En esta segunda entrada terminaremos de visitar Cartagena; antes de abandonar tierras murcianas visitaremos Cabo de Palos para, a continuación, ya en Alicante, visitar la bella Villajoyosa, el faro del Albir y acabar en uno de los pueblos más bonitos de España, Guadalest.
Día 3: Cartagena-Cabo de Palos:
La noche en el parking de Cartagena ha resultado ser algo dura. El parking se ha ido llenando de coches dejándolos de cualquier manera y nosotros al estar en una esquina hemos estado intranquilos ya que pasaban a escasos centímetros de la autocaravana y temíamos que nos la rayaran en cualquier momento.
Encima a eso de las dos de la mañana han empezado a pasar pasos de una procesión siendo imposible conciliar el sueño. Hasta nos hemos entretenido un rato fuera de la auto viendo el lento transitar de la procesión y sin poder dormir hasta por lo menos las cuatro de la noche, un desastre.
Después de la mala experiencia de la noche amanece un nuevo día radiante el cual lo dedicaremos a ver lo que podamos de esta bonita población que es Cartagena. El primer lugar que visitamos es el Museo Naval situado junto al puerto.
La visita de este museo es gratuita, aunque se puede hacer una pequeña donación económica para el mantenimiento del mismo. Consta de diferentes maquetas, materiales como torpedos, prototipos de sumergibles, trajes de buzos, mapas y cartas marítimas, diferentes armas empleadas en buques y submarinos, etc.
La visita se realiza por libre ya que en todo el material expuesto hay carteles informativos donde se explica lo que se está viendo y para qué servía.
En resumen este lugar es un bello ejemplo del pasado naval de nuestro país donde uno puede hacerse una idea de la historia de la Armada a través de los tiempos.
Imagino que alguien que haya servido en la Marina española sentirá un apego e interés especial por este museo que contiene tanto y tan rico material. El hecho de que esté en Cartagena tampoco es baladí ya que esta población cuenta con un dilatado pasado marinero.
El museo da parea lo que uno quiera pues solo con leer los paneles informativos de todo lo que está expuesto lleva su tiempo. Nosotros empleamos sobre una hora en recorrer las diferentes salas y salimos satisfechos con lo que hemos visto.
Ahora toca visitar otro edificio que está al lado y donde se haya expuesto el submarino de Isaac Peral que igualmente es gratuita su visita.
Penetramos en este enorme edificio tal vez algo desaprovechado ya que lo único que alberga es el submarino y unas láminas informativas donde se explica la vida y obra de este marino cuya aportación notable fue la construcción del primer sumergible.
La primera visión de este ingenio es verdaderamente sorprendente aunque yo diría que lo habíamos visto antes expuesto en el puerto hace unos años cuando visitamos Cartagena por primera vez. Aún así nos sigue impresionando este artilugio y más si tenemos en cuanta el valor que debieron tener sus tripulantes de introducirse en este tubo metálico bajo el mar.
Se nota que han debido rehabilitarlo o por lo menos pintarlo por fuera ya que presenta un buen estado. No así por dentro que está prácticamente destruido y no se puede visitar.
Por un momento pienso si este artilugio se hubiera construido por primera vez en otro país digamos más avanzado. Seguramente su exposición no sería tan cutre y con tan poco interés como esta,. Más bien sería anunciada a bombo y platillo, es lo que la mayoría de las veces nos ocurre, que no sabemos apreciar las buenas cosas que hacemos.
Nos desplazamos a la Plaza del Ayuntamiento donde está la oficina de turismo aunque nosotros no pasamos al estar muy concurrida y tener que esperar un buen rato para ser atendidos.
En dicha plaza también está ubicado uno de los lugares que tenemos ganas de visitar el Museo y el Teatro Romano de Cartagena.
Pagamos los 6 euros por cabeza que cuesta la entrada al Museo y al Teatro Romano y sin más nos metemos para adentro ya que la visita que haremos es por libre aunque uno puede pegarse a alguna otra visita guiada y aprender algo.
El edificio que alberga al Museo se nota que es de reciente construcción o ha sido rehabilitado recientemente ya que se ve todo muy nuevo. Está compuesto de varias plantas donde uno va ascendiendo por unas escaleras o mediante ascensor para al final salir al Teatro Romano.
En el interior del Museo hay expuestas una serie de obras que se han rescatado de los restos del Teatro como columnas, capiteles, estatuas, etc. Pero echamos en falta más material expuesto, no sabemos si porque no hay más que exponer o porque si hay no están expuestos. El caso es que conociendo el pasado romano de Cartagena uno se espera encontrar algo más en un Museo de este tipo.
Pero para nuestra sorpresa vemos que no disponen de gran cantidad de material como cabría esperar. Pensamos que el motivo puede ser el continuo y constante expolio que se ha llevado a cabo en los restos romanos de la ciudad por las diferentes poblaciones de la misma. Por tanto salimos del Museo algo decepcionados la verdad.
Tras pasar bajo los restos de la Catedral de Santa María la Mayor que como no podía ser de otra manera tampoco se conserva gran cosa, llegamos al fin al Teatro Romano.
Y aquí pues casi más de lo mismo, uno se hace a la idea de lo que pudo ser este lugar echándole a la cosa imaginación, porque los restos tampoco es que se conserven muy bien. Hemos visto otros teatros romanos que sin ser tan conocidos están mejor conservados, pero también es verdad que Cartagena ha sufrido un gran expolio lo largo de los siglos quedando más bien poco de aquella época.
Aún así, para los amantes de la historia romana es un lugar que hay que visitar indudablemente. Aunque ello se puede también realizar si uno sube al parque que hay un poco más arriba del Teatro y desde donde se puede disfrutar de las vistas de este monumento sin tener que pagar un euro.
Seguimos callejeando por Cartagena y ahora buscamos la "Casa de la Fortuna" los restos de una casa de época romana del siglo I. Cuesta algo encontrarla pues está ubicada en una esquina de la Plaza de Risueño y no esta muy bien indicada que digamos.
Pagamos los 2,5 euros por cabeza y nos metemos para adentro sin ayuda ni guía de ningún tipo, algo que sería más interesante si la visita fuera guiada. Da la sensación de ser algo privado y pertenecer a una familia que lo está explotando turísticamente.
En esta domus romana que podría equivaler a lo que hoy en día es un chalet, se pueden observar algunos restos que se han encontrado en el proceso del descubrimiento de dicha casa.
Según parece esta vivienda perteneció a una familia adinerada si tenemos en cuenta su construcción, los 204 metros cuadrados que posee y los materiales con los que estaba construida.
Todavía conserva alguna habitación decorada con bonitas pinturas y mosaicos llenos de color y con un nivel de acabado digno de admiración. Una de las cosas más curiosas de ver es la calle pavimentada por donde se accedía a la vivienda en su día. La misma conserva parte de las aceras, bordillos y el trazado que llevaba la misma.
La casa está dividida en las diferentes habitaciones que en su día sirvieron como sala de representación o tablinium, los dormitorios o cubiculas, el triclinium o lugar donde se celebraban los banquetes, la habitación donde el dueño recibía a sus clientes, etc.
Con paneles explicativos vamos haciéndonos una idea de cómo eran estas domus en época romana que tampoco hemos cambiado mucho en nuestros días. Es curioso de ver y una visita bastante recomendable por el buen estado de los restos de la casa.
Terminamos la visita viendo un curioso mural con la representación de lo que debió ser la ciudad en época romana.
Seguimos callejeando por la ciudad viendo algún que otro resto arqueológico. Así llegamos al "Centro de Interpretación de la Muralla Púnica", situado junto al Cerro de San José. Se trata de un Museo que contiene restos de la muralla de la ciudad cartaginesa conocida como Qart-Hadast fundada en el Siglo III antes de Cristo por el general cartaginés Asdrubal.
También se puede visitar una antigua cripta cristiana.
Otro lugar interesante que visitar en Cartagena, aunque ya es tarde y nos aprieta más comer por lo que ponemos rumbo hacia el parking donde tenemos la autocaravana.
Esta mañana a primera hora hemos pasado por el Museo Nacional de Arqueología Subacuática en la zona del puerto y hemos visto que esta tarde la entrada es gratuita por lo que después de comer nos acercamos para hacer la última visita en Cartagena.
Este es un Museo que tenía ganas de visitar ya que como principal reclama posee los restos del tesoro de la fragata de Nuestra Señora de las Mercedes que fue hundida en 1804 en una batalla a la altura del Cabo de Santa María en aguas portuguesas.
La fragata procedente de las colonias americanas iba cargada entre otras cosas de 500.000 monedas de plata y oro que la empresa cazatesoros estadounidense Odyssey descubrió en 2007 siendo expoliado y trasladado a estados Unidos iniciándose entonces un litigio entre el gobierno español y la empresa norteamericana.
No fue hasta el año 2012 que un tribunal estadounidense dio la razón al gobierno español dictando la devolución de dichas monedas y desde entonces están expuestas en este museo.
Otro de los reclamos del museo es la exposición de los restos del segundo barco más antiguo del mundo. Concretamente se trata de una embarcación fenicia hallada frente a las costas de Mazarrón. Un vídeo con los arduos trabajos de descubrimiento y extracción de la embarcación mediante técnicas modernas precede a su observación.
La primera parte del museo está más bien orientada a niños con exposiciones donde se puede interactuar con actividades y artefactos subacuáticos, por lo que es menos interesante.
La segunda parte es más interesante ya que se exponen diversas piezas recuperadas del fondo del mar como vasijas, ánforas, figuras de bronce, monedas, etc.
La visita se completa con algunas maquetas de barcos antiguos así como la estructura interna de los buques de carga que atravesaban los océanos cargados con infinidad de productos.
Y ya para terminar podemos ver al fin las monedas del tesoro de la fragata de Nuestra Señora de las Mercedes. La mayoría de ellas están restauradas y limpias, aunque hay algunos paquetes fosilizados cómo fueron sacados del mar apreciándose el gran trabajo de limpieza que se ha tenido que llevar a cabo para que podamos disfrutar de este tesoro.
Quizás nos esperábamos más de este museo que sin duda es interesante pero que no termina de llenarnos por completo por lo que salimos de el con sensaciones encontradas.
Ponemos así fin a nuestra visita a Cartagena una ciudad que siempre sorprende y que posee un rico patrimonio que es recomendable descubrir.
Dejamos Cartagena y ponemos rumbo a Cabo de Palos en el Mar Menor donde llegamos a media tarde tras atravesar todo el pueblo y tener un pequeño susto al equivocarnos de calle metiéndonos por una estrecha. Estacionando antes del parking al estar éste lleno. GPS: 37.633474, -0.691483, gratuito y sin servicios.
Básicamente estamos aquí por las bonitas vistas que se disfrutan desde este privilegiado punto geográfico al que hay que subir por una carretera asfaltada llena de mensajes reivindicativos pintados en el asfalto y que claman porque dicho faro no pase a manos especuladoras y termine siendo reconvertido en un restaurante.
Una vez arriba y con el viento soplando de manera descomunal podemos apreciar toda la manga del Mar Menor, este curioso lugar que posee una lengua de tierra llena de cemento vertical y que separa los dos mares, el Menor y el Mediterráneo.
Por lo demás, el faro no es gran cosa, se ve muy robusto y en bastante buen estado por lo menos por fuera ya que por dentro vemos que está cerrado. Desconocemos si se podrá visitar y si es así si habrá algún horario para verlo por dentro.
Damos un paseo por los alrededores y por los adosados que pegan al faro y que disfrutan de esta privilegiada ubicación, aunque cuando nos asomamos a los acantilados la fuerza del viento es tal que levanta una cortina de agua procedente de las agitadas aguas mediterráneas.
Una vez visto este lugar partimos hacia la provincia de Alicante dejando Murcia. Siempre por autovía vamos subiendo hacia el norte y tras unos momentos de preguntarnos dónde pernoctaremos hoy decidimos hacerlo entre San Juan y El Campello. Intentamos hacerlo en el área de autocaravanas de San Juan pero cuando llegamos vemos que ya está cerrada por lo que buscamos otro lugar para pernoctar.
Damos un pequeño paseo, cenamos y tras un rato de televisión nos vamos a la cama rodeados de una gran tranquilidad.
Día 4: Villajoyosa-Faro del Albir-Guadalest:
Hemos pasado una noche muy tranquila y después de desayunar ponemos rumbo hacia Villajoyosa donde tenemos pensado visitar el Museo de Chocolate de la empresa Valor.
Llegamos a Villajoyosa y nos vamos directamente al gran parking ubicado en el interior y que es utilizado como mercadillo semanal, GPS: 38.512380, -0.230408, gratuito y sin servicios, a 5 minutos andando del Museo del Chocolate y a unos 15 minutos de la playa.
Cuando estaba preparando esta ruta por casualidad leí un relato donde recomendaban hacer una visita al Museo del chocolate Valor, una empresa familiar que desde 1881 se ha hecho un nombre a nivel nacional e internacional y un referente que tiene al cacao como su principal receta.
Al parecer hay que sacar un ticket para hacer la visita guiada gratuita a las instalaciones. Pero debe haber algún problema con la máquina ya que hay que pedir la vez.
A la hora que debe empezar la visita sale una guía y nos dice que ahora hay una visita en inglés y si queremos hacer la de castellano debemos esperar una hora más por lo que optamos por hacer en inglés.
No somos los únicos que no dominamos el idioma más bien al contrario. Lo primero es ver un vídeo donde explican el tema de la elaboración, preparación, transporte, etc, del cacao.
Una vez dentro del museo nos llevan a la zona donde podemos ver un serie de maquinaria y artefactos relacionados con la elaboración del cacao.
También hay expuestas diferentes fotografías con parte de la familia y empleados a lo largo de la dilatada historia de esta fábrica, así como diversa documentación, como libros de cuentas, nóminas, contratos, etc.
El museo abierto desde al año 1998 y ubicado en el edificio que en su día fue el origen de esta empresa anejo a las actuales instalaciones, resulta agradable y entretenido.Tampoco es que contenga nada del otro mundo pero su visita la podemos calificar como interesante.
Tenemos la mala suerte de que en esta época la fábrica está cerrada por vacaciones y no podemos ver el proceso de elaboración de los productos por lo que nos tenemos que conformar con pasear por la elevada pasarela que recorre la fábrica hasta que llegamos a la tienda.
Aquí te invitan a una pequeña degustación de algunos de sus dulces productos y como no podía ser de otra manera no nos podemos resistir a hacer alguna compra. Esta visita está orientada a darse a conocer y finalmente a que ya que la entrada es gratuita hagas alguna compra siempre de manera voluntaria. Hay que decir que comparados los precios de fábrica con los de cualquier centro comercial no hay diferencias notables, más bien aquí los precios los vemos algo más elevados.
Terminada la visita en la que no ha llegado a la hora el tiempo empleado en ver las instalaciones nos vamos a la auto para dejar los chocolates que hemos comprado y seguidamente vamos a visitar la parte antigua de Villajoyosa.
Recuerdo cuando veraneábamos en Benidorm y alguna vez nos acercábamos a Villajoyosa a dar una vuelta, pero de esto hace ya algún tiempo por lo que nos apetece hacer una visita más pausada por esta parte de la población tan bonita y con ese carácter tan genuino.
La antigua nacional 332 por un lado y la rambla del río Amadorio por otro marcan la frontera de lo que es la parte antigua del pueblo y por tanto la más interesante de visitar.
Esas casas colgadas en lo alto de la rambla con sus fachadas pintadas de vivos colores diferentes entre si le confieren a esta parte de Villajoyosa una visión de lo más bonita.
Ahora nos metemos de lleno en el casco antiguo de Villajoyosa que no recordábamos fuera tan peculiar y precioso, dejándonos llevar por el sinuoso trazado de las callejuelas peatonales.
En la Plaza de la Iglesia nos encontramos con el coqueto monumento de Nuestra Señora de la Asunción que también fue fortaleza en su día, donde pasamos aunque solo sea para echar un breve vistazo.
Seguimos perdiéndonos por este laberinto de vivos colores que conforman esta preciosa zona de Villajoyosa dejándonos seducir por la armonía, belleza y carácter que nos ofrece a nuestros sorprendido ojos.
Descubrimos este barrio humilde pero perfectamente conservado de Villajoyosa donde los niños todavía juegan en las calles sin temor a ser atropellados en cualquier momento por algún vehículo.
Casi sin darnos cuenta nos encontramos en la amplia y luminosa playa desde donde se tiene una bonita perspectiva del barrio que hemos estado descubriendo.
Realmente el día de hoy compaña, hay una luz y un sol especial que hace resaltar si cabe todavía más los vivos colores de la población y que no nos cansamos de disfrutar.
Hacemos una breve parada en una terraza del paseo marítimo para refrescarnos con una cerveza y enseguida reemprendemos la marcha en esta ocasión buscando un lugar para comer la gastronomía local.
Caminamos por la Avenida del Puerto o lo que es lo mismo el paseo marítimo hasta que vemos un restaurante que nos llama la atención y decidimos probar a ver qué tal
El lugar en cuestión es "Sabor de Galicia" que dispone de terraza y de unos menús cerrados que decidimos probar.
La experiencia resulta bastante agradable y aconsejable por la variedad, cantidad y calidad de las raciones. Salimos por 34 euros y bastante llenos la verdad.
Seguimos ruta ya que la siesta tenemos que dejarla para otro día pues la auto está hirviendo al darle directamente el sol directamente.
Para bajar la comida vamos a pegarnos una ruta senderista al faro del Albir en la población alicantina del mismo nombre, ruta faro del Albir, sacada de wikiloc. De unos 5,5 kilómetros y sin ninguna dificultad.
Hay un parking asfaltado y otro de tierra ambos con ligera pendiente ambos gratuitos que disponen de unos aseos donde poder tirar el químico así como una fuente donde poder tomar agua. GPS: 38.568187, -0.063474
Desde aquí parte la senda que sube hasta el faro y por donde hay que hacer el camino de vuelta. Iniciamos el ascenso por una zona boscosa que al poco nos lleva a una zona de picnic con mesas y perfectamente habilitada para comer rodeados de plena naturaleza, un lugar precioso.
No somos los únicos que estamos haciendo esta ruta que más bien podríamos calificarla de paseo por la escasa dificultad que conlleva y la comodidad en hacerla.
Conforme vamos ganando altura las vistas van siendo cada vez mejores apreciándose las poblaciones costeras como por ejemplo Altea y al fondo las agrestes montañas.
Tenemos la suerte que el sol en algunos tramos desaparece oculto tras de los altos farallones rocosos que nos rodean por lo que el calor es menor.
La ruta además del premio que supone llegar hasta lo alto de la montaña donde se alza el coqueto faro, presenta además otros atractivos como algunas imponentes cuevas naturales así como los restos de una antigua mina de ocre actualmente abandonada.
Tras recorrer casi tres kilómetros llegamos al final de la senda donde encontramos el faro del Albir y unos restos de muralla que antiguamente era una torre vigía contra piratas que de vez en cuando surcaban estas aguas.
Para nuestra sorpresa comprobamos que se puede visitar el interior del faro que actualmente es un centro de interpretación. Aunque estamos fuera del horario y por tanto nos quedamos con las ganas.
Hemos leído que desde esta privilegiada posición a veces es posible contemplar a grupos de delfines nadar por las inmediaciones del faro. Agudizamos nuestros ojos en búsqueda de los inteligentes cetáceos pero no tenemos suerte.
Por el contrario nos encontramos con un vecino curioso y que no esperábamos ver por aquí, una perdiz que sin ningún miedo nos observa curiosa quizás esperando de nosotros algo de comida.
Tras las correspondientes fotos de este bello lugar alicantino en el que su mayor interés son las vistas que se obtienen de la costa ponemos de nuevo rumbo al parking para seguir ruta hasta donde hoy vamos a pernoctar, Guadalest.
Dejamos la costa y nos internamos por el interior de esta zona alicantina por carreteras que no dejan de ascender en un trayecto revirado aunque en buen estado.
Con los últimos rayos solares llegamos a Guadalest y nos metemos directamente en el parking habitualmente ocupado por las autos y las furgos. GPS: 38.677100, -0.200255. Existe una fuente próxima para en caso de necesidad poder cargar agua. Cuesta 4 euros al día que por la mañana te cobra un chico del ayuntamiento.
Como todavía es pronto para cenar aprovechamos para dar un paseo por el pueblo ahora que no hay ya turistas paseando por las callecitas de este coqueto pueblo alicantino.
Atravesamos el Portal de Sant Josep un túnel excavado en la roca y que permite el acceso al interior del antiguo recinto amurallado.
La Iglesia de la Asunción todavía mantiene sus puertas abiertas a estas horas sin duda al tratarse de las fechas señaladas en las que estamos.
Llegamos hasta la Plaza donde se ubica el ayuntamiento de Guadalest desde donde se tienen unas bonitas vistas de los restos del castillo.
Una mágica y misteriosa luna llena acaba de despertar alzándose despacio sobre el horizonte e iluminando este bello rincón que a estas horas es un auténtico remanso de paz y tranquilidad.
Nos retiramos a la auto dejando para el día de mañana la visita a este precioso pueblo alicantino donde seguramente echaremos de menos la tranquilidad de la que gozamos a esta hora.
1 comentario:
Buenos días!, a nosotros nos quedan aun cosas por ver de la zona por ejemplo la vez que pasamos no entramos en Cartagena y me pesa un montón por que me gusta mucho la cultura y ver las ruinas romanas, asi que tomo nota para la próxima y los pueblos que visitasteis me los apunto tambien, para próximas salidas...
Un saludo!
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