El día de hoy puede considerarse como uno de los días más interesantes cuando se están recorriendo los fiordos noruegos, ya que el fiordo de Geiranger probablemente sea el más bonito de todos.
Ruta total del crucero
Tras otra apacible noche de navegación como viene siendo habitual en todos los trayectos, cuando nos levantamos ya estamos recorriendo los 15 kilómetros que tiene de longitud el fiordo de Geiranger que tiene una anchura máxima de 1,5 kilómetros y una profundidad máxima de 600 metros.
Todo el mundo está en las cubiertas observando maravillados este precioso entorno natural que le ha valido ser declarado Patrimonio de la Humanidad.
Por la megafonía nos van informando de las diferentes cascadas que van saliendo a nuestro encuentro como las de las siete hermanas, velo nupcial, pretendiente, el monje, etc.
Noruega es el país de los fiordos por lo que es difícil elegir cual puede ser el más bonito de todos pues cada uno tiene su encanto. Lo que diferencia a Geiranger del resto es la altura y verticalidad de las montañas que lo rodean, la cantidad de nieve que se acumula en las cumbres y el gran número de cascadas rebosantes de agua que se precipitan desde los alto de esas montañas. A ello hay que añadirle la frondosidad de los bosques que cubren las escarpadas montañas.
Poco a poco nuestro barco se va acercando a la pequeña aldea de Geiranger situada al final del fiordo. Durante el trayecto hemos podido ver algunas aldeas aisladas en lo alto de las montañas, aunque al llegar a la aldea de Geiranger podemos ver que las mismas abundan aquí.
Otros 2 cruceros están atracados aquí. Podemos ver que hay un pequeño muelle de desembarco pero está ocupado por un crucero mayor que el Zenith por lo que a nosotros nos toca hacer el desembarco en las pequeñas lanchas que lleva nuestro crucero.
Primero desembarcamos los que llevamos alguna excursión contratada por lo que nos asignan lugar y hora para desembarcar. La organización es buena y no hay que hacer colas ni apreturas ya que previamente a cada pasajero le asignan un turno.
La excursión que nosotros vamos a hacer dura todo el día con almuerzo incluido, partiendo de Geiranger en un recorrido circular finalizando en Hellesylt donde nos recogerá el Zenith.
Tras desembarcar nos suben al autobús y partimos hacia el famoso mirador desde donde se obtienen unas de las mejores vistas del fiordo. Observamos el lugar tan privilegiado que ocupan las autocaravanas en Geiranger junto a la desembocadura del río.
Por la revirada carretera 63 y en un continuo ascenso llegamos a un mirador desde el que contemplar una preciosa panorámica del fiordo de Geiranger. Nos detenemos unos minutos para hacer las fotos de rigor que inmortalicen esta maravilla obra de la naturaleza.
El acceso hasta este mirador se puede realizar a pie, aunque hay que echarle ganas pues el desnivel es notable. Sin duda el premio se lo merece. Nosotros seguimos en bus ascendiendo por una preciosa carretera llena de reviradas curvas. Me imagino circular por aquí con la autocaravana y por un momento me alegro de estar haciéndolo en autobús y poder disfrutar más del paisaje.
El autobús va ganando altura y cuando nos queremos dar cuenta estamos completamente rodeados de nieve. Llegamos a un complejo de hotel, restaurante y tiendas situados junto a un lago helado y tomamos un desvio a la izquierda para acceder al mirador Dalsnibba tras el abono de un peaje obligatorio.
Aquí de nuevo nos dejan unos minutos para poder disfrutar de las maravillosas vistas del fiordo de Geiranger desde esta imponente altura y rodeados de montañas cubiertas de nieve. GPS: 62.048683, 7.269936.
Desde aquí arriba podemos ver el revirado recorrido de la carretera por la que hemos transitado y por un momento me recuerda a las fotos que he visto de la famosa Trollstigen o carretera de los Trolls ubicada en Andalsnes. Por cierto, no pilla lejos dicha carretera y para una ruta en autocaravana habría que incluirla en el itinerario.
De nuevo en marcha seguimos por la carretera 63 que transita paralela a un gran lago prácticamente helado. Al llegar a la carretera 15 giramos a la derecha para iniciar el descenso hacia latitudes más bajas.
Paramos al borde de la carretera para ver algún que otro salto de agua que se precipitan caudalosamente por precipicios realmente imponentes.
Algunas casas de piedra con sus techos de hierba salpican las laderas de las montañas.
Descendemos hacia tierras más llanas salpicadas de preciosos lagos de aguas claras y transparentes donde se reflejan las impresionantes montañas cubiertas de nieve.
Por fin llegamos a Stryn donde nos detenemos para almorzar en un restaurante de la localidad. Una vuelta por el pueblo para hacer alguna fotografía y continuamos ruta hacia la parte final de viaje.
Otra parada en el pequeño pueblo de Grodás donde disfrutar de las preciosas vistas de su lago con sus casitas de madera para proseguir viaje dirección a Hellesylt donde nos espera el crucero.
La última parada del viaje la realizamos para ver el puente de Horndola construido en piedra en el año 1810, donde muchas mujeres se empeñan en meter la cabeza por el agujero de una piedra ya que según parece cuenta la leyenda que la mujer que sea capaz de introducir la cabeza será casta o virgen o algo parecido. El caso es que más de una se ve mal para poder sacar la cabeza.
Llegamos por fin a Hellesylt donde embarcamos en el Zenith tras haber pasado el día por estas preciosas tierras noruegas.
Día 7. Viernes 25 de Mayo.
Amanece otro espléndido día sin una nube en el horizonte y con una temperatura de unos 20 grados, bastante agradable. El trayecto de esta noche ha sido corto por lo que el barco ha atracado bastante temprano en Alesund ciudad donde estaremos todo el día de hoy.
Conocida como la ciudad de la arquitectura art nouveau, Alesund está edificada sobre siete islas de la costa oeste noruega. Actualmente cuenta con unos 46.000 habitantes que tienen en la pesca su principal fuente de ingresos. Al estar próxima a Geiranger ha aprovechado el tirón del famoso fiordo para atraer también turismo.
Tras desembarcar nos ponemos en marcha para descubrir esta ciudad cuyo centro urbano quedó prácticamente destruido la noche del 23 de Enero de 1904. Tuvo que ser reconstruida entre los años 1904 y 1907 con materiales de piedra y ladrillo siguiendo el estilo arquitectónico de art nouveau, detalle que podemos ir observando por muchos edificios de la ciudad con las fechas de su construcción impresas en las fachadas.
Nos parece una ciudad limpia, acogedora y agradable de visitar y pasear, sobretodo la zona de su puerto deportivo perfectamente integrado en la ciudad y donde se alzan unas casitas reflejadas en el agua de tonos color crema muy bonitas.
Ponemos rumbo hacia el mirador Fjellstua ubicado en el monte Alksla y desde donde se obtienen las mejores panorámicas de la ciudad. Se puede subir en bus, tren turístico o andando para lo cual hay que hacerlo a través de sus 418 escalones que superan una altura de 130 metros. Nosotros lo hacemos así y tampoco es tan duro, se hace llevadero.
El premio son las preciosas vistas que se tienen desde esta altura del conjunto de la ciudad de Alesund con los cruceros atracados en su puerto y sus numerosas islas diseminadas.
Seguimos recorriendo la ciudad tras haber descendido del mirador, volvemos a cruzar el canal marino y visitamos la otra parte de la ciudad donde se alza la Iglesia con su fachada de piedra.
Se está realizando una boda en su interior por lo que esperamos un rato a ver si cuando termine la ceremonia podemos pasar a verla. Pero cuando ésta finaliza y los novios son recibidos a bocinazo limpio por un par de camiones, nos dicen que está cerrada al público y no se puede ver.
Seguimos recorriendo las calles de Alesund y disfrutando de este curioso estilo arquitectónico con sus bonitas casas construidas algunas de ellas en piedra, otras con sus torretas y colores pastel crema que le dan un toque peculiar y único.
De nuevo volvemos al canal que sin duda es el punto con mayor interés comercial de la ciudad y donde abundan las tiendas de recuerdos y regalos. Aprovechamos que mañana será el último día del viaje para hacer algunas compras y a la hora de comer nos vamos hacia el crucero.
A media tarde partimos de Alesund, una agradable ciudad que merece la pena ser descubierta y ponemos rumbo hacia la última ciudad que visitaremos en este viaje, Trondheim.
Día 8. Sábado 26 de Mayo.
El día de hoy amanece cubierto y con la temperatura más baja de todos los días que llevamos de crucero, pero mientras no llueva nos damos por satisfechos. La mañana de hoy la emplearemos en recorrer la ciudad de Trondheim hasta la tarde que tomaremos el avión de regreso a casa.
Tenemos la suerte de tener la mañana libre ya que hasta la tarde no sale nuestro vuelo. Cuando llegamos Rostock en Alemania lo hicimos de los últimos por lo que no nos dio tiempo a ver la ciudad. Por este motivo ahora somos del último turno en tomar el avión por lo que a cambio tenemos la posibilidad de ver Trondheim.
Trondheim es la tercera ciudad más grande y poblada de Noruega. Posee una de las universidades más prestigiosas del país, además cuenta con la catedral más importante de Noruega y en la edad media fue por un periodo breve la capital del país.
Tras desembarcar y darnos la bienvenida una chica vestida con el tradicional traje de esta zona del país agasajándonos con unos dulces, ponemos rumbo al centro de la ciudad. Cruzamos las vías de tren y el canal para descubrir la ciudad que a estas primeras horas de la mañana del sábado está bastante dormida todavía.
Llegamos a un mirador que se asoma al río Nidelva donde se reflejan las preciosas siluetas de las antiguas casas de madera pintadas de vivos colores que le otorgan a este lugar un encanto único.
Estas casas de madera fueron construidas en su mayoría en el siglo XVIII y han llegado hasta nuestros días en un perfecto estado de conservación. Casi todas ellas albergan restaurantes o tiendas siendo recomendable pasar al interior de alguna para ver este tipo de construcción.
El río Nidelva está salvado en esta zona por el turístico puente Viejo o como ellos lo llaman el Gamle Bybru que conecta el casco viejo con el barrio de moda Bakklandet. Construido en 1861 está pintado de un color rojo decadente y por momentos recuerda a los puentes japoneses. Es uno de los lugares más fotografiados de Trondheim y también se le conoce como la puerta de la felicidad.
Ya en el barrio Bakklandet paseamos por sus callecitas peatonales donde se alzan preciosas casas de madera pintadas de colores que conforman un conjunto realmente encantador y donde reina una perfecta armonía.
Volvemos de nuevo al casco antiguo y no podemos resistirnos a asomarnos a esta parte del río para deleitarnos una vez más con la bonita estampa de las viejas casas de madera al borde del río Nidelva.
Atraídos por la alta torre de la Catedral de Nidaros caminamos hasta llegar a ella. Está ubicada en la tumba del Rey Olaf II de Noruega conocido como el Santo ya que luchó para imponer el cristianismo en Noruega. Las obras comenzaron en el año 1070 y no se acabarían hasta el 1320 mezclando los estilos románico y gótico.
Al lado de la fachada principal se ubica un centro de interpretación de la Catedral donde se encuentran las taquillas para comprar las entradas. Leemos en internet que en el interior no dejan hacer fotografías y unido al elevado precio de las entradas decidimos no pasar al interior y verla solo por fuera.
Al lado de la Catedral también se puede visitar el Palacio del Arzobispo, un complejo arquitectónico medieval y que hoy alberga varios museos como la exposición de las joyas de la Corona, el Museo militar, el Museo de la resistencia y el Museo del Palacio del Arzobispo. Dichas entradas se pueden comprar en un bono junto a la visita de la Catedral.
Otro lugar de interés y que nosotros divisamos a lo lejos es la Fortaleza de Kristiansen ubicada en el punto más alto de Trondheim.
Recorremos las calles más comerciales que a estas horas ya han recobrado su buen ambiente. La Plaza donde se alza la columna con la estatua del Rey Olaf así como el Stiffsgarden el Palacio del siglo XVIII residencia oficial de los Reyes de Noruega cuando visitan Trondheim.
A medio día volvemos a embarcarnos en el Zenith para comer y prepararnos para el regreso a casa. Coincidimos en el restaurante con los nuevos pasajeros que harán el recorrido inverso. Vemos las caras que nosotros teníamos que tener cuando hace una semana nos embarcamos, cargadas de entusiasmo y de ilusiones por realizar.
Partimos de Trondheim desde su aeropuerto llegando sin incidencias a Madrid tras haber vivido un viaje maravilloso e inolvidable donde hemos disfrutado de la naturaleza noruega y de la amistad de nuestros compañeros de mesa que quién sabe si algún día volveremos a coincidir en otro crucero.
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