seguidamente nos instalamos en un amplio parking donde pasaremos la noche. GPS: 41.60724, 0.62572 gratuito y sin servicios.




Hoy es ya el último día de este viaje de verano, este calor es difícil de soportar, no dan ganas de estar pateando la ciudad, pero también queremos descubrir Lérida que no la conocemos por lo que nos internamos en la ciudad sin más pretensiones que ver lo que salga a nuestro paso. Somos más de ver pueblos eso es cierto.




Parece ser que el punto con mayor interés está en la parte de la ciudad donde más cuesta llegar. La Seu Vella que resulta ser la Catedral vieja enclavada en lo alto de una colina. Penetramos en este conjunto que sorprende por sus dimensiones y por el mirador donde se obtienen unas bonitas vistas de la ciudad y su entorno.







A estas horas el monumento ya está cerrado al público. Creo que merecería la pena pagar la entrada para disfrutar de este monumento de estilo románico con transición al gótico. El claustro he leído que es una maravilla así como que también se puede subir a lo alto de la torre campanario.







Rodeamos completamente este conjunto monumental pudiendo observar desde el exterior diversas partes como los ventanales del claustro o las portadas con sus hermosos capiteles.



Bajamos de nuevo a la parte baja de la ciudad evitando pasar por el mismo barrio por el que hemos subido. Nos ha llamado la atención la marginalidad y multiculturalidad de algún barrio por el que hemos pasado, aunque tampoco hemos sentido sensación de inseguridad.


Descubrimos la parte comercial y monumental también de la ciudad con la Catedral nueva, el Palau de la Paería que alberga el Ayuntamiento con su bello patio o la Plaza de San Juan con la Iglesia del mismo nombre, algunas casas con fachadas pintadas con vivos colores y sobretodo las vistas hacia la Seu Vella.











Ponemos así fin a nuestra breve visita a la ciudad de Lérida y nos volvemos a la auto. Mañana sábado lo emplearemos en llegar a casa después de haber disfrutado estos 12 días por la provincia de Huesca que nos ha dejado una huella inolvidable donde hemos podido disfrutar de su rico patrimonio, montañas, gastronomía y de sus amables gentes.











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