07 mayo 2020

Aldeias Históricas de Portugal 2ª parte




Continuamos nuestro recorrido por las Aldeias históricas de Portugal, con nuestros relojes detenidos, visitando rincones lusos donde nada más llegar retrocedemos en el tiempo, donde la piedra granítica se fusiona a la perfección con estas villas medievales.

Día 4 viernes 10 de Enero de 2020:

Ponemos fin a nuestra visita a Trancoso sin duda uno de los pueblos más interesantes y bonitos de toda la comarca de las Aldeas históricas de Portugal.
Ponemos rumbo a otro pueblo histórico, Celorico da Beira.


Celorico da Beira:

Llegamos a medio día y en un primer momento no sabemos encontrar el área de autocaravanas, pero un buen señor al vernos nos indica amablemente la dirección que debemos seguir para llegar al área siguiendo una calle estrecha, GPS: 40.639091, -7.389081, gratuita y con servicio de carga y descarga de aguas. Como es hora de comer aprovechamos para hacerlo en la auto.



Después de comer nos disponemos a visitar este pequeño pueblo situado en las estribaciones de la Serra da Estrela y donde el producto estrella de esta zona es el queso con denominación de origen de la misma sierra. Junto a la Iglesia de Santa María se encuentra el Museo del queso ya que Celorico da Beira es su capital. No nos podemos resistir a comprar un par de quesos para llevar a casa.




Siempre en continuo ascenso nos topamos con la silueta del correspondiente castillo que todos estos pueblos tienen en mayor o menor tamaño y Celorico da Beira no iba a ser menos. Lo encontramos abierto siendo la entrada gratuita para visitarlo por cuenta propia. Destaca la torre del homenaje que está cerrada a esta hora y el paseo por la muralla para contemplar todo el pueblo y a lo lejos el entorno de la Serra da Estrela.





Bajamos de nuevo a las calles llanas del pueblo desde donde se obtienen unas buenas perspectivas del castillo. No encontramos en Celorico da Beira el encanto de los otros pueblos y aldeas que hemos visitado lo que nos lleva a afirmar que es el lugar que menos nos ha llamado la atención hasta ahora. Aún así la visita al castillo es recomendable.





Sin tiempo que perder nos ponemos de nuevo en movimiento algo decepcionados pues esperábamos algo más. Nuestro siguiente destino es Linhares da Beira.
Otra aldea pequeñita a la que hay que subir siguiendo el zigzagueante recorrido de la carretera para llegar a la entrada de la aldea y tener que dejar el vehículo en la única explanada que vemos. GPS:40.54032, -7.46338, gratuito y sin servicios.

Linhares da Beira:




Esto sí que corresponde a una aldea portuguesa. Un lugar pequeño, coqueto y acogedor donde no hay agobios, donde la gente de la aldea charla amistosamente con sus vecinos, las pocas personas que habitan aquí tienen otro ritmo de vida más sosegado y pausado, rodeados de auténtica naturaleza a los pies de la sierra. Las casas se confunden con los tonos grisáceos de la roca de la que está formada la sierra de Estrela.





Casitas de solo dos alturas separadas por estrechas y angostas callejuelas empedradas con la misma piedra de la que están hechas las casas. Pasadizos que comunican callejones que parecían sin salida, coquetos balcones con sus correspondientes escaleras de piedra, elementos religiosos cuidadosamente elaborados en esa piedra granítica.





Y de nuevo la construcción característica de todas las aldeas por las que nos estamos moviendo todos estos días: el castillo. Éste de una belleza singular y con unas dimensiones dignas de asombro si tenemos en cuenta lo pequeño de la población que cobija. 





No nos hace falta consultar ninguna guía  ni pagina de la red donde hoy día se encuentra todo o casi todo para darnos cuenta de la importancia que tuvo que tener Linhares da Beira. Al igual que en Celorico, la visita al castillo está franca y se accede a su interior solo teniendo que traspasar las antiguas y robustas murallas, no como antiguamente tenían que hacer sus asaltantes sino por la puerta. Han cambiado los tiempos para bien no hay duda.




Castillos francos de libre acceso e Iglesias cerradas a cal y canto, no se por dónde llevarme cuando recapacito sobre estas contradicciones. Mejor no darle más vueltas y disfrutar del reflejo de los últimos rayos solares del día en la coqueta fachada de la Iglesia parroquial de Linhares da Beira.





Duros tienen que ser los inviernos fríos en esta zona situada a tanta altura para tener estas casas construidas con piedras tan robustas y calles tan estrechas para apaciguar los vientos que bajen de la montaña. Afortunadamente para nosotros que estamos viajando este Enero está siendo más bien al contrario, seco y suave. Nos despedimos de Linhares da Beira, de su calma y paz y nos vamos al bullicio de Guarda, capital de toda esta zona.

Guarda:


Llegamos ya de noche a Guarda, sabemos que dispone de un área para autocaravanas, al igual que su ubicación que no es la más indicada para desplazarnos al centro andando. Mejor ir al centro, dejar la auto y hacer la visita. Ascendemos por una revirada carretera que no parece tener fin mientras sube y sube hacia el corazón de la ciudad.


Al llegar al Mercado municipal buscamos aparcamiento ya que subir más arriba es ir descartando lugares donde dejar la auto, GPS: 40.53497, -7.26372, gratuito y sin servicios.




Hemos subestimado al mes de Enero, no era normal lo de esta tarde. Se ha levantado el viento conforme íbamos ascendiendo hasta aquí arriba. La tarde noche nos está demostrando lo que la cercana sierra da Estrela en pleno invierno es capaz de hacer, un frío intenso que nos va quitando las ganas de dar vueltas por lo que, esta vez sí es una ciudad considerable.


Aún así subimos hasta lo alto del casco antiguo, atravesamos una antigua puerta de lo que queda de sus murallas y por una calle comercial llena de tiendas donde nos sorprenden algunos objetos que no esperaríamos encontrar aquí, llegamos por fín a la Plaza de Luis de Camoes donde se alza la imponente Sé da Guarda.



Nos sorprende verla abierta a estas tardías horas de la tarde, pero ni preguntamos el motivo ni buscamos más explicaciones. Hacemos como hacen todos los viajeros ávidos de conocer lugares y experiencias, pasar dentro y mirar.




Un enorme monumento de estilo gótico con algunas preciosas columnas retorcidas de una considerable altura, así como un curioso retablo.
Comprobamos que hemos tenido suerte de poder pasar ya que las visitas son por el día y no son gratuitas. Lo que son las cosas, nuestra buena suerte entre comillas contrasta con el motivo de estar abierto el templo, la celebración de una misa de funeral. No tan buena suerte para el fallecido, la vida es así.



Rodeamos el impresionante templo, sin saber muy bien qué estamos buscando. Esa piedra, esas proporciones, esas pequeñas almenas que por momentos nos recuerdan más a castillos que a Iglesias, esa belleza y armonía que transmite este monumento nos atrapa y nos hipnotiza. No sentimos el frío ni el viento, solo deambulamos a su alrededor atraídos poderosamente por no se qué influjo o hechicería.





Recobramos la sensatez y la lucidez brevemente perdidas en esta plaza de futuros y agradables recuerdos para hacer unas llamadas telefónicas a la familia dando detalles de dónde paramos, mientras continuamos caminando por callejuelas empedradas.



El frío de nuevo nos paraliza, nos sobrepasa las dimensiones de Guarda, no podemos abarcarla esta fría tarde, demasiado lo hemos intentado ya. Al hacer este itinerario no me atrajo especialmente esta ciudad, pero por circunstancias diversas hemos parado aquí y nos conformaremos con haber visto algo, más bien poco aunque mejor que  nada.
Nos retiramos al área de autocaravanas para pernoctar junto con otras 2 autos, GPS: 40.5495, -7.24199, gratuita y con servicio de llenado y vaciado de aguas.



Día 5 sábado 11 de Enero de 2020:

Noche muy tranquila en el área de Guarda, desayuno, carga y descarga de aguas y a proseguir ruta que modifico al no darle utilidad a la moto. La echamos para movernos por la sierra, pero hemos decidido no subir a lo alto de la Sierra da Estrela ni llegar a Piodao. Por tanto y al no tener que transitar por carreteras estrechas no bajamos la moto y modificamos algo el trazado de la ruta.



Por el primer pueblo que pasamos es por Sabugal con su imponente castillo aunque paramos en la carretera para hacer unas fotos sin llegar a detenernos. Quizás merezca la pena echarle un vistazo al pueblo que se le ve acogedor y bonito.

Sabugal:



Llegamos por fin a Sortelha y nos metemos en su coqueta área de autocaravanas. Portugal al que algunos consideran estar un escalón por debajo de nosotros, en el tema autocaravanista presume de ir no un escalón sino varios por delante de nosotros. GPS: 40.3326, -7.20339, gratuita con servicio de carga y descarga de aguas.

Sortelha:


Dejamos la auto en el parking del área y nos damos un paseo hasta Sortelha. Se puede avanzar algo más con la auto hasta la parte nueva del pueblo y ya desde aquí comenzar la ascensión a la parte antigua del pueblo. 


Es curiosa la visita a esta aldea, comienzas recorriendo el pueblo y te llevas un chasco monumental ya que no te dice nada. Vas dejando el pueblo continuando por la carretera y te preguntas: ¿me habré equivocado de lugar?. Se despejan las dudas cuando aparecen las murallas del antiguo Sortelha y te quedas fascinado con lo que se abre ante tus atónitos y asombrados ojos.



Cuando atraviesas la gran puerta de la villa amurallada que todavía conserva sus maderas y te plantas en la plaza cobijada por el castillo no puedes por más que admirar este lugar, es detenerse en el tiempo, es volver realmente al pasado, es sentir el poder de la piedra, es admirar la perfecta conservación de una villa antigua y orgullosa de su pasado.








Por la única calle principal vamos ascendiendo tirando de nuestros asombrados cuerpos hasta llegar a la plaza central donde se ubica el Ayuntamiento, la antigua cárcel, el pelourinho, la entrada al castillo y la Iglesia. Así, todo de golpe, donde no sabes por dónde empezar ni para donde tirar. Un golpe embriagador te recorre el cuerpo,  no es posible tanta belleza en tan poco espacio, y que estemos prácticamente solos aquí, como si estuviéramos descubriendo un tesoro.






Un vistazo a la parte trasera de la Iglesia nos demuestra que mucho antes que nosotros estemos ahora disfrutando de este privilegiado lugar, ya hubo muchos otros que gozaron de experiencias como la nuestra y por mucho más tiempo. Las tumbas excavadas en la roca lo atestiguan.



La aldea está completamente rodeada por recias murallas. Salimos por la Porta Nova del recinto amurallado para encontrarnos con varias tumbas esculpidas en las rocas así como los restos de la Iglesia de la Misericordia.





Volvemos a la plaza central de Sortelha y comprobamos que no somos los únicos que queremos disfrutar de este idílico lugar. Ha llegado el típico autobús de personas mayores, se ha desvanecido el encanto, la paz que reinaba, el embrujo de pasear solos entre milenarias rocas con elaboradas formas, mientras imaginábamos la forma de vida de las personas que pasaron por aquí durante tanto y tanto tiempo antes que nosotros.



Espero mi turno a la entrada del castillo mientras lo abandonan ancianos cuya edad es una risa comparada con la de las piedras del castillo. Me gusta ver este tipo de monumentos sin tener que estar esquivando gente. La entrada es gratuita y por libre, recomendable ir con cuidado por algunos tramos ya que no hay las necesarias protecciones y una caída puede ser fatal.





Cuál fue el impulso, de quién la idea, la cabezonería, la necesidad de montar en este cerro aislado de todo este rompecabezas, puzzle, amasijo de piedras y mas piedras, ese enorme trabajo y sacrificio. Qué ventajas, qué recompensas merodeaban en las cabezas de quienes hicieron esto posible. Me asomo por las almenas del castillo para ver quizás una de ellas, la enorme belleza del entorno, la defensa, la altitud de este enclave, el aislamiento del lugar, no se me ocurren muchas más.





Nos cuesta volver a la plaza por donde hemos entrado a este mágico lugar, es como si quisiéramos echar raíces en él, quedarnos aquí y pasear de noche por las desiertas y silenciosas callejuelas. Me prometo a mí mismo que si vuelvo a Sortelha, que volveré seguro, me dejaré llevar por la noche mientras recorro de nuevo este inolvidable lugar.




Le evito a Mati algo de caminata hasta la auto y la recojo a la entrada del pueblo nuevo. Vemos que cuando dejamos Sortelha lo hacemos por una revirada carretera descendente muy diferente a la entrada que hemos elegido nosotros.
Nuestro siguiente destino es la Torre romana de Centum Cellas al pasar la localidad de Belmonte, GPS: 40.37773, -7.34192

Centum Cellas:


Todo este conjunto está rodeado por una valla que en un principio pensamos está cerrada, pero no es así ya que una puerta está abierta siendo el acceso gratuito y por cuenta propia sin más explicaciones que la que uno se pueda procurar en San Google.




Desde siempre me han fascinado las ruinas romanas, su civilización, su historia, de hecho gran parte de nuestro pasado, costumbres, leyes, etc. vienen de dicha época y siempre me ha fascinado esa civilización. Por ello siempre que podemos aprovechamos para visitar algún lugar relacionado con la antigua y poderosa Roma.



Me he tratado de informar antes de visitar este curioso lugar y no hay unanimidad sobre lo que estamos viendo ahora. Unos dicen que la también llamada "Torre de San Cornelio" del siglo I después de Cristo formaba parte de la villa de un rico comerciante siendo un pretorio o campamento romano. Otros dicen que podía ser un edificio administrativo, otros que una especie de granero, cárcel, etc.




Yo no sé lo que esto podría haber sido ni para qué se pudo construir. Pero lo que si sé es que se trata de una magnífica construcción de grandes bloques de granito rosa perfectamente acoplados que conforman una torre de tres plantas rodeada de restos de otras edificaciones menores.
Para saber más: Torre Centum Cellas


Belmonte también es otra de las poblaciones que tienen área para nuestras autocaravanas y ya van... GPS: 40.3638, -7.34107. Portugal, oh Portugal. Pero quizás algo retirada del casco antiguo que además se alza en lo alto del cerro por lo que tentamos la suerte de andar poco y ver mucho. Tras un intento de dejar el cacharro en una calle próxima al castillo, me digo, pero qué narices, vamos al mismo castillo. Dicho y hecho, aparcada, GPS: 40.35949, -7.34882, gratuito y sin servicios.

Belmonte:



De Belmonte llevo la idea preconcebida que va a ser uno de los pueblos que más nos van a gustar de todo el recorrido. Todos los ingredientes confluyen en esta idea: antiguo municipio lleno de historia, gran influencia de la comunidad judía que dejó su impronta en la localidad donde hoy día se puede visitar su Museo Judaico, su Sinagoga, el típico castillo ubicado en lo alto del cerro, tener el honor de ser el pueblo natal de Pedro Alvares Cabral quien descubrió Brasil.






A pesar de tener todos estos atractivos, Belmonte no nos seduce de la misma forma que lo ha hecho Sortelha. Pasear por su antiguo casco urbano no es tan súmamente deleitante. Ya se que es difícil y las comparaciones son odiosas, pero reflejo mis sensaciones tal y como las vivo. Aún así Belmonte merece mucho la pena y siempre debe ser incluido en esta ruta por las aldeas históricas.




Para guardar un mejor recuerdo de un lugar no hay duda que una buena experiencia gastronómica gana muchos enteros y como Belmonte nos está dejando un sabor algo desaliñado decidimos poner algo de sabor con una buena comida en el restaurante O Brasao, donde no puede faltar el pulpo y el plato típico de Portugal: el bacalao, regado de un rico vino verde de la tierra. La experiencia resulta ser un acierto, buen servicio, calidad y precios contenidos.






Tras la rica experiencia las cosas se ven mejor no cabe duda. Pasamos por el Museo Judaico de Belmonte y tras echar una ojeada no le encontramos el encanto suficiente para pagar la entrada. El Museo de los Descubrimientos puede ser un lugar interesante de visitar, aunque a Mati no le apetece mucho y por no tenerla esperando en la puerta decido no pasar yo tampoco.




La cantidad de Museos que posee Belmonte darían para pasar aquí todo el día si también hacemos la visita al castillo que es lo que vamos a hacer nosotros ahora.



En esta ocasión la visita es de pago, 2 euros cuesta la broma. Y digo broma porque este es el castillo más feo de los que hemos visitado y en el que más hay que pagar, incongruencias de la vida.






Tan solo destacaría las preciosas vistas que se tienen desde aquí arriba de Belmonte y de la Sierra de la Estrela, por lo demás no merece la pena ya que hasta la terraza de la torre del homenaje está cerrada y no se puede acceder. En cambio te ofrecen una exposición de trajes típicos que no nos dice mucho.



Al salir del castillo vemos un grupo que está haciendo una visita guiada y decidimos seguirlo a cierta distancia para ver lo que nos hemos perdido hasta ahora. Nos metemos por las callejuelas de la judería con bonitas casitas de una sola planta hasta que llegamos a la Sinagoga.




Parece ser que todavía viven unas 20 personas descendientes de aquellos judíos que llegaron a Belmonte procedentes de la España de los Reyes Católicos cuando nuestro país los echó de sus hogares. Aquí encontraron durante un tiempo un lugar para vivir y actualmente hay algunas familias viviendo y practicando su religión. Sus casas son claramente identificables por sus adornos en las fachadas.



La excursión termina y por tanto lo que se daba. Un breve vistazo a la Iglesia de Santo de Belmonte y el Panteón dos Cabrais donde también hay que pagar si se quiere visitar por dentro, así como a la bella silueta del castillo de Belmonte y ponemos así fin a nuestro encuentro con esta población .



El último destino de hoy nos lleva a Castelo Novo separado un par de kilómetros de la autopista A23. Conforme nos vamos acercando recorriendo la carreterita que serpentea para introducirse en la montaña, vemos las consecuencias del gran incendio que asoló hace unos años esta parte de Portugal. Roca despojada de su original vegetación y que convierte este lugar en algo así como un paisaje lunar.

Castelo Novo:



Nos instalamos en el gran parking ubicado en la parte alta del pueblo donde se llega por una carretera que no toca para nada el pueblo, GPS: 40.0761, -7.49879 gratuito y con una fuente de agua donde se podría rellenar la auto.
Oyendo música y tomado un refresco en la auto vamos contemplando desde una privilegiada posición como el sol desaparece detrás de la montaña que cobija la aldea, que se prepara para recibir la noche. 


Bajamos al pueblo antes de cenar y acostarnos. Paseamos por lo que parece ser un pueblo abandonado, no nos encontramos con nadie, solo oímos los ladridos de algunos perros que aúllan a la luna llena. A duras penas podemos subir al castillo ante la ausencia de luces que nos guíen para contemplar una bonita panorámica nocturna.




La plaza de Castelo Novo es asombrosa y preciosa. El típico pelourinho en medio, testigo del paso de los siglos, enfrente el ayuntamiento bajo la torre de la Iglesia y a pie de calle una curiosa y bella fuente de piedra. Alrededor y como convidadas de excepción las casitas bajas con sus puertas y ventanas de madera pintadas con el color rojizo de nuestras plazas de toros.






Nos perdemos por las callejuelas poco iluminadas de Castelo Novo, descubrimos fuentes enormes de piedra, callecitas con sus acequias por donde discurre el agua rompiendo el silencio de la noche, alguna plaza más con algún árbol centenario, dormido esperando mejores condiciones para volver de nuevo a la vida.




Día 6 domingo 12 de Enero de 2020:

Amanece un nuevo día en tierras portuguesas. La noche no ha podido ser más tranquila, no hemos oído absolutamente  nada. Ya se que por donde nos estamos moviendo no sería normal tener problemas de ruidos por lo pequeño de los pueblos. Pero sí que es cierto que las veces que hemos venido a Portugal no hemos tenido los típicos problemas de ruidos y gente molestando que sí tenemos en algunos lugares de España.





Aprovechamos la soleada mañana para terminar de ver Castelo Novo donde volvemos a constatar la paz y tranquilidad que se respira por sus desiertas calles. Las dos Iglesias que ya vimos anoche continúan cerradas por  lo que no podemos verlas por dentro. El castillo sigue abierto y su visita es igualmente gratuita, vemos que a la entrada hay una oficina que hace las veces de información turística y museo etnográfico, aunque pasamos directamente al castillo o a sus ruinas. Es el castillo peor conservado de todos los que llevamos visitados.







De nuevo volvemos a la Plaza que anoche nos enamoró. Ahora luce de otra manera, menos romántica y misteriosa, pero igual de bella.







Poco más hay que ver en este oasis que es Castelo Novo rodeado de la pelada montaña que no hace mucho perdió su vegetación a causa del fuego. Nos despedimos de esta aldea poniendo rumbo a otros destinos de esta bonita zona de Portugal que estamos recorriendo. Pero eso ya lo dejaremos para la siguiente entrada del blog.








2 comentarios:

ViajesDave dijo...

Me guardo el post, buena entrada amigo viajero

alsaga dijo...

Gracias por leernos, un saludo y nos vemos en el camino.