13 noviembre 2019

Navegando por el Báltico, descubriendo sus joyas y ciudades imperiales 1ª parte


Mayo de 2019 y de nuevo nos disponemos a iniciar una nueva aventura viajera en esta ocasión en crucero. Para ello nos embarcamos en el Zenith perteneciente a Pullmantur navegando por el Báltico en un itinerario que parte de Helsinki, visitando San Petersburgo, Tallin, Estocolmo, Warnemunde y Malmö.



Día 11 de Mayo, Sábado:

Hemos pasado la noche en un hotel cerca del aeropuerto de Madrid llamado Aparcavuela una buena opción para dormir, dejar el coche y que lo lleven y lo recojan a uno cuando tienes que tomar un avión.
Volvemos a coincidir con nuestros amigos de Valladolid y Málaga a los que conocimos el año pasado en el crucero por los fiordos noruegos,


Después de un vuelo sin problemas, llegamos a la capital de Finlandia y seguidamente nos trasladan al puerto para proceder al embarque. Esta vez nos toca la mala suerte ya que algunos vuelos han llegado con retraso y se ha agolpado todo el mundo en la zona de cheking por lo que tardamos algo más de la cuenta en embarcar.



Tenemos nuestra primera excursión para conocer algo de Helsinki y sin tiempo alguno nos montamos en el autobús en el que recorreremos la capital finlandesa.
El tiempo es lluvioso y desluce algo la excursión ya que los cristales del autobús están empañados y no podemos disfrutar de las vistas como sería lo recomendable.
Enseguida nuestro guía nos hace un resumen de la tortuosa historia del país que ha estado casi siempre bajo el dominio de los imperios ruso y sueco por estar entre ambos.


La primera parada que hacemos es en el la Plaza del Senado, probablemente la Plaza más bonita e interesante de la ciudad con varios edificios muy bonitos de ver como la Catedral luterana, el monumento a Alejandro II de Rusia, el Palacio del Gobierno, la Casa Sederholm, el Museo de la ciudad o el edificio central de la Universidad de Helsinki.




Una pena que esté tan oscuro a pesar de ser las tres de la tarde y que esté lloviendo ya que le quita luz a esta coqueta y bonita plaza. Subimos las escalinatas y nos adentramos al interior de la Catedral luterana con un interior bastante sobrio notándose el estilo frío, sin decoración y nuevo de la misma ya que se terminó de construir en 1853. Sin duda el exterior es más bonito que el interior.




Como se trata de una visita guiada y el tiempo que dedicaremos a la misma se ha visto recortado por los problemas de embarque proseguimos la ruta en el autobús. Pero sin duda al tener más tiempo la Plaza es un buen lugar para ver por dentro alguno de los monumentos reseñados anteriormente.
Para saber más: Plaza del Senado, Helsinki.


Situada en el golfo de Finlandia es una ciudad de dimensiones reducidas y que se puede conocer bien en un par de días o un fin de semana ya que su centro histórico no es muy grande.
Edificios clásicos y modernos se mezclan con influencias rusas y suecas al haber estado sometido el país en diferentes épocas a estos dos imperios.


El autobús va recorriendo la ciudad pasando por la parte de los muelles desde donde parten los ferris para visitar las distintas islas y canales de la ciudad, los grandes parques de los que dispone la ciudad, que más bien se puede decir que es la ciudad la que está metida en un enorme bosque. 


Hacemos la segunda parada en la Plaza del Mercado otro de los lugares con más ambiente de la capital aunque hoy no es el caso ya que debido al mal tiempo el ambiente está algo desangelado. En verano es un hervidero de gente que se reúne aquí alrededor de los abundantes puestos de comida y de souvenirs, todo ello animado por la gran actividad del puerto.


En las inmediaciones de la Plaza del Mercado se ubica la bonita Iglesia ortodoxa Uspenski que es la catedral ortodoxa más grande de Europa occidental. Situada en lo alto de una colina es visible desde cualquier lado y nos llama la atención el ladrillo rojo con el que está construida así como las trece cúpulas doradas que representan a Cristo y los doce Apóstoles. Nos hubiera gustado disponer de más tiempo para visitarla por dentro, así como la zona donde está ubicada.


Seguimos ruta montados en el autobús y ahora pasamos por la estación Rautatientori, un bonito edificio estilo Art Nouveau que en 1919 inició su andadura como la central principal de tren de la ciudad siendo considerada como una de las estaciones de ferrocarril más bonitas del mundo.




La última parada que hacemos es en el parque Sibelius para contemplar el monumento al compositor  finlandés Jean Sibelius que desarrolló su obra en el siglo XX siendo el autor de la música del himno de Finlandia y que se convirtió en uno de los símbolos culturales del país.



El resto de la excursión es aprovechado para hacer preguntas a nuestro guía sobre el nivel de vida, las costumbres de los habitantes, el estado de la famosa educación finlandesa, y otros temas del país que nos parecen interesantes.
Ponemos así fin a la corta excursión por la ciudad de Helsinki ya que a las 17:30 horas parte nuestro crucero hacia San Petersburgo despidiéndonos así de esta corta estancia en tierras finlandesas.


Día 12 de Mayo, domingo:

La tarde y la noche anterior han sido de navegación a bordo del Zenith por el golfo de Finlandia hasta que a primera hora de la mañana hemos atracado en la ciudad de San Petersburgo que podríamos considerar como la joya del crucero.
Hoy y mañana tocan excursiones que hemos reservado por nuestra cuenta con http://shorex.ru/, una agencia local con autobús, guía en español y almuerzos.


Al estar en Rusia, tenemos que pasar la aduana en las instalaciones del puerto nada más bajarnos del barco. Con el pasaporte y la autorización que nos ha remitido la agencia local vamos pasando de uno en uno por los puestos donde las serias agentes de policía rusas van cumplimentando los documentos para la entrada en el país.
Algo que nos recalca la guía es que llevemos mucho cuidado con nuestros pasaportes ya que si lo perdemos o nos lo roban no podremos embarcar en el barco y tendremos que ir a Moscú para que nos expidan uno nuevo con el consiguiente trastorno que ello conllevaría. 



Tras esperar un rato a que salgan todos los pasajeros que tienen contratada la excursión, partimos hacia el centro de San Petersburgo. El día está algo gris y la falta de luz hace que las fotografías no salgan con esa luminosidad que merece una ciudad tan impresionante como esta.
Conforme vamos acercándonos al centro nuestra guía nos explica la corta historia de la ciudad fundada en 1703 por el Zar Pedro el Grande conocida antaño como Petrogrado y más tarde como Leningrado, conocida como la "Venecia del norte" por sus más de 400 puentes que atraviesan los numerosos canales.


Para descargarse o ver más mapas de San Petersburgo: 


Llegó a ser la capital del imperio ruso unos 200 años hasta que estalla la Revolución Rusa donde fue centro de la rebelión. Posteriormente sufrió 29 meses de bloqueo por parte del ejército alemán sufriendo duros bombardeos. Actualmente es la segunda ciudad en importancia y con  más habitantes de la Federación Rusa.


La primera parada que hace el autobús es en el muelle de las Esfinges al lado del enorme río Neva y con unas vistas espectaculares de la ciudad. Este muelle es un punto muy turístico como podemos observar por los autobuses que van llegando y descargando a los viajeros. Por ello nuestra guía nos vuelve a advertir una vez más de la presencia de carteristas y nos recomienda que dejemos los pasaportes en el autobús.




En el muelle podemos apreciar las dos esfinges egipcias instaladas aquí entre 1832 y 1834 que fueron adquiridas por el Zar Nicolás I. También desde este punto podemos admirar otras partes de la inmensa ciudad como la Academia Imperial de las Artes, el Palacio Nicolaievsky, el Museo Hermitage, la dorada cúpula de la Catedral, la fortaleza de Pedro y Pablo, etc.





Tras esta primera toma de contacto con los encantos de esta preciosa ciudad volvemos al bus y un poco más adelante nos volvemos a bajar para contemplar otro panorámica de la ciudad, concretamente en una curva del río con unos jardines donde las vistas son todavía más bonitas. Mire uno donde mire solo ve belleza, fastuosidad, elegancia y una grandeza digna de admiración.









Continuamos ruta y la siguiente parada que hacemos es en la impresionante y preciosa Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada que nada más verla nos deja con la boca abierta por lo diferente y bonita que es.



Lo bueno de hacer este tipo de excursiones con guía es que uno no tiene que hacer cola ya que nuestra guía se encarga de sacar las entradas, e inmediatamente pasamos al interior de este precioso monumento.


Y si por fuera se queda uno con la boca abierta cuando penetras en su interior la boca directamente ya se te cae al suelo cuando contemplas la belleza de los mosaicos con escenas bíblicas, murales multicolores de estilos clásico, moderno y bizantino.


Esta Iglesia ortodoxa fue erigida en el mismo lugar donde en el año 1881 fue asesinado el Zar Alejandro II en un atentado. Las obras comenzaron en 1883 y finalizaron en 1907 con dinero casi en su totalidad aportado por la familia imperial.

 


La capilla de Alejandro II es uno de los lugares más impresionantes del interior de la Iglesia con cuatro columnas de jaspe y cuatro jarrones en las esquinas marcando el punto exacto donde el Zar fue asesinado con una bomba.





Suelos de mármol con 45 mosaicos que no se repiten, columnas y paredes ricamente decoradas con vivos colores, magníficas lámparas colgantes, mosaicos y murales por todos lados y que ocupan todo el interior de la Iglesia. No se cansa uno de mirar a un lado y otro, girar la cabeza para ver en las alturas el Pantocrator y demás imágenes de Apóstoles y Santos.



Esta Iglesia ha sufrido daños a lo largo de su historia como en el periodo de la revolución de 1917 cuando fue saqueada, siendo cerrada en 1932. Durante la Segunda Guerra Mundial fue usada como depósito de alimentos durante el sitio de Leningrado. En este periodo cayo una bomba en la mayor cúpula, la cual no explotó y permaneció incrustada casi 20 años y al ser encontrada se comenzaron las obras de reconstrucción por lo que debido a esta circunstancia la Iglesia se salvó y hoy en día es uno de los mayores atractivos turísticos de San Petersburgo.


Después de visitar el interior ahora sí tenemos algo más de tiempo para admirar su fachada exterior donde sin ninguna duda destacan sus cinco cúpulas centrales de cobre así como las otras más pequeñas con forma de cebolla y decoradas con vivos y bonitos colores.





Gratamente maravillados por haber podido ver este precioso monumento y con las ganas de haber querido permanecer algo más de tiempo partimos hacia el restaurante donde comeremos hoy y que está incluido en la excursión. 









La experiencia culinaria resulta ser recomendable y salimos satisfechos con la calidad y cantidad de lo degustado. No así los que han optado por tomarse alguna cerveza, ya que han comprobado lo caro que es el zumo de cebada en estos lares, a razón de 7 euros la cerveza.





El siguiente destino es el Museo Hermitage de San Petersburgo donde volvemos a comprobar el buen hacer de nuestra guía que nada más dejarnos el autobús nos introduce al interior de este magnífico  museo, no sin seguir recordando que tengamos mucho cuidado con nuestras carteras y sobre todo con los pasaportes pues debido a las aglomeraciones hay mucho carterista.



Este impresionante conjunto ubicado al lado del río Neva formado por seis edificios alberga una de las mayores y mejores pinacotecas y museo de antigüedades del mundo. 



El edificio más importante es el Palacio de Invierno residencia oficial de los antiguos zares. Este museo se formó con la colección privada que fueron adquiriendo los zares durante varios siglos siendo en 1917 cuando se declaró museo estatal.



Es una pena tener que ir viendo todo este complejo de una manera algo rápida y sin poder detenerse lo suficiente en algunos lugares, pero es lo que tiene hacer una excursión organizada. Además si le añadimos la gran cantidad de gente que hay aquí nos da como resultado que la experiencia no sea lo mejor que cabría esperar.



Con más de tres millones de piezas que abarcan desde piezas antiguas egipcias, griegas y romanas, cuadros y esculturas de Europa occidental, arte oriental, arte ruso, joyas o armas, etc. También posee una buena pinacoteca considerada como una de las más completas del mundo.



Sala tras sala vamos avanzando y disfrutando de la arquitectura, decoración y objetos que contienen donde uno se quedaría más tiempo para tratar de captar más despacio la cantidad y calidad de las obras de arte que este gran complejo alberga.



Llegamos a la sección de antiguas civilizaciones, que personalmente es la que más me gusta, ya que están expuestas piezas de las civilizaciones egipcias, griega y romana. Aquí me quedaría toda la tarde admirando tamaña colección que no deja indiferente a nadie por su riqueza y conservación.





Pero tenemos que seguir adelante disfrutando de más estancias y salas ricamente decoradas que reflejan una opulencia digna de los antiguos zares, con columnas y techos pintados de oro.











Sinceramente creo que el Hermitage de San Petresburgo es el museo más bonito de los que haya visitado hasta el día de hoy y para poder apreciarlo habría que estar dos o tres días para hacerse una  mejor idea de la gran cantidad de obras de arte que contiene.







Como el tiempo que tenemos es limitado ponemos fin a la visita del museo tras haber estado un par de horas recorriendo lo más básico del mismo. Una visita a la Plaza del Palacio para contemplar desde otra perspectiva todo el conjunto arquitectónico que conforma el Museo del Hermitage así como la Columna de Alejandro.







Nos desplazamos unos metros más adelante junto a un canal desde donde parten barquitos que hacen un recorrido por los diferentes canales para tener otra perspectiva de la ciudad de San Petersburgo.




Desde el agua se aprecia la ciudad de otra manera diferente. Lo que más me llama la atención es la grandiosidad de esta ciudad, las grandes dimensiones que posee, la cantidad de edificios que alberga y la monumentalidad de la misma que se puede apreciar en cualquier dirección en la que uno mire.




Ese esplendor que refleja, la majestuosidad de sus edificios, la amplitud de la misma sin grandes edificios que tapen la luz que desprende, la limpieza y magnífica conservación que exhibe, en definitiva la maravillosa ciudad de San Petersburgo que nos está sorprendiendo muy gratamente.





Después de esta excursión en crucero que también va incluida en el precio, ponemos rumbo a una tienda donde poder adquirir algún típico detalle de nuestra visita a la ciudad.









Cada cual hace las compras que considera oportunas como detalles de ámbar, vodkas, muñecas matriuscas, orfebrería, ropas de invierno típicas rusas, etc. Así partimos hacia el barco donde cenaremos y después seguiremos con otra excursión nocturna por la ciudad.






Después de cenar nos ponemos de nuevo en ruta para hacer un recorrido nocturno por la ciudad. Pasamos por lugares que por el día ya hemos visitado. Pero de noche la ciudad tiene otro encanto y está muy bien iluminada sobretodo sus monumentos.



Vamos haciendo paradas cortas donde nos bajamos un tiempo para admirar los monumentos, echar alguna foto y seguir hacia el próximo monumento. Nos detenemos por ejemplo junto a la Catedral de San Isaac, en la Catedral de Kazán, en el Teatro Alexandrinsky, la Catedral de la Sangre Derramada, el Museo Hermitage, etc















Si de día San Petersburgo te atrapa, de noche directamente te enamora. Es increíble lo bonita que es esta ciudad, lo bien iluminada que está, la grandiosidad de la misma que de noche incluso se potencia más si cabe otorgándole un toque misterioso y romántico.




Para terminar el día nos dirigimos al extremo de la isla Vasilievski para ver la apertura de los puentes levadizos, concretamente el puente del Palacio, otra atracción turística de la ciudad, por algo se le conoce a San Petersburgo como la Venecia del norte.


De madrugada se procede a levantar alguno de los 342 puentes que posee la ciudad para que puedan pasar los barcos. Poco a poco van llegando a la zona cruceros del tipo que hemos tomado esta tarde para presenciar de cerca este espectáculo.
A la hora establecida se corta el tráfico rodado de la carretera y despacio van subiendo las dos partes del puente hasta quedar totalmente verticales. La belleza de los edificios circundantes y la iluminación del puente le otorgan a esta maniobra un interés digno de ser visto y presenciado.




Con este último espectáculo ponemos ahora sí fin al día de hoy que ha sido intenso y bastante bien aprovechado por la cantidad de lugares que hemos visitado y por lo que nos ha gustado la ciudad.

Día 13 de Mayo, lunes:

Amanece un nuevo día bastante soleado aunque las temperaturas no son las del año pasado en Noruega, por la noche bajan más y no suben tanto durante el día.
Tras desayunar nos ponemos de nuevo en marcha para seguir haciendo las excursiones con la misma agencia de ayer. Hoy toca la visita a una estación de metro de la ciudad y a los Palacios de Catalina y Peterhof situados a las afueras de la ciudad.


El metro de San Petersburgo posee algunas estaciones muy bonitas y por este motivo es otro atractivo turístico más. Quizás no llegue a la fastuosidad del metro de Moscú pero las de aquí tampoco están mal. Por ello nos desplazamos en bus a una estación y desde aquí tomamos un tren para llegar a una estación que debe ser una de las más visitadas del metro de San Petersburgo.



Nuestra guía nos previene que en el metro hay bastantes robos y que estemos muy atentos ya que si nos roban el pasaporte no podremos entrar en el barco y tendremos que irnos a Moscú para que nos hagan uno nuevo, por lo tanto la avería sería importante. Debido a esto Mati me está haciendo un placaje al hombre desde que hemos llegado a San Petersburgo y no se separa de mí un instante.



Cuando la guía nos indica, nos bajamos de nuestro tren en la estación llamada Avtovo que pasa por ser una de las más bonitas de toda la red del metro. Y ello es debido sobretodo a sus preciosas columnas de mármol y cristal elaboradas de forma extraordinaria.


También destacan los símbolos del pasado soviético de la ciudad, las grandes lámparas colgadas de los techos bellamente decorados, las esculturas y los adornos de metal de las paredes donde el mármol es el claro protagonista.









La verdad es que esta estación no tiene nada que ver con cualquiera que hayamos visto hasta ahora que pasan por ser lugares tenebrosos llenos de publicidad, grafitis y suciedad. Aquí hay una opulencia y vistosidad que uno se pregunta el motivo de hacer este gasto y este impresionante trabajo oculto bajo tierra..




Una vez visitado el bonito metro de la ciudad partimos hacia el Palacio de Catalina situado a unos 25 kilómetros, en la ciudad de Pushkin.
Nos deja el autobús y nos recibe una banda de músicos perfectamente ataviada que al oír que hablamos castellano se ponen a tocar el Viva España y similares para conseguir algo de dinero.





Este Palacio es una maravilla y posee unas dimensiones alucinantes. Esos colores azul cielo combinan a la perfección con los dorados y blancos de las paredes. Imposible resistirse a hacer mil fotos del edificio. Todo este conjunto de Palacios y jardines está declarado Patrimonio de la Humanidad.


Nuestra entrada es para visitar el interior del Palacio y los jardines, también existe la posibilidad de comprar la entrada por separado. Empezamos la visita al interior tras nuestra muy eficiente guía que nos va contando la historia de este inmenso Palacio de verano de los zares.



El origen de este Palacio data del año 1717 cuando la emperatriz Catalina I de Rusia contrató a un arquitecto alemán para que le construyera un palacio de verano con el objetivo de distraerse la familia real. Fue la emperatriz Isabel quien más tarde remodeló a su gusto el Palacio empleando más de 100 kilos de oro para dorar la fachada y las estatuas del tejado.



El Palacio fue saqueado por las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial como muestran algunas fotos expuestas quedando seriamente dañado. Posteriormente fue reconstruido para en el año 2003 abrir con todo el esplendor que tuvo cuando se construyó.





Los puntos fuertes del Palacio y que pasan por imprescindibles son el magnífico salón de baile y la Cámara de Ámbar, una lujosa habitación del Zar compuesta por un conjunto de paneles, zócalos y muebles formados por miles de astillas de ámbar. Cuando nos toca visitar la misma vemos que está prohibido hacer fotografías por lo que intentamos captar con nuestras retinas todos los detalles posibles.



Dicha Cámara de Ámbar es una réplica realizada en ese año 2003 por empresas alemanas y rusas en compensación por el desmantelamiento de la cámara original por el ejército alemán y su posterior traslado al castillo de Königsberg donde fue exhibida. Al término de la guerra ya nunca se supo más de ella y permanece en paradero desconocido. El que la encuentre se hará de oro ya que su precio es incalculable.


Arriba se puede apreciar la preciosa Cámara de Ámbar donde no está permitido hacer fotos y que se ha subido una de las que hay en internet. Abajo lo más cerca que estuve de disparar a la sala de ámbar una vez pasada la puerta y más abajo una pieza elaborada en este material precioso.






Vamos pasando sala tras sala y no podemos más que maravillarnos por tamaña belleza y opulencia que destila este lugar, lo que nos lleva a preguntarnos por la forma de vida y lujo del que disfrutaban estas gentes de la realeza.



Parece ser que antes de que el ejército alemán llegara al Palacio, los vecinos de la zona fueron retirando las numerosas obras de arte, utensilios, muebles, joyas, etc. y escondiéndolos para que no cayeran en manos del enemigo y gracias a ello se pudieron salvar bastantes artículos.






Paredes llenas de oro, marcos también bañados en este elemento, preciosas chimeneas decoradas con piezas de cerámica azulada, maravillosos suelos de madera con formas geométricas, grandes espejos, enormes lámparas colgantes llenas de precioso cristales, techos pintados con unas perspectivas increíbles, muebles de madera ricamente decorados, etc, etc, etc, una maravilla en definitiva.







Salimos al exterior realmente impresionados y extasiados con tanta belleza y armonía y procedemos a visitar los cuidados y geométricos jardines de este complejo palaciego.



Vemos un cartel informativo que nos muestra este gran complejo con lago incluido y entendemos que solo hemos visto lo esencial, pero que bien podríamos quedarnos un día entero recorriendo este gran bosque que contiene más y más edificios dignos de ser visitados.





Pero el tiempo del que disponemos está cronometrado y tenemos que seguir ruta por lo que regresamos de nuevo a San Petersburgo parando en un restaurante para comer y por la tarde proseguir la visita al Palacio de Peterhof.







Tras otra satisfactoria experiencia culinaria con platos típicos rusos partimos hacia el Palacio de Peterhof ubicado a unos cuarenta kilómetros de la ciudad.




Llegamos por fin a la ciudad de Peterhof ubicada al lado del mar en el golfo de Finlandia y donde se ubica este conjunto de palacios y jardines creados por orden de Pedro el Grande. Es conocido también como el Versalles ruso y actualmente es Patrimonio de la Humanidad.






Hasta la Revolución Rusa fue residencia de los Zares y a partir de 1918 fue transformado en museo. En la Segunda Guerra Mundial las tropas alemanas lo ocuparon y prácticamente lo destruyeron. Aunque hay quien dice que fue el propio Stalin el que mando destruir el Palacio para evitar que lo ocuparan los alemanes.Tras la guerra fue reconstruido y actualmente luce esplendido y majestuoso, aunque se siguen realizando obras de restauración.







El complejo de Peterhof está constituido por el Palacio Grande es estilo barroco y los espectaculares jardines y fuentes que rodean el Palacio. También existen otros edificios más pequeños que albergan museos y que también se pueden visitar.


Una vez en la gran cascada y las fuentes del Palacio no podemos más que quedarnos estupefactos y maravillados por la belleza que destila este precioso lugar que nos embriaga de sensaciones, emociones y sentimientos.
La gran cascada está está adornada con treinta y siete esculturas de bronce y ciento cuarenta y dos juegos de agua que recoge un gran canal que desemboca en el golfo de Finlandia. 
  




Nosotros nos limitamos a visitar los jardines y fuentes, no así el interior del Palacio no se si por ser las horas que son ya que no nos daría tiempo a verlo por dentro o porque realmente las entradas que ha sacado la guía no lo incluyen.





Damos un paseo por los jardines descubriendo otras fuentes menores pero igualmente bonitas y regresamos de nuevo a la gran cascada para iniciar el regreso a San Petersburgo ya que debemos de embarcar antes de las seis de la tarde que es cuando parte nuestro crucero.





Dejamos este maravilloso lugar del que, sin ninguna duda, nos quedará un especial recuerdo así como el Palacio de Catalina, dos símbolos del poderío de los zares de Rusia en aquella época pasada y que tras sus respectivas reconstrucciones ha llegado a nuestros días para que podamos verlos y admirarlos.



Tras embarcar en el Zenith partimos hacia nuestro siguiente destino sin dejar de mirar a la ciudad de San Petersburgo que va quedando poco apoco atrás y que nos ha cautivado y atrapado para siempre.
Nuestra siguiente parada será la ciudad medieval de Tallin capital de Estonia, aunque esto lo dejaremos para la siguiente entrada del blog que nos deparará nuevos destinos y emociones.













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