Con la excusa de acercarnos hasta Getafe para ver a Alejandro que hace ya un tiempo que no ha venido por casa, aprovecharemos el fin de semana para hacer una pequeña salida por Alcázar de San Juan y las lagunas de Ruidera.
Tras dejarle a nuestro hijo varias cosas y comer con él, partimos de Getafe y nos acercamos a Alcázar de San Juan donde pernoctaremos esta noche.
Nos vamos directamente al área de autocaravanas de la localidad ubicada junto a la plaza de toros y frente al parque Alces, GPS: 39.389658, -3.219290, dispone de servicio de llenado y vaciado y es gratuita.
Una vez instalados en el área nos dirigimos hacia el centro de la localidad manchega. A los 10 minutos de tranquilo paseo llegamos a la Plaza España lugar donde radica el verdadero centro de Alcázar y desde donde parten las calles comerciales.
En dicha plaza nos encontramos con las esculturas de dos personajes célebres no ya solo de Alcázar sino de toda la Mancha, El Quijote y Sancho Panza.
En la Plaza de España se encuentran el Ayuntamiento y la Oficina de información turística, así como algunos edificios con vistosas fachadas.
En la cercana Plaza de Santa Quiteria podemos ver la Iglesia del mismo nombre con la fachada de piedra rojiza tan característica de la localidad.
Alguna que otra fachada curiosa y algún edificio que merece ser destacado.
Por la Calle Trinidad llegamos a la Iglesia y Convento de la Santísima Trinidad con la fachada construida con el mismo tipo de piedra rojiza. El interior no destaca sobremanera.
Callejeamos un rato por las animadas calles peatonales donde se ubican gran parte de las tiendas. Tras unas compras ponemos fin a la visita dirigiéndonos hacia el área.
La noche resulta ser algo más movida de lo que nos hubiera gustado ya que toda la noche ha estado pasando gente por el parking haciendo ruido y dando voces. También algún coche circulando a gran velocidad. Por todo ello la pernocta ha resultado complicada y si tuviéramos que volver a Alcázar buscaríamos otro lugar para pernoctar más tranquilos.
Antes de partir de Alcázar de San Juan queremos visitar los cuatro molinos de viento ubicados en el cerro de San Antón a las afueras de la localidad. GPS: 39.370773, -3.190981, donde hay un parking a los pies de los molinos y donde dejamos la autocaravana ya que subir arriba no es recomendable.
Para legar al parking hay que tomar la carretera de Tomelloso y a unos 2 kilómetros de Alcázar sale a la izquierda un camino que sube al parking. Pero hay que estar atento ya que hay que hacer alguna maniobra un tanto extraña.
Sorprende que este acceso no esté mejor señalizado y que sea tan confuso para visitar un lugar de interés como son los molinos, pero es lo que hay.
La Mañana es fresca, sopla algo de viento y las nubes que se vislumbran no auguran nada bueno.
Vemos que está llegando gente aquí pues deben de tener preparado algún tipo de acto en la mañana de hoy.
Comprobamos que están poniéndole lonas blancas a las cuatro palas de uno de los molinos, imaginamos que será el que mejor funciona. Parece ser que algunos días los ponen en funcionamiento para que el aire haga la labor que antaño hacía que se movieran estos colosos blancos que han llegado a nuestros días.
Se puede visitar alguno de ellos por dentro para ver el mecanismo y la estructura interna de los molinos, es algo curioso de ver cómo funcionan y la utilidad que se les daba y a quien no los haya visto es algo que se aconseja. Nosotros ya visitamos por dentro en una ocasión uno en Consuegra por lo que ya lo conocemos.
Como vemos que pasa el tiempo y no empieza el espectáculo de ver el molino funcionar por la fuerza del viento partimos ya que queremos aprovechar lo que queda de la mañana.
Pasamos por Argamasilla de Alba y a los pocos kilómetros nos detenemos al lado de la carretera para contemplar el castillo de Peñarroya, GPS: 39.062639, -3.007957, es una explanada de tierra sin servicios y gratuita para visitar el castillo.
El castillo está enclavado en un lugar realmente bonito y con bastantes opciones para hacer senderismo, rutas en bicicleta, deportes de agua etc. Además desde aquí se tienen unas vistas preciosas de la pequeña presa de Peñarroya que recoge las aguas del Guadiana sobrantes de las lagunas de Ruidera.
Parece ser que el origen de esta fortaleza es árabe, del siglo XII estando en la actualidad bastante bien conservado. Posee un foso que le da un toque más espectacular si cabe, aunque como característica principal se encuentra el color rojizo de sus piedras.
El acceso es gratuito y se puede acceder a la capilla de la ermita de Nuestra Señora de Peñarroya.
Para saber más: Castillo de Peñaroya
Seguimos la ruta y la siguiente parada son las lagunas de Ruidera. Llegamos al pueblo de Ruidera y nos internamos por la carretera que va paralela a las lagunas con el fin de ir viéndolas y disfrutando de este precioso paisaje.
Todo este lugar es maravilloso ya que se compone de una serie de lagunas a diferente nivel lo que hace que se formen cascadas entre unas y otras dependiendo de la cantidad de agua que haya en las diferentes épocas del año.
Unas son más grandes y otras más pequeñas, pero todas están interconectadas entre sí, formando un conjunto declarado parque natural. Se puede ir parando en cada una de ellas para verlas y hacer alguna foto. En esta época del año no hay problemas de saturación y se puede aparcar en todos los parkings. Existen dos campings, un albergue y un par de hoteles.
Por tanto es un destino a tener en cuenta en época estival ya que el lugar ofrece bastantes atractivos y está preparado para recibir turismo.
Terminamos de visitar todas las lagunas y volvemos por la misma carretera hacia el pueblo de Ruidera donde nos subimos al mirador para contemplar desde arriba parte de este bonito entorno.
Además de visitar estas impresionantes lagunas se puede asimismo visitar la cueva de Montesinos mencionada en el Quijote por Miguel de Cervantes, así como los restos del castillo de Rochafrida.
Para saber más: Lagunas de Ruidera
Bajamos de nuevo al pueblo y buscamos un lugar para comer. Después de intentarlo en 3 restaurantes donde no conseguimos mesa por la gran cantidad de gente que hay en el pueblo, al final encontramos mesa en la cafetería Charlie en la Plaza Cervantes.
La experiencia no es nada del otro mundo pero salimos satisfechos de la calidad y del precio.
Ponemos rumbo a casa cuando empieza a caer una buena tormenta que nos acompañará durante varios kilómetros.
Con esto llegamos al punto final de una mini salida pero que nos ha servido para retomar nuestra forma de viajar después de un tiempo donde no lo habíamos podido hacer.
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