29 enero 2020

El eterno renacer de un país cual ave fénix, Polonia. 2ª parte.


En esta segunda entrada del viaje por Polonia visitaremos algunas preciosas ciudades como Wroclaw o Cracovia, algún bello Palacio como el de Moszna, viajaremos hasta el horror de Auschwitz-Birkenau y llegaremos hasta los Montes Tatras al sur de Polonia.

Día 5, sábado 10 de Agosto:

Después de la visita a Swidnica que tanto nos ha gustado, ponemos rumbo hacia otra de las ciudades más bonitas de Polonia, Wroclaw o Breslavia en español.



Nos vamos directamente al parking que llevamos seleccionado y tras hacer alguna maniobra podemos estacionar correctamente la auto bajo la atenta mirada del vigilante del parking de al lado que no le gusta que las autos no pasen a su amplio y de pago estacionamiento. GPS: 51.11029, 17.0432, gratuito, sin servicios y muy bien ubicado para ver la ciudad.



Comemos en la auto y nos ponemos en marcha para hacer la visita a la ciudad. Tenemos toda la tarde por delante y al estar dentro del casco antiguo  no tenemos que perder tiempo en desplazamientos.
Por cierto, al lado del parking está el panorama Raclawice, un edificio cilíndrico que alberga un gran cuadro de 114 metros de longitud y 15 de altura que representa la batalla de Raclawicka en 1794 donde los polacos ganaron a los rusos. Nosotros no lo visitamos aunque puede ser interesante.


Con lo primero que nos topamos es con la Catedral ortodoxo-griega de San Vicente y Santiago que por dentro es bastante sencilla. Eso sí, los polacos son muy religiosos y tienen las Iglesias abiertas durante gran parte del día. Además muchas de ellas son gratuitas y se pueden visitar por libre.





Situado junto al Most Piaskowy, un coqueto y bonito puentecillo sobre el río Oder se ubica el Hala Targowa, el gran mercado cubierto de la ciudad con su bonita torre de relojes.y donde se pueden comprar típicos productos locales a buen precio.



Cruzamos por el puentecito a una de las islas que forma el río, siendo esta parte de la ciudad una de las zonas más bonitas. y con  más encanto.



Hacemos una visita a la Iglesia del Santo nombre de Jesús, con ese característico ladrillo rojo que combina con el blanco de las paredes. Se va a celebrar una boda y no podemos acceder a su interior conformándonos con ver el interior desde una reja.





Ponemos ahora rumbo al monumento que más destaca de toda esta parte de la ciudad, la Catedral  de San Juan el Bautista visible desde cualquier punto.





Bien es cierto que todo este conjunto lo forman bastantes Iglesias y es difícil elegir a la hora visitarlas todas. En este caso la Iglesia de la Santa Cruz y San Bartolomé y un bonito monumento a San Juan de Nepomuceno.







Nos acercamos ahora si a las enormes torres gemelas de la Catedral de San Juan el Bautista con 91 metros de altura y donde la visita es igualmente  gratuita.



Construida en ladrillo rojo, lo primero que llama nuestra atención es la preciosa portada de piedra.




Como elementos a destacar en su interior destacan el retablo del siglo XVI de la durmiente Virgen María, un órgano de 151 tubos, la bonita sillería y sus vidrieras. Del exterior hay que destacar las gárgolas.






La verdad es que pasear tranquilamente por esta parte de la ciudad es gratificante. Calles peatonales empedradas, Iglesias, palacetes, monumentos, las preciosas vistas del Oder, puentecitos que comunican las diferentes islas, etc.



Volvemos hacia el centro de Wroclaw para encontranos con su bonita plaza del mercado o Rynek Stowny, el verdadero tesoro de Breslavia, con sus casitas de colores de 3 o 4 alturas, su precioso ayuntamiento de estilo gótico renacentista, donde destaca su reloj astronómico. Igualmente en la plaza podemos visitar el antiguo mercado de paños.





Una vez más, y van a ser bastantes, podemos comprobar cómo este país ha sabido sobreponerse a todas las dificultades que han ido surgiendo a lo largo de su historia. Nos deleitarnos contemplando esta preciosa plaza gracias al gran esfuerzo que hicieron los habitantes de Breslavia para restaurar la plaza tal y como era antes de ser destruída en la Segunda Guerra mundial.







Una de las identidades por las que se conoce a Breslavia es por su colección de figuritas de gnomos distribuidas por diferentes rincones de la ciudad y donde hay gente que las va buscando para fotografiarse con cada una de ellas.





Realmente el encanto de toda la plaza es fascinante y te atrapa sin remedio, es sencillamente espectacular. Damos la vuelta por todo este entramado y a continuación seguimos paseando por la comercial calle de Swidnicka donde se encuentran algunos notable edificios como el Palacio de la Ópera y algunas casas señoriales.



Después de tanto  monumento toca dedicarle algún tiempo a otra de las debilidades de todo viaje, las compras en un centro comercial.
Cuando salimos de nuevo a la calle la noche se va echando encima por momentos y la ciudad parece haberse transformado ofreciéndonos nuevas perspectivas y renovadas sensaciones.


Antes de marcharnos al parking nos dirigimos de nuevo a la rivera del río Oder para contemplar la isla de la Catedral con sus preciosos monumentos bellamente iluminados.



Día 6, domingo 11 de Agosto:

Pasamos una noche muy tranquila en el parking de Wroclaw y tras desayunar partimos de nuevo y dejamos esta preciosa ciudad que nos ha impactado enormemente por su belleza.


En la autopista paramos en un área de servicio con punto de carga y descarga de aguas GPS: 50.677781, 17.649646. Estas áreas están anunciadas en las autopistas con la señal de WC para autobuses y en muchas de ellas también se puede tomar agua de forma gratuita.


Nuestro siguiente destino es el castillo de Moszna por lo que dejamos la autopista y nos desviamos unos pocos kilómetros hasta que llegamos al complejo de este Palacio rodeado de bosques.
Vemos que el parking principal es de pago y donde la autocaravana no cabe, por lo que buscamos un hueco bajo la sombra de los árboles, GPS: 50.436639, 17.766249 gratuito y sin servicios.





Unos metros más adelante del parking encontramos la preciosa silueta del castillo de Moszna en medio de una alfombra verde y rodeado de un tupido bosque.




Pasamos por taquilla y sacamos la entrada para visitar este conjunto. Nos cuesta 28 PLN, unos 6,5 euros a los cuatro y que comprobamos nos da derecho a visitar solo unas pequeñas estancias del interior así como la visita del exterior y los jardines. Las visitas guiadas creemos que solo las hacen en polaco por lo que no intentamos comprar esta opción.


Con la entrada que llevamos tan solo podemos visitar el recibidor donde hay una bonita escalera de madera, una preciosa chimenea de piedra y el comedor del hotel porque este edificio actualmente alberga un  hotel. 



Este edificio y el bosque que lo rodea perteneció a una familia alemana siendo construido en el siglo XVII. El Palacio contiene un total de 365 habitaciones y 99 torrecillas y está ubicado en una finca de más de 7000 metros cuadrados por donde uno puede perderse paseando bajo la sombra de frondosos árboles.




Sinceramente las vistas de este Palacio son fascinantes y cautivadoras desde cualquier perspectiva desde la que uno mire. Además el espléndido sol que nos está regalando este fantástico día veraniego colabora mucho para que la experiencia esté siendo realmente deliciosa.



La fachada que da al estanque y la escalera con sus fuentes, estatuas y leones de piedra son otro de los encantos de este Palacio.




Tras una infinidad de fotos para el recuerdo ponemos fin a la visita de este encantador lugar que aunque uno no lo visite por dentro es realmente aconsejable de acercarse por aquí a conocerlo.



Tomamos de nuevo camino y antes de llegar a Cracovia nos acercamos al campo de concentración Auschwitz-Birkenau con pocas esperanzas de visitarlo por dentro ya que cuando preparamos el viaje vimos que para hacer las visitas guiadas en español había que reservar con mucho tiempo de antelación pues las entradas se agotaban rápidamente.


Estacionamos en una calle adyacente al complejo, GPS: 50.03001, 19.20434, gratuito y sin servicios. Tan solo hay que pasar una puerta de una valla y seguir la calle hasta que llegamos a las colas de las taquillas. 


Hemos leído por internet que se puede visitar por cuenta propia y sin reserva a partir de las cinco de la tarde y como son ya las seis vamos a las taquillas a ver si hay suerte.
Efectivamente podemos sacar las entradas sin coste y que nos da derecho a visitar los dos complejos hasta las nueve aproximadamente.


Hacemos una media hora de cola y penetramos en este complejo después de pasar grandes medidas de seguridad donde pasamos arcos metálicos, detectores, cacheos, etc.
Enseguida nos topamos con la más famosa de las fotos de Auschwitz, la entrada al campo con la famosa frase "arbeit macht frei" que traducido al español es "el trabajo os hace libres".





No tenemos demasiado tiempo para visitar este campo junto al de Birkenau que dista unos 3 kilómetros de aquí, por lo que vamos un poco perdidos sin saber muy bien lo más imprescindible de visitar. Vemos que hay muchos edificios que contienen diferentes objetos y exposiciones de fotos donde se detalla el horror de este siniestro lugar.



Para visitar todos y cada uno de los edificios seguramente se necesitaría una tarde entera y no disponemos de la misma, más bien una hora escasa. Por este motivo visitamos algunos de los lugares destacados sin detenernos demasiado en leer las explicaciones o prestar más atención.







No obstante podemos constatar el horror y la magnitud de la tragedia que vivieron aquí cientos de miles de personas y cómo se les exterminio sistemáticamente.
La visita a uno de estos lugares sin duda es algo que marca e impacta de lleno en las conciencias, pero hay formas de hacerlo ya que la presencia de tanta gente resta silencio y respeto a un memorial de tamaña entidad.



Son infinidad de turistas los que nos agrupamos en los lugares más tétricos y siniestros, Evidentemente nosotros también formamos parte de esta marabunta y gracias que hemos podido pasar ya que no llevábamos ninguna esperanza. Pero recuerdo la soledad de la visita a Mauthausen en Austria y lo que nos impactó dicha visita, no como esta que la vemos de otra manera menos íntima y menos emocional.




Ya digo que elegir qué visitar cuando uno tiene poco tiempo es complicado, pero la cosa ha venido así. Seguimos visitando los crematorios donde incineraban los cadáveres de los presos una vez gaseados, con los techos ennegrecidos por el humo que desprendían.





Decidimos poner fin a la visita a Auschwitz y dirigirnos al cercano Birkenau. Para ello salimos de este primer complejo y nos vamos a la parada del bus que te traslada gratuitamente al segundo campo que formaba parte de este inmenso complejo de exterminio masivo.
En cinco minutos el autobús nos deja a las puertas del campo de Birkenau y podemos ver otra de las famosas fotografías de este lugar de horror, las vías de tren que se internan en el campo de concentración.






Aquí no hay gran cosa que ver, tan solo una enorme pradera donde quedan algunos restos de los cimientos de los barracones que albergaban a los presos del campo. En su intento de hacer desaparecer todas las pruebas los alemanes destruyeron prácticamente el campo entero, sobretodo los hornos crematorios.



Hay unos pocos barracones que han sobrevivido o que han reconstruido para que se vea el interior de alguno de ellos. A estas horas del día casi estamos solos, el sol se tiñe de un tono rojizo quizás en clara alusión a tanta sangre derramada en este terrorífico y horrible lugar.




Las dimensiones de este campo son realmente impresionantes y uno no es capaz de imaginar a tanta gente se encontrara recluida aquí esperando a morir.




Con los últimos coletazos de luz ponemos fin a la visita de este lugar que tanto sufrimiento generó en su día y que ha quedado como muestra y recuerdo de lo que los seres humanos podemos llegar a hacer, en este caso para mal.


Ya de noche llegamos a Cracovia y nos vamos a uno de los parkings de pago que llevamos seleccionado, GPS: 50.0584, 19.9546. A unos 20 minutos andando del casco antiguo de la ciudad, vigilado 55 PLN las 24 horas, si te pasas aunque no llegues a las siguientes 24 horas te aplican los siguientes 55 PLN como nos ha pasado a nosotros.
No tengo claro que se pueda tomar agua y menos descargar ya que no lo he visto.
Como ya es tarde dejaremos la visita de la ciudad para el día de mañana.


Día 7, lunes 12 de Agosto:



Por internet hemos reservado un free tour en español con una de las empresas que operan en Cracovia por lo que a las 10 de la mañana ya estamos junto a la barbacana que es el lugar de salida de la excursión.




Penetramos en el casco antiguo de Cracovia por la Puerta de San Florián que se abre entre las murallas que en su día rodeaban completamente toda la ciudad antigua.




Por la peatonal y comercial calle Florianska llegamos a la impresionante Plaza medieval del Mercado construida en el siglo XIII después de que los Tártaros destruyeran por completo la ciudad.



Aquí volvemos a hacer la segunda parada para que nuestra guía nos cuente algo de la historia de la ciudad, entre ellas la rivalidad existente entre Cracovia y Varsovia, por cual de las dos ciudades es  más bonita. Evidentemente nuestra guía arrima el ascua a su ciudad.


Por encima de todo sobresalen las torres de la Basílica de Santa María donde para entrar hay que pagar la entrada. Destaca un bello retablo gótico y el azul brillante de sus techos. También se puede subir a lo alto de sus torres para ver la panorámica de la ciudad. Igualmente la Torre del Ayuntamiento es otro punto a destacar en la Plaza.


Por cierto, cada hora una persona corneta en mano se asoma a una ventana de la Torre de la Catedral y toca una melodía que según cuenta la tradición tocaba un vigía dando la alarma cuando vio al enemigo acercarse consiguiendo con ello que se cerraran las puertas de la ciudad deteniendo al enemigo. Eso sí, fue lo último que hizo ya que una flecha le impactó y acabó con su vida.


Seguimos ruta y nuestra guía nos lleva a la sede de la antigua universidad, una de las más antiguas de Europa y donde, por ejemplo, estudió Nicolás Copérnico o el papa Juan Pablo II. Se puede visitar por dentro para ver algunas aulas y la biblioteca.
Nuestra guía nos pone al corriente de la operación que se llevó a cabo en tiempos de la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, cuando más de 180 profesores y académicos fueron arrestados y enviados a campos de concentración en un intento de germanizar la ciudad.




Después de esta visita nuestra guía hace una parada donde nos refugiamos del intenso calor que hace hoy y que está haciendo que constantemente tengamos que beber agua y busquemos la sombra.
Nos cuenta la importancia que jugó la Iglesia polaca y más concretamente la figura de Karol Jozef Wojtyla más conocido como Juan Pablo II en la llegada de la libertad a Polonia tras el yugo comunista que sometió a Polonia después de la Segunda Guerra Mundial.


Una vez más comprobamos el tesón, espíritu de lucha y ansias de libertad que el pueblo polaco ha tenido para renacer en infinidad de ocasiones a lo largo de su turbulenta historia. Por eso los polacos son tan religiosos y practicantes ya que conocen la importancia que ha tenido la Iglesia sobre todo en los últimos tiempos. De hecho la figura del papa es muy venerada en todo el país encontrándonos con muchas estatuas suyas a lo largo de nuestro recorrido.


Siguiente parada, el castillo de Cracovia. El cielo poco a poco se ha ido cubriendo como consecuencia del calor y las nubes van adquiriendo un tono de amenaza y que indica que pueden llegar las lluvias.


El castillo de Wawel se ubica encima de una colina que se erige al río Vístula. Dentro del recinto se puede acceder gratuitamente y si se quiere visitar alguno de los monumentos y museos que hay aquí dentro habrá que sacar la correspondiente entrada.




Aquí está ubicada la Catedral de Wawel y es el lugar donde están enterrados algunos de los más ilustres personajes de Polonia. No hay que olvidar que durante gran parte de tiempo fue la capital del país. Durante las explicaciones la guía se refiere a uno de los reyes de Polonia en tono despectivo ya que fue este rey el que trasladó la capitalidad del país a Varsovia. Se trata de Segismundo III Vasa y no goza de muchas simpatías en Cracovia.



Nos detenemos de nuevo en el patio del Castillo completamente restaurado después de los daños que sufrió durante la última Guerra Mundial.
Se pueden visitar lugares como las salas de estado, la armería, el tesoro de la corona, los apartamentos reales, etc., en resumen, que se puede echar toda una mañana solamente visitando este inmenso complejo.





Para finalizar la visita bajamos al nivel del río a ver el famoso dragón de Cracovia símbolo de la ciudad y que cada 5 o 10 minutos expulsa fuego por la boca.
Cuenta la leyenda que en las orillas del río Vístula vivía un dragón que devoraba a los ciudadanos. Nadie podía con el dragón hasta que un humilde zapatero se le ocurrió llenar una piel de cordero con azufre.


El dragón lo devoró entrándole tanta sed que se bebió tanta agua que explotó, quizás con la combinación de azufre y el fuego que contenía en el interior de sus entrañas.



Bajo un sofocante calor buscamos un lugar para comer encontrándolo en las inmediaciones del castillo en un restaurante muy famoso de Cracovia, el Pod Wawelem, donde ponen unas raciones realmente increíbles.


A la entrada hay una báscula para pesarse antes de comer y después para ver lo que se ha comido, además en los baños hay unas vomiteras por si se quiere hacer hueco.






El local está bastante lleno pero enseguida nos ofrecen una mesa por lo que no tenemos que esperar mucho. Las raciones son abundantes y la especialidad es la tabla de embutidos y carne asada así como los codillos, todo ello regado con generosas jarras de medio litro de cerveza polaca. Salimos totalmente empachados por 15 euros cada uno y con el codillo en un taper.


Decidimos hacer un alto para hacer la digestión volviendo al parking. Sacamos las sillas, nos ponemos a la sombra y recargamos pilas para lo que queda de tarde.
Tras el merecido descanso nos ponemos de nuevo en marcha y visitamos el barrio judío ya que Cracovia acogió en su día una importante comunidad de judíos.


Posee una sinagoga de pago abierta al público a la que nosotros no pasamos. Vemos un barrio con tiendecitas y locales algo diferentes y decadentes. Buscamos el cementerio judío pero no lo encontramos o no sabemos buscarlo. 


Nos trasladamos a la otra orilla del río donde antiguamente se ubicaba el ghetto donde fueron confinados los habitantes judíos de Cracovia durante la ocupación nazi. Actualmente la plaza conocida como de los héroes del ghetto la ocupan unas grandes sillas de hierro que rememoran aquel lugar.


También hay en la misma plaza una antigua farmacia que se puede visitar y donde se cuenta la historia de su dueño que ayudó a infinidad de judíos del ghetto.
Cerca de aquí también se ubica la famosa fábrica Schindler gracias a la película de Steven Spielberg y que actualmente es un museo de arte moderno.


Volvemos de nuevo a la Plaza del Mercado para terminar de verla  más tranquilamente y hacer alguna compra para la familia.




Debajo de la Plaza del Mercado hay un museo bastante interesante sobre los orígenes de Cracovia que nos ha recomendado la guía esta mañana, aunque a esta hora ya está cerrado.



Seguimos paseando por la bonita ciudad de Cracovia cuando comienza a desatarse una violenta tormenta de verano. Decidimos irnos al parking ya que estamos retirados y puede que la misma dure bastante. Como curiosidad y mientras comíamos nos ha llegado a los móviles varias alertas de fuertes lluvias por lo que alarmados salimos corriendo hacia la auto.
Aún así hemos llegado calados bajo unos fuertes relámpagos y truenos que no habíamos visto y oído en bastante tiempo. Y así ponemos fin a nuestra visita a Cracovia.


Día 8, martes 13 de Agosto:


Anoche yo quería haber salido de Cracovia para pernoctar en Wieliczka y esta mañana a primera hora visitar las minas de sal, pero el resto de la tripulación me convenció para no salir en plena tormenta. Debido a ello tenemos que pagar otros 55 PLN y llegar a media mañana a las minas.


Nos metemos en una zona para autocaravanas con todos los servicios y hasta con duchas y a menos de 5 minutos andando de la entrada a las minas, GPS: 49.98505, 20.05469 que cuesta 35 PLN las 24 horas.



La última visita de la mañana en español es a las 12:30 horas y a pesar de hacer un rato largo de cola no podemos llegar a tiempo y tenemos que esperar hasta la siguiente visita a las 16:30 para poder bajar a las minas, una mañana perdida. Sin embargo en inglés hay bastante más frecuencia de visitas pero no es cuestión de hacerla en ese idioma.


Después de comer y ya con la entrada sacada iniciamos la visita. Las entradas nos salen por 346 ZL a los cuatro o lo que es lo  mismo 80 euros, una barbaridad la verdad.
Bajamos dando vueltas por una escalera de madera bastantes metros, unos 64 aproximadamente y sobre 400 escalones y cuando llegamos al lugar donde realmente empieza la vista estamos prácticamente mareados, mal empezamos.



Nuestro guía en perfecto castellano se esfuerza en explicarnos los orígenes, la singularidad y la importancia de estas minas, pero enseguida nos damos cuenta que no hay mucho de donde sacar y que estamos en una auténtica turistada atrapa lelos.



Algunas esculturas labradas en rocas de sal, algún juego de luces y sonidos bastante mejorable por cierto, algunos maniquís de esforzados hombres y animales realizando labores de excavación y extracción de la sal, mecanismos de madera como norias y tornos y poco más.




Por fin llegamos a la gran sala que es lo más interesante y más conocido de las minas de Wieliczka y donde hay una exposición de copias de arte labradas en la pared de oscura sal.



A unos 100 metros aproximadamente bajo tierra, esta sala es una especie de capilla y es conocida como la Catedral subterránea de Polonia. Aquí todo lo que se puede ver está elaborado con la misma sal que conforma esta mina. Nuestro guía se empeña en hacernos saber lo complicado que resulta tallar este tipo de rocas de sal y por lo tanto la importancia de lo que estamos viendo.



Seguimos visitando las minas hasta que llegamos a una especie de sala donde hay unas grandes construcciones de madera que sostienen el techo, unas grandes lámparas, una exposición con diversas piedras de sal traídas de otras minas y hasta un restaurante donde, según parece, se hacen todo tipo de celebraciones.





Incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad desde el año 1978, las minas de sal de Wieliczka serán muy famosas y muy curiosas o lo que quieras, pero a nosotros nos deja con un sabor no muy dulce. Estamos deseando salir de aquí abajo y para ello aún tenemos que hacer cola para subir en uno de los escasos ascensores que asciende hasta la superficie.




En resumen la experiencia de la que tan buenas referencias teníamos antes de venir aquí nos ha defraudado bastante. A ello se ha unido la gran espera en las largas colas, el elevado precio de las entradas para lo que hay que ver y sobretodo la sensación de ser un lugar donde abusan del turista. Si volviera por la zona no volvería a verlas, eso seguro.


Sin tiempo que perder salimos hacia Zakopane ya que queremos llegar antes que se haga de noche. Por el camino encontramos tramos de carretera con dos carriles y otros tramos de carretera nacional en buen estado, donde los paisajes son realmente espectaculares con suaves colinas tupidas de verde y siempre con los montes Tatras al fondo.



Llegamos ya de noche a Zakopane y nos metemos en el parking que tenía seleccionado, GPS: 49.29761, 19.95245, de pago por el día y sin servicios. Muy bien situado de la zona comercial de la población. A esta hora la caseta de pago está cerrada por lo que nos ahorramos pagar.



La temperatura ha bajado considerablemente, se nota que estamos a los pies de los montes Tatra que hacen de frontera entre el sur de Polonia y el  norte de Eslovaquia.
Enseguida nos ponemos en marcha para visitar esta ciudad conocida como la capital de invierno de Polonia.


Básicamente todo lo que hay que ver en Zacopane está en la calle Krupowki que atraviesa toda la población. Aquí hay infinidad de restaurantes, tiendas, casonas, hoteles, etc., todos ellos construidos de madera y con varias alturas. Es la típica construcción alpina donde todo está orientado al turismo de nieve y montaña.



A pesar de que no es muy tarde se nota como poco a poco el ambiente va decayendo y los negocios comienzan a cerrar. Tan solo los restaurantes con sus típicas barbacoas donde asan una gran cantidad de carnes y pinchos están llenos a rebosar, mientras sus clientes dan buena cuenta de los manjares, y la música en directo ameniza la estancia.




Tan solo vemos una construcción en piedra, la Iglesia católica que a estas horas ya está cerrada. El objetivo de bajar hasta Zakopane ubicado tan al sur de Polonia, aparte de para ver esta curiosa ciudad es la de hacer una ruta senderista por lo montes tatras. Desde la misma población se puede acceder al teleférico ubicado a unos 3 kilómetros y ascender a lo alto de los montes, GPS: 49.26995, 19.98012. La pega es que en verano he leído que hay que hacer bastante cola para sacar la entrada.


La opción que nosotros tenemos es desplazarnos unos 20 kilómetros hasta las inmediaciones de los lagos Morskie Oko y Gzarny Stau, GPS: 49.25563, 20.10266 desde donde parte la ruta senderista y hacer algo parecido a esta: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/morskie-oko-czarny-staw-pod-rysami-14232792.
Comienza a llover y salimos corriendo hacia la autocaravana para resguardarnos. Ya veremos si mañana hace día para subir a los montes Tatras.
Pero eso ya tendrá que ser mañana que lo dejaremos para la siguiente entrada del blog.






2 comentarios:

Jose shoto dijo...

Hola, me ha sorprendido mucho lo que habéis escrito de Polonia
Qué sitios más bonitos!!
Parecen de películas.
Un saludo.

José cadiz dijo...

Hola ¿Qué tal?
Me habían contado que Polonia es muy chulo, pero en vuestra publicación, lo que me ha sorprendido son las iglesias.
¡Son espectaculares!

Gracias por compartir.