06 octubre 2020

Norte de Portugal, sur de Galicia, 1ª parte.

Este año 2020 iba a ser un año cargado de viajes, pero ha resultado ser el año del virus y del confinamiento. Y menos mal que ya en Julio nos dejan salir y circular libremente. Este año no se trata de hacer un largo viaje, más bien quedarse cerca de casa. Toca el norte de Portugal y sur de Galicia.

Ha sido una primavera dura, los cuatro confinados en casa. Nos merecemos unas vacaciones y por ello salimos en la autocaravana unos 20 días del mes de Julio por el país vecino y Galicia que ya teníamos ganas de volver a verla.

Día 1º. 8 de Julio, miércoles:


Salimos por la tarde hacia Toledo nuestro primer destino de esta salida. No es que vayamos a Toledo en plan turístico, esta vez lo hacemos por necesidad ya que a Paula le van a dar destino y tenemos que estar mañana a primera hora en la ciudad.
Estacionamos en el parking de Azarquiel sin ninguna otra auto. Pasamos una noche bastante tranquila aunque con algo de calor. GPS: 39.862579, -4.015676.



Día 2º. 9 de Julio, jueves:

Empleamos la mañana en la tarea que nos ha hecho venir a Toledo. Las noticias son buenas ya que el destino de Paula es la mejor opción a la que podía optar en cuanto a cercanía a casa.
Sobre la marcha decidimos que el siguiente destino va a ser Ávila pasando por lugares que anotamos para una siguiente ruta como Escalona o el embalse de Burguillo.




Llegamos a Ávila a la hora de comer y estacionamos en el enorme parking donde estacionan habitualmente las autos, GPS: 40.661455, -4.705143, gratuito y sin servicios. Vemos que están a punto de finalizar las obras de la futura área de autocaravanas.

Ávila.



Sin tiempo que perder nos dirigimos hacia el casco antiguo de esta preciosa ciudad que hace ya algunos años tuvimos la oportunidad de conocer.







Tras consultar con el teléfono algún lugar para comer decidimos finalmente probar suerte en el Restaurante mesón Tres Siglos donde comemos bien de precio y calidad.





Tras la comida y el momento de descanso nos ponemos de nuevo en marcha para dar una vuelta por la ciudad. Hace calor y no apetece demasiado estar andando por lo que en primer lugar hacemos otra parada en una cafetería a tomar café.


La Catedral aparece ante nosotros casi de inmediato. Nos dirigimos a su interior con el objetivo de verla por dentro pero nos dicen que la entrada cuesta algo así como 6 euros por lo que optamos verla tan solo por fuera.




En la misma Plaza de la Catedral también sorprende el bonito edificio que aloja la Oficina de Correos. Seguimos bordeando la Catedral y podemos ver alguna portada de lo más interesante.




Bordeamos las perfectamente conservadas murallas de Ávila hasta la imponente Puerta del Alcázar y la grandiosa Plaza de Santa Teresa de Jesús. No podemos resistirnos a comprar algunos dulces típicos de la ciudad entre los que se encuentran las deliciosa yemas de Santa Teresa.






Nos volvemos a meter otra vez dentro de las murallas y lo primero que vemos es la estatua del Presidente Adolfo Suárez nacido en Cebreros provincia de Ávila, uno de los personajes más ilustres que ha dado esta tierra.








Abren las tiendas en horario de tarde y yo me decanto por seguir haciendo turismo cultural por lo que me traslado hasta la Basílica de San Vicente. Abono los 3 euros que cuesta la visita de su interior, me descargo la audio guía y voy recorriendo las diferentes instancias.





Es un monumento precioso tanto por dentro como por fuera y lo más interesante es el sepulcro de los Santos Hermanos Mártires realizado en piedra policromada en un estado de conservación excepcional.







Terminadas las compras y satisfecho mi interés cultural ponemos fin a la visita de Ávila antes de que empiece a llover. No conseguimos llegar completamente secos a la autocaravana ya que una tormenta estival hace acto de presencia regándonos copiosamente.


Cuando deja de llover abandonamos el parking donde vemos que se están terminando las obras de la futura área de autocaravanas de la ciudad. Pasamos por el mirador de Los Cuatro Postes y nos detenemos a contemplar la preciosa panorámica de Ávila.





En esta ocasión no hemos hecho acopio de provisiones por lo que al pasar por Salamanca nos detenemos en un centro comercial para hacer acopio de comida y bebida.
A última hora de la tarde llegamos a Zamora y nos dirigimos al parking Pisones que actualmente está habilitado como área de autocaravanas, GPS: 41.503395, -5.756478, gratuito, con servicio de carga y descarga de aguas, sombras de árboles y a 10 minutos del casco antiguo.

Zamora.


Nos instalamos debajo de un árbol para que mañana nos de la sombra y cenamos en la auto. Pensamos que puede estar bien una visita de noche a la ciudad sobretodo desde la otra orilla del río Duero.





Zamora es una ciudad que ya conocemos y a pesar de ello nos agrada mucho pasear por la orilla del río y contemplar unas vistas diferentes desde aquí. Damos una vuelta por el centro y nos marchamos de nuevo al parking dejando la visita más pausada para mañana.


Día 3º. 10 de Julio, viernes:

Noche tranquila en el área después de que unos cafres que había en el parking, sobre las dos de la noche decidieran que ya habían molestado suficiente y se marcharon.
Las visitas guiadas a la ciudad hemos visto que son algo subidas de precio por lo que decidimos visitar la Catedral que no conocemos y recorrer el resto de monumentos por nuestra cuenta.




Sigo sin entender los altos precios que cobran en muchos monumentos, 5 euros los adultos y 3 euros los estudiantes. Cosa que los hace menos interesantes sin duda. La Catedral encima no nos dice gran cosa, tan solo se salva el Museo Catedralicio con una exposición de tapices flamencos del siglo XV que son realmente una maravilla.






El grupo se divide en dos, turismo de tiendas y el de monumentos y gastronomía. Alejandro y yo optamos por el segundo recorriendo algunos de los monumentos más representativos de la ciudad. En la anterior ocasión que estuvimos en Zamora tuvimos la oportunidad de visitarlos por lo que ahora hacemos una visita más somera.









Una vez satisfechos los intereses turísticos, gastronómicos y comerciales ponemos rumbo al área para comer, descansar y realizar las habituales tareas autocaravanistas antes de dejar un área de servicio.
En medio de un intenso calor a media tarde ponemos rumbo hacia el primer destino luso, Bragança.



Llegamos a media tarde a Bragança estacionando en su área de autocaravanas, GPS: 41.803811, -6.746107, gratuita, con servicio de carga y descarga de aguas, a unos dos minutos del castillo. Como recomendación, estacionar en el parking de abajo ya que está más nivelado.

Bragança.



Esta tarde hace calor por lo que decidimos posponer la visita a cuando el sol baje un poco y se pueda pasear sin este bochorno. Noto que el frigo de la auto deja de funcionar a gas y poco después vuelve a prender de nuevo. Mal síntoma, esperemos que se quede en algo anecdótico.





Tras una corta subida penetramos en el casco antiguo de Bragança por la Puerta del Sol, una de las puertas del recinto amurallado. Y es que hay que diferenciar en dos partes claras esta localidad, el recinto amurallado del castillo ubicado en lo más alto y el resto de la población que se extiende al otro lado de las murallas en la parte baja.



Sin duda lo más representativo de esta auténtica ciudadela es el castillo donde destaca la inmensa torre del homenaje o torre del Princesa y que actualmente acoge el Museo Militar a esta horas cerrado.
También en la ciudadela se ubica la Iglesia de Santa María, igualmente cerrada y sobre todo el edificio anexo, la Domus Municipalis, una construcción del siglo XII muy bien conservada no estando claros los motivos de su construcción que van de antiguo ayuntamiento o cisterna de agua.


Sin nada más que ver por dentro dentro de la ciudadela salimos de la misma por la Puerta de la Villa  y bajamos por una empinada callejuela a la parte llana de Bragança. Mientras bajamos nos echamos unas risas ya que toda la calle está llena de coches que nos deslucen una bonita foto, hacemos sonar un aviso a modo de altavoz policial para que los vecinos nos retiren los coches y nos quede la calle limpia para una foto perfecta.


Llegamos a una placita con un monolito en medio, una fuente de piedra, un bello edificio y la Iglesia de Sao Vicente a la que pasamos para verla por dentro.



Seguimos callejeando por Bragança hasta que llegamos a la Plaza de Se donde encontramos alguna que otra casa blasonada, el típico pelourinho y la Catedral a estas horas cerrada.


No vemos mucho más encanto de la ciudad, quizás esperábamos algo más por lo que nos vamos hacia el río Fervença y tomamos una especie de pasarela turística que va paralela al río que nos lleva a la Casa de la Seda donde se explica el mundo de los gusanos de seda. También pasamos por el Museo de Ciencia Viva que igualmente está cerrado. 



Por la misma pasarela llegamos a una zona que tiene un especial encanto pero que necesita una rehabilitación urgente para sacarle más partido a esta zona. Una casa curiosa de un particular con monumentos en miniatura de Portugal y otras partes del mundo hacen que nos detengamos un rato.





Bordeamos la muralla de la ciudadela de camino al área de autocaravanas buscando la postal de Bragança que he visto en internet, pero me doy cuenta que hay que hacerla desde un monte alejado por lo que desistimos. Para eso está internet, para aprovecharse del esfuerzo de otros. Por eso la foto de abajo nos indica lo bonita que es la ciudadela de Bragança.

 
Después de cenar, cuando la noche se ha echado encima volvemos a la ciudadela para verla iluminada con luz artificial. Encontramos un gran ambiente con gente cenando en las terrazas de los restaurantes que hay dentro.






Día 4º. 11 de Julio, sábado:

Tras una tranquila noche en el área de autos, hacemos las típicas operaciones de carga y descarga. No me resisto a realizar alguna foto de la ciudadela de Bragança desde una posición distante que da como resultado la foto de abajo.



El primer destino de hoy es Chaves donde llegamos tras atravesar una zona algo montañosa y de carreteras algo estrechas y reviradas desde que abandonamos la autopista.
Estacionamos junto al castillo, GPS: 41.73988, -7.47273, gratuito, con sombra y con una ubicación excelente.

Chaves.





Chaves nos recibe con los brazos abiertos, con su imponente castillo donde destaca la torre del homenaje y sus bellos jardines.
Dicha torre del homenaje alberga un museo militar donde si se paga la entrada uno puede ver una colección de armas, armaduras, etc de diferentes épocas y lugares.



Detrás del castillo nos encontramos con la Plaza de Camoes con varios edificios monumentales como el ayuntamiento de Chaves, la Iglesia de la Misericordia cerrada a estas horas o la estatua de Dom Afonso, 8º Conde de Barcelos y Primer Duque de Bragança.





Seguidamente llegamos a otra plaza en esta ocasión la de la República donde se erige el típico pelourinho. Desde esta Plaza tomamos la Rua Direita que podríamos calificarla como la calle más comercial de Chaves. Algunas de las tiendas que todavía quedan, nos recuerdan cómo eran este tipo de negocios en épocas pasadas. En una de ellas me compro una cartera de piel y en otra al pasar el puente nos compramos unos pasteis de Chaves elaborados con hojaldre y rellenos de carne picada de cerdo.






Atravesamos el antiguo puente romano de granito de 18 arcos, aunque en la actualidad solo quedan 12. Su construcción se remonta a finales del siglo I y principios del siglo II. Podemos admirar 2 columnas conmemorativas que atestiguan que el monumento fue concebido en tiempos del emperador romano Trajano.




Compramos varias cosas de un mercadillo que hay al otro lado del río Tamega sobre todo fruta que nos vuelve a recordar cómo sabían antiguamente.




Volvemos a cruzar el río por el puente romano saliéndonos al paso algunas bonitas fachadas, amplias y elegantes plazas y capillitas de cuento.





Existen en Chaves dos fuertes el de Sao Francisco y algo más fuera de la población el de Sao Neutel. Ambos siguen el sistema de construcción de Vauban y hay bastantes en Portugal. Ya no son horas de ir deambulando por las calles con el calor que está haciendo, por lo que los dejamos para la próxima vez.
Hemos dejado para el final las típicas casitas de balcones de madera alegremente pintadas.



Están en todo el centro y pegadas al castillo siendo muy fotogénicas por lo alegres de sus pinturas. Pegando a la torre del homenaje, en Largo do Municipio está la pastelería María donde venden unos pasteis de Chaves, el típico pastel de nata. No podemos resistir la tentación y compramos varios. Están de miedo.


Comemos en la auto a la sombra de los frondosos árboles del parking y aún así pasamos calor. Por tanto no podemos descansar más relajadamente y decidimos reemprender la marcha y aprovechar el aire acondicionado de la auto. Ponemos rumbo a Lamego atraídos por su Santuario.


El recorrido se hace muy llevadero por los paisajes que se pueden divisar desde la autopista. Colinas llenas de viñedos que escoltan al río Duero a sui paso por estas tierras portuguesas. Creo que estaría bien hacer un recorrido más pausado por esta zona de colinas, ríos y vinos.




A media tarde llegamos a Lamego y nos vamos directos al parking de las piscinas municipales donde conseguimos estacionar, GPS: 41.09488, -7.8143, gratuito y sin servicios.

Lamego.




Hace bastante calor y a Alejandro y a mí nos apetece darnos un chapuzón en las piscinas, por lo que nos cambiamos y tras sacar las entradas nos metemos para dentro.


Después de un refrescante baño toca hacer el recorrido turístico por la población- El parking está muy cerca del centro por lo que en un momento nos encontramos en el bulevar de la Avenida del Doctor Alfredo Sousa que es la arteria principal de Lamego. Desde este lugar se obtienen unas preciosas vistas de las escaleras que suben hasta el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios.


Al final de paseo se ubica la Catedral, el Museo Diocesano y el Museo de Lamego. La Catedral se encuentra abierta aunque se está celebrando misa, nos asomamos un momento pero tampoco es cuestión de estar curioseando. Lo dejamos para después de terminar la misa.









En esta lugar se obtienen unas bonitas vistas de Lamego. La estatua de D. Miguel un Obispo de la localidad, el Museo Diocesano, algunas casonas blasonadas y al fondo las escaleras rematadas con el Santuario en lo más alto.




Dejamos la parte baja de la ciudad y nos internamos en la ciudadela por una callejuela ascendente que se interna en esta antigua parte de la ciudad tras pasar bajo una puerta medieval conocida como la Puerta del Sol. Desde aquí existe un pequeño mirador desde donde se obtienen bonitas vistas de la ciudad.






Tras una sinuosa subida llegamos a lo más alto de Lamego donde se ubica el Castillo del que tan solo queda la Torre del Homenaje y algo más separada la cisterna. Al parecer la torre no se puede visitar y la cisterna nos la encontramos igualmente cerrada.


 No ha merecido demasiado la pena hacer el esfuerzo de subir hasta tan alto. De nuevo bajamos hacia la Catedral y vemos que ha terminado la misa y la han cerrado por lo que nos quedamos in verla por dentro.





La tarde se ha enrarecido, hay una nube que amenaza lluvia inminente por lo que tras contemplar una vez más las preciosas escaleras nos vamos hacia el parking de las piscinas a recoger la auto ya que hemos pensado que estaría bien pernoctar en el parking del Santuario.



Subimos hasta el parking del Santuario, GPS: 41.09005, -7.81802, gratuito y sin servicios, aunque se pueden utilizar los aseos del santuario e incluso coger agua de unas fuentes ubicadas a las puertas del mismo.


Con la noche ya cerrada se pone a diluviar como si no hubiera un mañana. Pasamos un rato agradable cuando nos olvidamos de los móviles y echamos una partida de parchís.
Salgo a tirar la basura y no puedo resistirme a acercarme al Santuario en estos momentos casi sin gente. Resulta ser un momento bastante agradable por lo tranquilo y bonito del lugar. 




Día 5º. 12 de Julio, domingo:

Pasamos una noche tranquila acompañados de otra auto y una camper. Como hoy es domingo se nota que poco a poco la gente empieza a llegar a oír misa al Santuario. Nosotros vamos a verlo aunque sea por fuera.



El Santuario de los Remedios es un importante lugar de peregrinaje en Portugal. Se construyó en el Siglo XVIII en estilo barroco. Para subir hasta aquí desde Lamego existen las escaleras de granito que parten desde la Avenida del Doctor Alfredo Sousa con 686 escalones repartidos en 9 tramos con sus correspondientes plazoletas.



Sin ninguna duda la plaza más bonita es la última llamada Plaza de los Reyes rodeada por 18 estatuas y ubicada en el centro la Fuente de los Gigantes rematada por un obelisco de 15 metros de altura sostenido por 4 gigantes de cuyas bocas brota el agua.



Dejamos Lamego y por la misma autopista que vinimos ayer volvemos hasta las inmediaciones de Vila Real donde nos desviamos hacia Amarante.




Llegamos Amarante y estacionamos junto al río Támega en el parking de las piscinas, GPS: 41.26649, -8.08077, gratuito, sin servicios y muy bien ubicado.

Amarante.






Siguiendo la ribera del río enseguida llegamos a lo que quizás sea el lugar más fotogénico y bonito de Amarante, el Puente de San Gonzalo y la Iglesia del mismo nombre.





Atravesamos el bello puente que según cuenta la historia sirvió para que el pueblo resistiera a las tropas napoleónicas en 1809. La bella fachada de la Iglesia de San Gonzalo nos recibe en una placita llena de terrazas donde los lugareños toman plácidamente sus consumiciones.



En la Iglesia se está oficiando misa por lo que la dejamos para cuanto ésta acabe. Subimos por una callecita hasta que vemos un bar con un precioso mirador hacia el río por lo que pasamos y nos tomamos un refrigerio mientras disfrutamos de las vistas.


La Iglesia de San Pedro está abierta y no se oficia misa en estos momentos por lo que pasamos a echar un vistazo a su interior.





Regresamos de nuevo hacia la Iglesia de San Gonzalo y lo hacemos por una callejuela desde donde se puede apreciar perfectamente su bella fachada renacentista adornada con bellas estatuas conservadas magníficamente.






Después de visitar el claustro pasamos al interior donde enseguida capta nuestra atención el precioso y grandioso órgano barroco, así como las enormes columnas corintias y salomónicas. 




Lo siguiente que llama nuestra atención es la tumba del San Gonzalo de Amarante del que toma nombre la Iglesia, que tiene fama de ser casamentero y propiciador de embarazos lo que hace que sea muy visitado sobre todo por muchachas.







Nos topamos con un puesto en la calle donde venden unos dulces que por momentos me parecen falos aunque lo aparto de mi mente. Después investigando descubro que efectivamente representa este símbolo derivado de la fama del Santo Gonzalo que recomendaba una buena "ferramenta" para llevar a cabo los embarazos. De echo así se llama el típico dulce.



Buscamos la típica postal que sale en internet del río, el puente y la Iglesia. Para ello hay que seguir el cauce del río arriba para poder capturar la perspectiva.





Callejeamos un poco más, compramos queso en una tienda, pasamos de nuevo por el puente y nos vamos hacia el parking poniendo así fin a la visita de Amarante.



A la hora de comer llegamos al parking del Monasterio de Pombeiro, GPS: 41.3827, -8.22744, gratuito, sin servicios pero con abundante sombra que nos viene muy bien para sacar la mesa y las sillas y comer la mar de bien.

Monasterio de Pombeiro.





El Monasterio de Santa María de Pombeiro llegó a ser uno de los monasterios benedictinos más grandes e importantes de los situados entre los ríos Duero y Miño. Fue fundado en el año 853, aunque de aquella época no queda nada. La Iglesia se comenzó a construir en el siglo XII aunque no sería hasta el siglo XVI cuando sufrió grandes cambios predominando el estilo barroco.




Había leído que el guía es una de las razones por las que merece la pena sacar la entrada y visitar este monumento. Llegamos al interior y nos encontramos con el guarda que es a su vez el guía. En perfecto castellano nos atiende y comenzamos la visita.



Lo primero que me llama la atención es que en un lugar tan apartado de todo donde hay que venir por una estrecha carretera que no sigue ninguna ruta, se erija este impresionante monumento que si por fuera te llama la atención no es hasta que estás dentro cuando te das cuenta de lo bonito que es.






Se nota que nuestro guía es un apasionado del arte y de la historia, conoce muy bien el monumento que custodia. El retablo es una maravillosa pieza de madera que el guía nos enseña por la parte posterior donde subimos por unas escaleras de madera. Podemos apreciar lo que no se ve y cómo se empalmaban las diferentes piezas de madera.



Se nos une otro pequeño grupo de visitantes recorriendo diferentes estancias, aunque de todo los que nos resta por ver lo que sin duda genera mayor interés el es precioso órgano. Nuestro guía nos hace una pequeña exhibición de cómo el aire penetra en los diferentes tubos produciéndose la música, todo un detalle por su parte.





Nos ha encantado la visita a este monumento que bien merece una restauración que haga que luzca todavía más bonito ya que potencial tiene mucho.
Decidimos pernoctar en Guimaraes que, aunque ya lo conocemos, bien merece otra visita.

Guimaraes.


Estacionamos la auto cerca del castillo y podemos comprobar que el frigorífico da fallos cuando funciona a gas. Quito y limpio el chicle, una pieza por donde pasa el gas, y parece que de nuevo vuelve a funcionar.







A estas horas tanto el castillo como el Palacio de los Duques de Bragança están cerrados. Ya conocemos ambos monumentos pues los visitamos hace un par de años cuando estuvimos por primera vez en Guimaraes. Hacemos algo de tiempo descansando en un banco frente al Palacio.


Bajamos al centro y llegamos a la plaza de Sao Tiago con sus casitas de colores donde hay un gran ambiente con bares y restaurantes llenando la gente la plaza con sus terrazas.



Tras atravesar los soportales de algunas casas nos transportamos a la Placita de Largo da Oliveira donde se ubica la Iglesia de Nuestra Señora de Oliveira y justo enfrente de ésta el Padrao do Salado, un extraño pero precioso monumento que fue construido en el siglo XIV para conmemorar la victoria contra los musulmanes.







Justo al salir del antiguo recinto amurallado de Guimaraes podemos observar el jardín do Largo da Repúblico do Brasil, la Iglesia de Nossa Senhora da Consolaçao e Santos Passos y en el monte al fondo el Santuario da Penha.




Nos volvemos a internar de nuevo en el casco antiguo de Guimaraes declarado Patrimonio de la Humanidad y callejeamos por las coquetas plazas, rincones y callejuelas que nos vuelven a enamorar.





Volvemos a la Plaza de Sao Tiago donde nos sentamos en una de las abundantes terrazas para tomar alguna consumición mientras esperamos la llegada de la noche. En la anterior ocasión que estuvimos aquí me prometí que si volvíamos teníamos que pasear de noche y eso es lo que vamos a hacer.




Lentamente la luz del sol se va apagando y descubrimos otra ciudad quizás más bonita que de día.
Nos pedimos unas pizzas y unas cervezas y nos las tomamos sentados en un banco del jardín do Largo.





Para pernoctar nos desplazamos a las inmediaciones del área de autocaravanas, en una gran explanada de tierra completamente solos y muy tranquilos, GPS: 41.44057, -8.28571.












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