05 junio 2019

Dos bellos rincones de la sierra de Albacete


Tierras de La Mancha donde la llanura reina indiscutible sobre el monótono paisaje albaceteño, donde muy pocos adivinan que en el sur de la provincia existe un contraste de escarpadas sierras y tierras de antiguas fronteras y límites de reinos.


Un sábado del mes de Marzo de 2019 ponemos en marcha de nuevo nuestra casa de ruedas y marcamos en el navegador dos pueblos de la sierra de Albacete. Uno que todavía no conocemos, Letur y otro donde hace ya demasiados años que no habíamos vuelto, Yeste.


Después de sobrepasar Hellín tomamos la carretera A-13 donde se pueden disfrutar de paisajes maravillosos con el río Segura como eje vertebrador de toda esta comarca.


Al llegar a Letur estacionamos un poco antes de metemos en el intrincado y estrecho casco antiguo del pueblo, GPS: 38.365055, -2.101827, gratuito y sin servicios.


Una excusa para venir hasta aquí puede ser la que nosotros hemos escogido, hacer un ruta senderista por las inmediaciones del pueblo, concretamente la Ruta de la cascada y Charco Pataco de unos 11 kilómetros y catalogada como fácil.




La mañana es maravillosa, se adivina la inminente llegada de la primavera tras el duro invierno. Después de descender a la parte baja del pueblo seguimos por  un amplio camino de tierra hasta que alcanzamos la meta de esta primera parte de la ruta, la cascada.





Ubicada en un precioso entorno compuesto por un tupido bosque donde predomina el pino, nos vemos sorprendidos por la singular belleza de este salto de agua donde si hubiera sido época estival, sin dudarlo un momento, nos habríamos dado un merecido y refrescante chapuzón.




El riachuelo sigue su cauce serpenteando y abriéndose paso por en medio de los farallones rocosos y vertiendo sus aguas unos pocos kilómetros más abajo en el río Segura. Se podría continuar la caminata por este tramo aunque su nivel de exigencia subiría, por lo que optamos por darnos la vuelta hacia el pueblo.





En varios tramos de la ruta nos volvemos a encontrar por el riachuelo que surca el arroyo de Letur parándonos en varias ocasiones para contemplar las cristalinas aguas.




Ya de vuelta en Letur nos detenemos un momento para contemplar a una señora anciana que está tejiendo en plena calle, demostrando que hay oficios que a pesar del olvido siempre hay quien se resiste a que desaparezcan.



Letur aparece ante nosotros colgado en lo alto del precipicio con sus terrazas de cultivo repletas de olivares y almendros en flor que se están despertando de su largo letargo invernal.





Ya en el centro, Letur nos muestra su precioso entorno natural en que está ubicado el pueblo con su bonita fuente, el sorprendente charco de los canales, una piscina natural, el arco de las Moreras, o los jardines del Maestro Fernando.










Ya en la Plaza Mayor donde se ubican la Iglesia de la Asunción y el Ayuntamiento se adivina el centro neurálgico del pueblo, donde se concentra la gente que, sentada en una de sus terrazas, parecen querer salir del largo y duro letargo invernal de la sierra



La Iglesia se encuentra abierta por lo que no desaprovechamos la oportunidad de conocer este monumento del siglo XV en estilo gótico y con fachada renacentista construido a instancias de la Orden de Santiago y que en tiempos de Reconquista tuvo gran importancia en toda la comarca.





Demuestra el rico pasado de Letur la configuración de sus barrios más antiguos, con callejuelas estrechas, callejones sin salida, arcos de piedra y la disposición laberíntica del casco antiguo.



El Ayuntamiento de construcción posterior allá por el siglo XVI de estilo renacentista dividido en dos cuerpos siendo el inferior de buena sillería con dos amplios arcos de medio punto sobre columnas toscanas.






Había visto en internet un entorno natural precioso bajo el pueblo conocido como Charco Pataco por lo que vamos a verlo antes de la hora de comer.
Pasamos por bellos rincones como la Puerta del Sol, una antigua puerta de acceso al conjunto amurallado que en su día poseía Letur.



Seguimos las indicaciones para llegar al paraje natural descendiendo por una revirada senda balizada y con un desnivel nada despreciable aunque al hacerlo con tranquilidad no supone mayor esfuerzo.




Bajo las rocas donde se encarama el pueblo de Letur encontramos este oasis de auténtico vergel con frondosa vegetación atravesada por un riachuelo de transparentes y cristalinas aguas donde poder pasar un rato maravilloso acompañados únicamente por el sonido de las aguas.






Se nos hace la hora de comer y decidimos quedarnos en el bar "El Castillo" ubicado en plena Plaza Mayor donde podemos degustar algunos platos típicos en un entorno de teatro ya que uno de los salones lo dedican a dichos artes escénicos.




Al terminar de comer toca seguir descubriendo lugares de Letur por lo que nos dejamos llevar por nuestra intuición y recorremos las callejuelas del pueblo. Salen a nuestro encuentro rincones y patios de una gran belleza y una pasmosa tranquilidad y paz.





Nos asomamos a los miradores del pueblo descubriendo paisajes serranos donde se pierde la vista contemplando montañas y cerros.








Nos detenemos un rato en la terraza de un moderno restaurante desde donde se tienen una magníficas vistas del pueblo y su entorno mientras nos refrescamos con un combinado que nos facilita la digestión.




Ponemos así fin a la visita a Letur, un precioso pueblo serrano que nos ha sorprendido muy gratamente y del que nos marchamos con ganas de volver a la primera ocasión que tengamos.


Por la carretera que une Letur con Yeste y tras atravesar varias aldeas llegamos al pantano de la Fuensanta perteneciente a la confederación hidrográfica del Segura y que no presenta, precisamente, su nivel más alto.



A última hora de la tarde llegamos a Yeste marchándonos directamente al parking donde esta noche tenemos pensado pernoctar, GPS: 38.369163, -2.321592, gratuito, sin servicios, bien situado, tranquilo, con zona de picnic y sombra.


Bajamos al pueblo que está en pleno carnaval y ya desde la carretera podemos disfrutar de la bella panorámica que nos ofrece el castillo de la Orden de Santiago y la Torre de la Iglesia de la Asunción.





Subimos al castillo aunque lo encontramos cerrado ya que ha finalizado el horario de apertura del  mismo que termina a las 19:30 horas. De todas formas en la anterior ocasión que visitamos Yeste tuvimos la oportunidad de visitarlo por dentro. La entrada cuesta 3 euros e igualmente se puede hacer una visita guiada al Castillo, Iglesia y Monasterio tras llamar a la oficina de turismo.





Desde esta parte alta de la localidad junto al castillo se pueden divisar unas bonitas panorámicas de la huerta de Yeste y de la sierra del Segura.
El origen de este castillo se lo debemos a los árabes que allá por el siglo XIII construyeron esta fortaleza catalogada como la más importante de la Sierra del Segura. Posteriormente cuando los cristinos recuperaron estas tierras dotaron a la fortaleza con mayores elementos defensivos siendo la Orden de Santiago la encargada de su restauración y posteriores añadidos.
Para saber más: Castillo de Yeste




El día va llegando a su fin entre un gran ambiente festivo propiciado por los carnavales. Dudamos entre intentar cenar en alguno de los restaurantes del pueblo, pero vemos que podría ser misión imposible dado la gran afluencia de gente. Por tanto nos retiramos al parking no sin antes disfrutar de la preciosa silueta del castillo iluminado.


Hemos dormido muy tranquilos a pesar de la fiesta que se ha vivido en el pueblo. Madrugamos un poco ya que esta mañana la queremos invertir en hacer otra ruta senderista, en esta ocasión hasta el Puente de los Vizcainos de unos 16 kilómetros y de fácil realización.


De nuevo volvemos a pasar por la Plaza Calvo Sotelo donde se ubica el Ayuntamiento aunque en esta ocasión no vemos a nadie a diferencia de ayer tarde que estaba a rebosar con la celebración del carnaval.




Pasamos por la Iglesia de la Asunción que está cerrada y al preguntar a un vecino nos informa que no la suelen abrir. Podemos admirar su coqueta y bonita fachada renacentista dentro del conjunto de estilo gótico que nos indica la importancia que llegó a adquirir Yeste bajo la protección de la Orden de Santiago.



Dejamos Yeste y nos internamos en la rica huerta donde abundan los olivares y árboles frutales algunos de ellos en flor, al tiempo que según nos alejamos del pueblo se pueden contemplar bellas imágenes tanto del castillo como de la Iglesia.




La ruta discurre entre un bosque de pinos que dan bastante sombra mientras se camina, y poco a poco nos vamos acercando al tramo final de esta primera parte de la ruta, el puente de los Vizcainos.




Este puente es uno de los cinco puentes o pasarelas que hay en esta zona y que se construyeron a raíz de que en el año 1933 se construyó el pantano de la Fuensanta marcando un antes y un después en el desarrollo de toda esta zona. Como consecuencia de la inutilización de los caminos que había hubo que construir estos puentes o pasarelas.




Lo curioso de este puente de los Vizcainos es que su diseño corrió a cargo de Boetticher pupilo del ingeniero Eiffel, el de la torre de París. Por tanto, el solo echo de llegar hasta aquí y contemplar esta curiosa construcción es motivo suficiente para darse este paseo.




Como curiosidad, destacar que poco antes de llegar al puente y en la otra orilla hemos venido oyendo el aullido de, lo que a nuestro entender, podían ser lobos. Desconocemos si habitan estos parajes los lobos, pero a nosotros nos ha dado algo de respeto.


De vuelta a Yeste tomamos el camino de los olivares siendo ésta una decisión equivocada ya que no había sombra y lo hemos pasado regular debido al calor que hacía. Por tanto sería mejor hacer la vuelta por el mismo lugar que hemos traído.




Pasamos a un bar a comprar agua ya que la que llevábamos se nos ha agotado hace bastante tiempo. Y es aquí cuando hace acto de presencia una actitud de la que por desgracia suele abundar todavía en los pueblos. Y es que un comentario machista del dueño del bar hace que Mati le tenga que contestar en su mismo tono teniendo que pedirme disculpas marchándonos del mismo.


Ya en la auto, sacamos la mesa y las sillas y comemos tranquilamente bajo la sombra de los pinos.
Antes de marcharnos, subo caminado a lo alto del cerro donde hay instalada una gran cruz y desde donde se obtienen las mejores vistas de Yeste, poniendo así fin a esta breve pero intensa escapada por la sierra albaceteña.









1 comentario:

Hoteles con Piscina dijo...

Albacete es una ciudad encantadora con un impresionante patrimonio histórico y cultural.