01 noviembre 2018

Cambiamos las 4 ruedas por el barco, los fiordos noruegos en crucero. 1ª parte


Desde que nos metimos en este mundo autocaravanista el primer destino que imaginamos fue Noruega. Ahora tenemos la oportunidad de cumplir parte del deseado sueño visitando una zona del país, los fiordos. Aunque tendremos que esperar para hacerlo en autocaravana y mientras eso llega nos embarcaremos en un crucero para una primera toma de contacto con Noruega.
Salimos dirección Madrid y lo hacemos con la autocaravana ya que nos interesa estar en el aeropuerto temprano y sobretodo a la vuelta, que lo haremos ya al últimas horas del día por lo que nos resultará más cómodo pernoctar en la auto. Elegimos el parking de Valdebernardo como de costumbre donde permanecerá estacionada estos 7 días.


Dia 1º. Sabado 19 de Mayo. Hacia el crucero.
Mediante la línea de metro llegamos a la terminal 4 de Barajas y tras facturar pasamos a la zona de embarque hasta que se acerca la hora del vuelo. Tiempo para curiosear en las tiendas del aeropuerto y cuando se acerca la hora del vuelo ponemos rumbo hacia la puerta donde embarcaremos para lo cual tenemos que tomar otro tren subterráneo que ya nos deja en la puerta de embarque.


Ponemos rumbo a la ciudad alemana de Rostock ubicada en el norte del país y desde donde sale nuestro crucero que nos hará el recorrido hacia los fiordos noruegos.




El vuelo transcurre con normalidad y en un par de horas estamos aterrizando en un aeropuerto militar  alas afueras de Rostock donde nos dicen que está prohibido captar imágenes. Al ser un vuelo charter todos los pasajeros vamos al mismo sitio por lo que mediante unos autobuses nos van desplazando al puerto de la ciudad donde está fondeado el Zenith barco perteneciente a Pullmantur.


Tras el papeleo oportuno para embarcar como presentación de pasaportes, foto de rigor, expedición de la tarjeta que te permite embarcar y desembarcar, registro de la tarjeta visa, asignación de camarote, dejar las maletas para que luego las suban, etc., subimos por fin a bordo.


Localizamos nuestro camarote y tras esa primera toma de contacto y todavía moviéndonos como primerizos decidimos investigar y descubrir lo que nos deparará el Zenith durante los próximos siete días.




El barco en sí tampoco es que sea todo todo de lujo y deslumbre lleno de encantos, pero cumple a la perfección con lo que nosotros andamos buscando, tripulación que habla casi toda ella el español, todo incluido, buena comida, amplitud de horarios para poder comer, variedad de restaurantes donde poder hacerlo, variedad de espectáculos, etc. y todo ello a unos precios bastante ajustados.
Para saber más: Buque Zehith



Día 2º. Domingo 20 de Mayo. Día de navegación.
El primer día de crucero lo empleamos en recorrer el trayecto entre Rostock y Stavanger ya en Noruega por lo que durante todo ese día lo dedicamos a disfrutar del barco, conocer a las otras dos parejas de mesa con los que haremos muy buena amistad, disfrutar de las instalaciones, los espectáculos que nos brindan por las noches, etc.



Día 3º. Lunes 21 de Mayo, Stavanger.
Cuando nos levantamos ya estamos atracados en el puerto de Stavanger primer destino de Noruega y lugar que se visita antes del inicio de los fiordos noruegos.
Esta ciudad situada al suroeste de Noruega tiene poco más de 132.000 habitantes siendo la cuarta ciudad más poblada y es conocida como la capital europea del petróleo siendo el principal ingreso de la ciudad el sector petrolífero. Posee una de las universidades más importantes del país así como una amplia oferta cultural con numerosos museos.


Desde la borda vemos que este destino es uno de los visitados por los autocaravanistas ya que observamos varias de ellas estacionadas en el parking del puerto, GPS: 58.972808, 5.735098, pegando al Museo del petróleo. donde se puede ver todo lo relacionado con las tecnologías que se aplican a la industria petrolífera. La visita es de pago.


Desde Stavanger existe la posibilidad de hacer la famosa ruta del Preikestolen o púlpito. Tras pensar mucho si hacemos la excursión que nos propone el crucero, decidimos no hacerla ya que Mati todavía no está totalmente recuperada de su lesión de ligamento y preferimos no forzar.
Para iniciar dicha ruta hay que llegar al parking desde donde hay que hacer a pie una ascensión algo durilla de un par de horas hasta llegar al mirador. GPS: 58.991659, 6.138233



Dado que la excursión no la vamos a hacer dedicaremos el día a recorrer la pequeña ciudad de Stavanger a nuestro aire y sin prisas. Volveremos al barco a medio día a comer y lo que nos quede, por la tarde terminaremos de visitar la ciudad.


Llegamos a un precioso parque con un lago en medio y podemos contemplar el edificio más antiguo de Stavanger, la Catedral de San Vito construida en el siglo XII. Para acceder a su interior hay que pagar unas 30 coronas, poco más de 3 euros.
Tras dejar las calles comerciales llegamos a la Iglesia de San Pedro con su colorida fachada de color rojo y la torre de color verde.



A pesar de ser lunes nos enteramos que es festivo en Noruega por lo que la mayoría de las tiendas están cerradas y no vemos demasiado ambiente por las calles. Stavanger tiene un casco antiguo pequeño y se ve perfectamente en una mañana. 
Tras pasar de nuevo por el parque ponemos rumbo a otra zona verde donde nos encontramos con una antigua casa del siglo XVII llamada Breidablikk.



Es una casita de madera que funciona como museo donde se exponen muebles, utensilios, trajes, menajes, etc de aquella época. Por dentro no sabemos como será pero por fuera es muy bonita. Al ser festivo la encontramos cerrada al público.



Ahora nos desplazamos a la parte baja de la ciudad que está pegada al puerto. Y es que esta parte de la ciudad es la más antigua y a la vez la más pintoresca y bonita ya que posee 170 casas blancas de madera. Por ello es el mayor asentamiento de casas de madera del norte de Europa.




En esta zona es donde mayor cantidad de turistas se ven, sin duda atraídos por la belleza y armonía de tan singular rincón. Por encima de los tejados de las coquetas casitas sobresalen las mastodónticas siluetas de los cruceros atracados en el puerto.




Esta zona del puerto está muy concurrida por turistas y locales. Hay algunos puestos callejeros donde poder adquirir algún típico artículo de Noruega.



En otra ligera colina próxima al puerto se alza la torre de vigilancia Valber construida en 1853 y desde donde se obtienen unas bonitas visitas de la ciudad y su puerto. Hay que pagar entrada para subir a la torre.




Así y con todo se nos ha hecho la hora de comer por lo que regresamos al barco a reponer fuerzas y descansar un rato ya que hasta las cinco de la tarde no zarpamos.



Tras descansar bajamos de nuevo para terminar de recorrer lo que nos queda de la ciudad. Pasamos por la colorida calle Ovre Olmegate una idea de un peluquero local que en 2005 decidió que se pintaran todas las fachadas de las casas de vistosos colores. Es peatonal y está llena de terrazas donde poder sentarse mientras contemplas este curioso lugar.






Así ha transcurrido este tercer día de viaje y primera toma de contacto con Noruega. En la cena nuestros compañeros de mesa nos informan de la experiencia de la ruta a pie al Preikestonel destacando por encima de todo las magníficas vistas que se obtienen del fiordo desde la imponente altura de 600 metros. Pero también nos confirman el poco tiempo que los guías les han dejado para disfrutar de este extraordinario lugar y la gran masificación que había.


Día 4º. Martes 22. Bergen.
Noche de navegación y cuando  nos levantamos ya estamos atracados en el puerto de Bergen. Nos está sorprendiendo el tiempo que nos está haciendo con días soleados y hasta calurosos algo que no parece ser lo normal en estas latitudes.



Después de desayunar nos ponemos en marcha y desembarcamos junto a nuestros amigos de mesa. Tenemos hasta las cinco de la tarde para visitar Bergen por lo que no hay tiempo que perder.
Segunda ciudad más importante de Noruega detrás de su capital Oslo. Fundada hace 900 años con origen vikingo actualmente cuenta con 275.000 habitantes y es conocida como la puerta de entrada a los fiordos noruegos por lo que se ha convertido en el mayor puerto de cruceros de Noruega.



Con el mar a nuestra derecha, en 15 minutos escasos estamos en el puerto hanseático o el Bryggen como aquí lo llaman. Este es uno de los lugares que mayor interés posee Bergen ya que estamos ante el antiguo puerto de la ciudad donde durante cientos y cientos de años los comerciantes de la Liga Hanseática  trabajaron y comerciaron en este pequeño barrio.



Nos metemos por el intrigado laberinto de casitas de madera pintadas de diferentes colores. Subimos y bajamos escaleras, recorremos sus galerías y dependencias bajo el constante crujir de las maderas a nuestro paso. Como se pude adivinar por el material empleado en la construcción de estas casas en varias ocasiones han sido pasto del fuego por lo que se han tenido que rehabilitar varias veces.


Muchos bajos están actualmente ocupados por tiendas de recuerdos y regalos en su mayoría aunque las plantas superiores están casi vacías y en peor estado. Aún así merece la pena echar un rato caminando por este lugar tan peculiar y singular que nos enseña cómo podía ser el urbanismo y la vida en este tipo de ciudades portuarias en épocas remotas.



Por momentos me recuerda este lugar a las películas del Oeste americano pero no, estamos en Noruega y más concretamente en Bergen.




El siguiente destino son las vistas de Bergen desde lo alto de la montaña. Para ello nos vamos a coger el funicular que nos subirá hasta lo alto del monte Floyen el más visitado de la ciudad.



Al monte también se puede subir andando, pero no tenemos ganas de pegarnos la panzá y por eso pagamos las 95 coronas del billete de ida y vuelta, unos 10 euros. Un poco caro la verdad pero es lo que hay. Por cierto, no hemos cambiado coronas ni creemos que nos vaya a hacer falta ya que todo se puede pagar con tarjeta.





Tras la dura ascensión en funicular toca asomarnos al mirador desde donde se obtienen unas preciosas vistas de la ciudad con el Zenith atracado al fondo.





Al lado del mirador hay una zona boscosa donde andar y disfrutar de la naturaleza. Ademas hay una parte donde se pueden admirar algunas tallas de madera policromadas con motivos fantásticos representados por cabezas de trolls tan populares en Noruega.




Una vez visto este precioso entorno tomamos de nuevo el funicular para bajar a la ciudad. El siguiente punto de interés que nos encontramos es su famoso mercado de flores y pescado.



Por momentos más bien pareciera que estemos en el mercado de cualquier ciudad española pues por todos los puestos que pasamos nos van hablando en castellano para que nos acerquemos a comprobar la calidad de sus mariscos y pescados. Probamos algunas cosas, muy buenas por cierto, pero tenemos dudas sobre si comprar marisco, embutidos, conservas etc., y de cómo se conservarán estos días en el barco o si no tendremos problemas para llevarlos en el avión de vuelta. Por tanto no compramos nada.




Hay infinidad de productos que se pueden adquirir, desde marisco de todo tipo, carne de ballena que no me resisto a probar, embutidos de alce, reno, jabalí, etc. Constatamos su alta calidad pero también sus altos precios que están más dirigidos a los sueldos de los noruegos que a turistas como nosotros.



Desde la otra parte del puerto se obtienen unas preciosas vistas del barrio de Bryggen con sus casitas de madera pintada declaradas Patrimonio de la Humanidad.



Seguimos callejeando por un amplio boulevard peatonal hacia la esbelta silueta al fondo en lo alto de un promontorio de la Iglesia de St. John´s con su fachada de ladrillo rojo y su tejado de tejas verdes.




Vemos que está cerrada por lo que no podemos ver su interior. Comprobamos como los noruegos tienen una mentalidad bastante ecológica y disponen en ciertos lugares de puntos de recarga para vehículos eléctricos.


De nuevo en la parte baja de la ciudad llegamos a un gran lago con una fuente en el centro. Este lugar es un verdadero privilegio para los habitantes de la ciudad que vemos tomando el sol tumbados relajándose.





Bergen se recorre muy fácilmente ya que el casco antiguo es pequeño y pilla todo a mano. Cuenta con bastantes calles peatonales y se ve todo bastante limpio y bien conservado.


De nuevo en la parte vieja del puerto dedicamos unos minutos a comprar algún recuerdo en las numerosas tiendas que hay aquí enfocadas al turismo.



Todavía no hemos visitado la Iglesia románica de Santa María que nos pilla de camino hacia el barco por lo que hacia ella nos dirigimos. Este es el edificio más antiguo de Bergen ya que se construyó en el siglo XII. No pasamos dentro a verla, nos conformamos con verla por fuera ya que queremos regresar al barco a comer y ya van siendo horas.




Y por último y para finalizar nuestra visita a Bergen no podemos dejar de ver la fortaleza de Begenhus, un palacio real con un interesante conjunto de edificios con mención especial al salón del rey Haakon IV, un salón real de 1260, y la torre Rosenkrantz construida alrededor de una fortificación medieval del siglo XVI. 




Tan solo lo visitamos por fuera ya que no nos da tiempo a más aunque este conjunto merece una visita más pausada y mejor preparada de la que llevamos nosotros.


Sobre las cinco y media de la tarde partimos de Bergen acompañados de la música de una banda que nos deleita en nuestra partida. Cuando el barco se pone en movimiento vemos a dos pasajeras que llegan corriendo a los muelles haciendo gestos al barco para que se detenga y las recoge, cosa que evidentemente no ocurre.


Día 5º. Miércoles 23 de Mayo. Flam.
Nos levantamos en Flàm al final del fiordo de Aurlandsfjord y hoy toca excursión en tren desde esta pequeña población hasta Myrdal y desde aquí en otro tren hasta Voss donde comeremos. Después un autobús nos llevará por una bonita carretera llena de cascadas, altas montañas y profundos valles para terminar de nuevo en Flàm donde embarcaremos en el Zenith.




Esta es una de las excursiones que hemos contratado en el barco ya que no traíamos ninguna. Habíamos leído que se podía hacer por tu cuenta y riesgo, aunque te arriesgas a que no haya billete para el tren que sube hasta Myrdal. Por tanto después de pensarlo la hemos contratado y dejarnos de aventuras que habría que vivir si lleváramos más tiempo y viajáramos por nuestra cuenta.



La ruta que hace casi todo el mundo es tomar el tren solo hasta Myrdal y una vez allí arriba tomar de nuevo otro tren de bajada hasta Flàm o bien hacerlo andando por una ruta senderista con guía que también debe estar bien. Esto último es lo que van a hacer nuestros amigos de mesa.



Nos han proporcionado unos folletos en castellano donde se explica la historia de esta construcción, lo que permite a Flàm estar comunicado por tren con el resto del país. Además por unos monitores también se puede descubrir toda esta historia.


Lo bueno de pagar la excursión es que te olvidas de gestiones ya que los guías lo hacen todo por ti, si bien tienes que ir a su ritmo como no puede ser de otra manera. Una vez acomodados en los vagones el tren parte por un estrecho valle rodeado de imponentes montañas y con las bravas aguas del río corriendo en paralelo a la vía del tren.


Lo que hace especial este recorrido es el enorme desnivel de 865 metros que asciende en tan solo 20 kilómetros haciéndolo en unos 40 minutos, por lo que es una obra de ingeniería bastante interesante. La mayor parte del recorrido se hace por paisajes de ensueño donde una naturaleza desbordante nos recibe con imponentes cascadas, barrancos con enormes saltos de agua, preciosos valles encajonados entre enormes montañas, etc.



El tren se detiene en la cascada Kjosfossen unos minutos para admirar este espectacular salto de agua mientras en lo alto una chica con un vestido rojo danza y se contonea al son de la música que apenas podemos oír por el estrépito del agua al caer.



Dejan muy poco tiempo para ver la cascada en un tramo muy pequeño donde la aglomeración de pasajeros es importante y no deja disfrutar lo que el lugar merece. Aún así la parada merece la pena por lo bonito que es el entorno y el caudal de agua que se precipita por la montaña.



Llegamos a la estación de Myrdal situada a 866 metros y punto final del primer tramo de nuestra excursión. Aquí hay un bar, alguna tienda y unos aseos por lo que tampoco se puede hacer mucho más que esperar a que baje el tren hacia Flàm o siga hacia Voss.




Cambiamos de tren e iniciamos la segunda parte del trayecto hacia la localidad de Voss que transcurre por una zona de alta montaña con bastante nieve todavía, no tan espectacular como el primer tramo, pero de una gran belleza.





Este recorrido es de varios kilómetros más y el tren tarda sobre una hora en completar el trayecto Myrdal-Voss. Al llegar a ésta población la guía nos lleva a un restaurante donde almorzaremos antes de continuar la excursión en autobús.



Aquí también podemos ver varias autocaravanas estacionas en un parking situado entre la Iglesia y el lago, GPS: 60.628094, 6.417764.
El almuerzo resulta ser una buena experiencia a base de pescados y sobretodo salmón que lo podemos comer de muy diferentes maneras y preparaciones. Por algo Noruega es un país famoso por sus estupendos salmones.



Da la casualidad que mientras almorzamos coincidimos en la mesa con las dos pasajeras que ayer se quedaron en el puerto de Bergen al llegar tarde a la salida del crucero. Nos relatan su odisea para llegar desde Bergen a Myrdal en tren, pasando toda la noche tiradas en la estación de Myrdal hasta que esta mañana se han unido a la excursión.


Con el estómago lleno hacemos una visita al enorme lago de Voss con sus casitas diseminadas a lo largo del monte y rodeadas de una naturaleza embriagadora. Que maravilla de lugar con sus montañas nevadas y las cristalinas aguas del lago a sus pies, un deleite para los ojos y los sentidos.



Cuando ya está todo el grupo nos subimos a los autobuses que nos harán la tercera parte de la excursión. Para ello tomamos la carretera E16 donde a unos pocos kilómetros nos volvemos a detener para contemplar la cascada Tvindefossen, donde vemos varias autos estacionadas, GPS: 60.725867, 6.489858, además también vemos al lado una zona de acampada.



Bajamos de los autobuses y nos dejan unos 20 minutos para que nos aproximemos y hagamos unas cuantas fotos. Hay bastante aglomeración de gente ya que es una cascada situada junto a la carretera y no hay que desviarse para contemplarla. Pero el lugar merece la pena ya que el salto de agua es impresionante.






Una vez vista la cascada detenidamente proseguimos viaje por la misma carretera descubriendo unos paisajes realmente impresionantes donde uno no puede apartar la vista de los lagos, montañas y bosques. Realmente esto es Noruega, una desbordante e increíble naturaleza.




Cuando la carretera comienza a bajar nos desviamos a la izquierda antes de entrar en un túnel para pasar por una carretera de unas curvas imposibles y con una pendiente de vértigo. Pasamos por el famoso hotel Stalheim perfectamente ubicado y con unas vistas preciosas al valle que se extiende más abajo.





Y seguidamente el autobús se dispone a bajar por la carretera Stalheimskleiva con unas curvas imposibles y donde el chófer tiene que demostrar su pericia al volante ya que pasa muy justo. Evidentemente la carretera es de un solo sentido pues sería imposible hacerlo en ambos por lo estrecho y complicado del terreno.



Hay varias cascadas a ambos lados de la carretera parándose el autobús en cada una de ellas para que podamos admirar los sorprendentes saltos de agua. Este sería uno de esos lugares donde uno se detendría más tranquilamente si viniera por sus propios medios como por ejemplo en autocaravana.



Una vez ya en el valle transitamos en medio de imponentes montañas desde donde se precipita el agua formando preciosas cascadas de una altura imponente. Llegamos a la terminación de un fiordo donde hay una pequeña población, concretamente a Gudvangen Fjordtell donde nos indican que se trata de una especie de poblado que conserva las tradiciones y arquitectura de los antiguos pueblos noruegos.


Yo más bien diría que se trata del típico lugar diseñado para atraer turistas con varias tiendas de souvenirs donde poder dejarte algunas coronas. También podemos ver algo característico de los fiordos noruegos como es su excelente servicio de ferrys para poder desplazarse por estos lugares.






Tras la parada nos ponemos de nuevo en marcha en dirección a Flàm por carreteras con un buen número de túneles indispensables para poder moverse por esta accidentada orografía. Comprobamos que Noruega es un destino muy preparado para acoger turismo de autocaravanas ya que por todos lados vemos lugares de estacionamiento y pernocta.


A media tarde llegamos a Flàm donde nos espera nuestro crucero, pero antes de subir a bordo aprovechamos para dar una vuelta por esta pequeña población ya que esta mañana no hemos podido ver nada.


Básicamente en este lugar se vive del turismo, sobretodo del que proporcionan los cruceros que llegan hasta aquí. Por ello todo orbita alrededor de la estación de tren donde en sus inmediaciones podemos ver algunos restaurantes, bares, tiendas de recuerdos y regalos, bungalows y algún camping para autocaravanas.






A última hora de la tarde cuando el sol traspasa las imponentes montañas, nuestro barco zarpa navegando por medio del fiordo Aurlandsfjorden y con dirección al mar para ir en busca de nuestro siguiente destino que no es otro que el trayecto más bonito y espectacular que se puede hacer en los fiordos noruegos, Geiranger.







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