10 enero 2018

Avanzando hacia el Este, retrocediendo en el tiempo. Castillos, Monasterios pintados, Iglesias de madera... Rumanía, un país de contrastes (3ª parte)


Dejamos atrás la preciosa Sighisoara y entramos de lleno en las terribles carreteras rumanas. En los Cárpatos recorreremos la famosa carretera de montaña Transfagarasan, visitaremos el Monasterio Bizantino de Curtea de Arges, intentaremos visitar el temible castillo de Drácula en Bran y finalizaremos en la exclusiva Sinaia con sus espectaculares Palacios.

Itinerario Sighisoara-Lago Balea

Partimos de Sighisoara a primera hora de la mañana en otro día soleado. Nuestro primer destino va a ser la Iglesia fortificada de Viscri, Patrimonio de la Humanidad. Los primeros kilómetros los hacemos por una carretera en buen estado, pero al llegar a la aldea de Vanatori nos tenemos que desviar a la derecha dejando la carretera principal.


Y es a partir de aquí cuando el camino se hace casi impracticable. Vemos zonas pobladas de auténticos asentamientos de gitanos rumanos con unas viviendas en un estado deplorable, tipo chabolas. Se nos quedan mirando como preguntándose dónde van esos locos. Conforme nos vamos internando en el camino éste cada vez es peor y en varias ocasiones me dan ganas de dar la vuelta y no lo hago por no encontrar un ensanche para hacer la maniobra.


Tenemos que hacer los aproximadamente 8 kilómetros que hay hasta Viscri en segunda marcha ya que el camino es infernal. Con el asfalto levantado y con unos agujeros en la calzada que amenazan con tragarse alguna rueda o romper la dirección. La tensión conduciendo es máxima al tener que adivinar los enormes agujeros y tratar de no meterse en ninguno de ellos. Pero hay tramos en que es imposible no meterse en alguno y para ello hay que circular a dedos.


Al llegar a Viscri directamente el asfalto desaparece y el camino se transforma en gravilla que, por lo menos, hace que no haya tantos agujeros y se conduzca mejor. Es increíble que un lugar tan anunciado en todos los foros y guías tenga este acceso tan nefasto y lamentable. Y eso que es Patrimonio de la Humanidad, una pena vamos. Nos estamos dando cuenta que hasta que en Rumanía no arreglen las carreteras nos tememos que el país no terminará de despegar.


Después de más de media hora recorriendo los infernales 8 kilómetros que nos han traído hasta aquí y dándonos por satisfechos al no haber pinchado o haber roto alguna ballesta o suspensión llegamos a la zona utilizada como improvisado parking GPS: 46.054026, 25.092055, gratuito, al lado hay unos aseos públicos donde se paga la voluntad.


Desde aquí tomamos una calle empedrada que sube hacia la Iglesia. Hay algunos puestos donde venden básicamente productos artesanales y donde uno puede entretenerse un rato mirando las ofertas que anuncian las mujeres que pacientemente esperan a que se acerquen los turistas.


Y es que sorprendentemente hasta aquí llegan los turistas a pesar del mal estado de la carretera. Podemos hablar con unos españoles que nos previenen del estado de algunas carreteras que ellos han transitado y por donde nosotros pasaremos en días posteriores. Que alegría nos da oír esos consejos sobre las penalidades que nos quedan por sufrir.

Tarifas entrada

Pagamos 8 lei por cabeza y 4 por estudiante y entramos a ver la Iglesia fortificada. Como es costumbre no nos entregan ningún folleto o información sobre lo que nos disponemos a visitar. Otra cosa que dice lo poco que está preparado el país para el turismo. Una cosa que sí hacen bien en Rumanía es cobrar muy poco a los estudiantes por visitar los  monumentos. Nosotros llevamos los carnets de estudiantes de Paula y Alejandro pero a veces no nos lo piden.


Nada más entrar visitamos la coqueta Iglesia por dentro con bancos sin ningún respaldo y con el suelo de madera. De lo más sencillo y simple, aquí hay poco lujo. A ambos lados de la sala hay unos pequeños pasillos cubiertos con unos curiosos balcones y poco más.


Yo que soy un poco cabra me subo a la torre del campanario que es igual que los de las demás iglesias de este tipo que hemos visitado. Hay que subir por unas escaleras angostas no aptas para personas con claustrofobia ni problemas de movilidad.


Para mi el mayor interés de este tipo de construcciones es el entramado de madera que conforma la techumbre de estas torres. Un trabajo realmente de maestro carpintero.



Este conjunto de culto y a la vez defensivo consta de varias torres que se pueden visitar así como un museo etnográfico con aperos, utensilios, herramientas, vestimentas, etc que igualmente se puede visitar con la misma entrada.



Es algo que han metido de relleno para hacer más amena la visita del conjunto fortificado que supone la Iglesia fortificada de Viscri. Como ya se expuso en la entrada anterior este tipo de construcciones del siglo XV fueron erigidas en torno a las Iglesias para que sirvieran de defensa para posibles incursiones turcas.



Enclavada en lo alto de una loma, domina todo este territorio de verdes y suaves colinas. En la parte baja y sin salir del recinto que ocupa este complejo se puede visitar el cementerio del pueblo.
Como conclusión a la visita de la Iglesia de Viscri, podríamos decir que si no se tiene demasiado interés en verla es una etapa que se puede saltar tranquilamente ya que hay que hacer un esfuerzo considerable para llegar hasta aquí por una carretera lamentable.


Estamos empezando a darnos cuenta que venir a estos sitios con autocaravana no merece la pena ya que no hay necesidad de someter a nuestros vehículos a estos extremos. Estamos viendo que la gente llega a Rumanía en avión, se alquila un coche y así recorren el país sin necesidad de exponer sus vehículos.


Ponemos fin a la visita de la Iglesia de Viscri que nos ha dejado una sensación agridulce por lo poco que ofrece la Iglesia pero sobre todo por lo que cuesta llegar hasta aquí. Nos resistimos a volver por donde hemos venido y seguimos la pista de tierra que sale del pueblo en dirección al pueblo de Dacia separado otros 8 kilómetros.


Una vez en Dacia la carretera cambia bastante ya que de nuevo circulamos por asfalto aunque los agujeros siguen visitándonos de vez en cuando teniendo que ir con los cinco sentidos.
Atravesamos pueblos de la Rumanía profunda, por lo menos es un aliciente circular por aquí donde no han visto una autocaravana en años pues estos pueblos están apartados de cualquier ruta turística.


Cuando diseñé el itinerario que estamos siguiendo hoy la ruta más lógica para visitar Viscri y Fagaras, nuestro siguiente destino, jamás pensé que atravesaríamos por carreteras en este estado lamentable. Si lo hubiera sabido no habría pasado por aquí ni en broma. Pero es que eche uno por donde eche siempre tendrás que pasar por una carretera de este tipo y te preguntarás si ha merecido la pena hacer este esfuerzo para ver algo que tampoco nos dice mucho.

Ubicación parking Fagaras


Después de bastante tiempo conduciendo por estas carreteras horrorosas llegamos a Fagaras y nos vamos derechos a su fortaleza aparcando enfrente de la misma. GPS: 45.844526, 24.975437, gratuito y sin servicios.




Pagamos los 15 lei por cabeza que cuesta la entrada para ver esta ciudadela medieval rodeada por un foso lleno de agua lo que le da un toque muy de película. Fue residencia de los príncipes de Transilvania durante bastante tiempo.


Se le ve bastante rehabilitada la verdad. En su interior se puede visitar por libre el museo donde se exponen trajes típicos de Rumanía, objetos de uso cotidiano, algunas colecciones de armaduras y armas medievales, muebles de la época, alguna que otra máquina de tortura, etc.




Lo más gracioso de la visita es cuando llegas a un gran cesto lleno de protectores para el calzado con el fin de no arañar los suelos de madera. Eso hasta que lo entendemos ya que al principio nos lo intentamos poner en la cabeza como si fuéramos a entrar en un quirófano. Nos echamos unas risas cuando caemos en la cuenta de que nos hemos equivocado.




Por lo demás la fortaleza está casi totalmente rehabilitada y las salas que conforman el museo son totalmente nuevas. No hay que esperar ver aquí bellos artesonados, muebles de la Edad Media, ni otros encantos relacionados con este tipo de construcciones. Pero la visita se hace más o menos amena y por al fin y al cabo estamos frescos pues fuera hace un calor sofocante.



Visto el interior salimos al exterior para contemplar mejor esta ciudadela medieval que si a uno no le interesan demasiado los museos se puede ahorrar pasar ya que lo realmente bello y bonito está por fuera con el foso lleno de agua rodeando la fortaleza de Fagaras.



Frente a la fortaleza está ubicada la Catedral ortodoxa de San Juan Bautista que está a medio hacer. Por fuera está prácticamente terminada pero por dentro le queda bastante trabajo por delante y sobretodo el dinero que hay que echarle. Es curioso ver un monumento de este tipo en este estado de construcción.
Para saber más: Fortaleza de Fagaras


Ponemos así fin a la visita y nos vamos hacia uno de los puntos más interesantes y que con más ganas de visitar tenemos en nuestra ruta, la carretera Transfăgărășan. Tomamos la carretera 1 que creo es una nacional. Aquí estamos a punto de sufrir un accidente de tráfico por la formas de conducir de un loco al volante. Nos adelanta y se sitúa delante de un camión que nos precede y sin mirar si viene alguien de frente pretende ahora adelantar al camión emprendiendo la maniobra. En esto que viene otro vehículo en sentido contrario y no chocan de milagro, aún me lo estoy preguntando. Seguramente que si hubieran colisionado algo nos habría tocado ya que íbamos justo detrás.

Parking para comer

Con el susto en el cuerpo proseguimos hasta llegar a un cruce con rotonda y donde a la izquierda sale la carretera D7 que inicio de la famosa carretera de montaña. 45.762640, 24.570887
Va siendo ya tarde para comer y buscamos alguna explanada donde podamos detenernos y comer un rato si puede ser a la sombra. Lo encontramos antes de empezar la subida a la montaña en una especie de zona de pic nic libre. GPS: 45.696525, 24.571734. Tiene un baño de estos ecológicos y el río pasa al lado donde uno se pude dar un chapuzón.


Sacamos el toldo y las sillas y por lo menos comemos a la sombra. Cuando reemprendemos la marcha vemos que un poco más tarde, cuando la carretera empieza a ascender, en las primeras curvas hay alguna que otra explana para comer y a la sombra de los árboles, por tanto sería mejor opción llegar hasta aquí.


Enseguida llegamos al aparcamiento de la cascada Balea que parece un mercado pues hay una gran aglomeración de coches y puestos. GPS: 45.637179, 24.606378. No llegamos a parar ya que Paula tiene algo mal la rodilla y no le apetece andar. Pero es que aunque hubiéramos querido parar lo habríamos tenido complicado ya que el aparcamiento brilla por su ausencia estando las cunetas llenas de coches. Se puede hacer alguna ruta senderista hasta el pie de la cascada para ver como se precipitan las aguas procedentes del lago Balea.


Seguimos por tanto ruta y a media ascensión nos detenemos en una explanada situada justo encima de la cascada para ver el imponente paisaje que nos ofrecen estas montañas donde conforme hemos ido ganado altura ha ido desapareciendo la vegetación.


Seguimos avanzando y llegamos a la parte más espectacular de la Transfagarasan, las impresionantes curvas cerradas que serpentean por la montaña. El asfalto es nuevo, el ancho de los carriles es el adecuado y aunque hay tramos con bastante desnivel, nuestra autocaravana sube sin problemas por lo que no hay que tenerle miedo al trazado.


Parking Lago Balea

Llegamos a lo alto del puerto donde está ubicado el Lago Balea y de nuevo nos encontramos con otro bullicio de gentes, coches y puestos de venta de todo tipo de productos, esto parece una feria. A los rumanos les gusta todo esto de la naturaleza y llegar hasta aquí y comprarse algo.
Preguntamos en el parking lo que cuesta el mismo y el chico nos dice que 15 Lei pasar la noche por lo que nos metemos dentro. GPS: 45.603302, 24.613683





Una vez estacionados en el fondo del parking de tierra donde no hay servicios, nos damos una vuelta por el entorno comprando algo de queso, embutido y el famoso y sabroso dulce Kürtoskalacs que no podemos resistirnos a probar antes de cenar. Esta noche daremos cuenta de ellos. La tarde va llegando a su fin, la temperatura ha descendido notablemente y el viento es bastante desagradable lo que da una sensación de frío todavía mayor.




Una vez que cae la noche el parking se queda prácticamente vacío, quedando solo nosotros, otras 2 autos más y los dueños de los puestos que hacen aquí noche en sus caravanas. Tenemos que encender la calefacción ya que el frío es intenso y lo peor es la intensidad del aire que mueve la autocaravana toda la noche.



Amanece otro nuevo día y tras desayunar vamos a hacer unas fotos de este bonito entorno para continuar ruta bajando ahora por la otra cara del puerto. Creo que la elección anoche de quedarnos aquí a dormir no fue la más acertada ya que hemos pasado una noche bastante desapacible por el fuerte viento que nos ha azotado la autocaravana.


Podríamos haber visto el entorno y haber bajado buscando algún que otro lugar más resguardado del viento. Pero sí que es cierto que llegamos a última hora de la tarde y queríamos ver esta mañana el lago dándonos un paseo. Por cierto aquí se pude hacer alguna ruta senderista como hemos visto que hacia alguna gente. Pero hay que decir que las rutas son para subir a lo alto de las montañas que rodean el lago y verlo desde arriba, por tanto hay que estar  preparado para subir bastante desnivel.


Evidentemente las vistas del lago desde lo alto de las cumbres deben ser muy bonitas. Hemos visto gente que subía a última hora de la tarde y ya de noche veíamos algunas luces de gente que ha debido dormir arriba. Pero ya digo que toda la noche ha estado haciendo un viento horrible y no me quiero imaginar arriba del todo cómo lo habrán pasado, aunque hay gente para todo.


Hay un mirador de pago que vale como 1 euro con un oso y una cabra montés o algo parecido que están disecados y te puedes hacer fotos con los animales que algún día poblaron estas tierras. Aquí arriba seguro que ya no quedan osos pero sí que viven bastantes en los frondosos bosques rumanos, siendo el país europeo del que se abastecen los países que quieren reintroducir estos animales extintos en sus respectivos bosques.


La experiencia de la Transfagarasan es algo contradictoria para nosotros. Nos la habían vendido como la carretera de montaña más espectacular de Europa, una colosal obra realizada en tiempos del dictador Nicolae Ceaucescu entre los años 1970 y 1974 como ruta militar estratégica tras la invasión de Checoslovaquia por la Unión Soviética. El objetivo de tamaña construcción de 90 kilómetros fue la de comunicar el norte del país con el sur atravesando estas descomunales montañas de la forma más rápida posible por si la URSS invadía Rumanía.
La grossglockner en Austria creo que es más bonita que esta, aunque también es cara circular por ella, aquí por lo menos no te cobran a no ser que te metas en el parking.


El lugar no está mal del todo, es interesante subir hasta aquí y ver el lago Balea. Pero yo si tuviera que volver no haría el trayecto que sigue hasta Curtea de Arges. Llegaría y volvería por el mismo lugar saliendo de Sibiu, recorriendo la carretera bajando por el mismo lugar y siguiendo hacia Brasov.
Pero a nosotros como nos gusta hacer kilómetros y circular por las dichosas carreteras rumanas pues nada a hacer kilómetros sin parar.

Lago Balea-Sinaia

Una vez visto lo que se daba nos ponemos en marcha para dirigirnos a Curtea de Arges que tiene un Monasterio que dicen es bonito de ver, aunque ya nos estamos dando cuenta de las edulcoradas expectativas rumanas y lo que realmente son.
Nos disponemos a marcharnos del parking y al ir a pagar le doy un billete de 50 lei al cobrador de la cabina. Cuando veo que no me devuelve el cambio de digo que anoche nos dijeron que la tarifa era de 15 lei. Y aquí vienen el lío, nos dice en ingles que no son fifteen (15) sino fifty (50).


Le insistimos que el chico de ayer nos dijo 15 y no 50, que si nos hubiera dicho la segunda cantidad no nos habríamos quedado. Pero él erre que erre y al final viene el chaval de ayer y vemos que éste se explica muy mal en ingles y pensamos que se debió equivocar en la pronunciación ya que es muy parecida. Pero claro no va a rectificar ahora, evidentemente. Y nosotros voceando y los otros voceando y la gente pitando para salir del parking mientras nosotros no nos movemos de allí hasta que se arregle el malentendido.


Vamos, una situación de película de Berlanga, hasta viene uno que ha estado trabajando en España para hacer de intérprete e intentar mediar. Los rumanos nos miran cada vez peor y ponen cara de pocos amigos y ya cuando veo que los 50 lei han volado y no va a haber manera de devolvérmelos, decido continuar para no tensar más la situación. Por tanto y como consejo pedir por escrito las tarifas antes de entrar, no se si nos engañaron o realmente fue una confusión al entender mal la cantidad. Al cambio salen unos 12 euros por estar aguantando el fuerte viento y no tener servicios, por eso decía que hubiera sido mejor quedarnos más abajo pues había sitio gratuito y más protegido. Y por la mañana subir, pagar una hora y ver el entorno.

 Lacul Vidraru

Bajamos por la cara sur del puerto que no es tan espectacular como la cara norte aunque sí bastante más larga y pesada. Conforme vamos bajando la vegetación hace acto de presencia y vemos como los rumanos se echan al monte con tiendas de campaña, encendiendo sus fogatas que aquí no deben estar prohibidas en este verde vergel. Cuando llegamos al embalse que ellos llaman Lacul Vidraru volvemos a meternos en otra feria ya que hay gente y coches por todos lados y casi estamos a punto de tener un roce con otro vehículo. Es un desastre tipo Marruecos pero milagrosamente no ocurre nada al igual que en el país Alauí.

Presa del Lacul Vidraru


Parking castillo Poienari

Bastantes kilómetros más tarde y cansado de tanta curva, creo que esta noche voy a soñar con ellas, llegamos a Poienari donde en lo alto de un cerro podemos contemplar la silueta del Castillo que según dicen fue propiedad del famoso Blad Tepes o más conocido como Drácula gracias a la imaginación del irlandés Bram Stoker. GPS: 45.349061, 24.631665. Lo de aparcamiento es un decir ya que no hay un hueco en toda la cuneta y nos tenemos que parar un minuto para hacer unas fotos en la entrada de una empresa.


1400 escalones hay que subir si uno quiere asomarse por las derruidas murallas del castillo de Poienari. Sin estacionamiento y con pocas ganas de darnos la paliza ante semejante cantidad de escalones hacen que nos conformemos con decir que hemos estado a los pies del verdadero castillo de Drácula. El de Bran es de pega aunque es mucho más turístico que este, cosas que suceden, también iremos a verlo hoy.


La carretera 7C o Transfagarasan ha ido bajando poco a poco suavizándose y disminuyendo las curvas, ahora ya vemos más tramos rectos pero el tráfico sigue siendo el mismo de saturado. Y ahora la cosa se complica porque tenemos tráfico de carros de mulas cargados con hierba y puestos por doquier en toda la carretera vendiendo de todo, sobretodo frutas y hortalizas.



Para saber más sobre la carretera: viajarportransilvania.com



Por eso las distancias en Rumanía son relativas, pues 80 kilómetros se pueden tardar en hacer 2 o 3 horas tranquilamente, vamos, un desastre. Y una tensión enorme en la conducción ya que no te puedes relajar nunca, pues siempre hay algo que te hace extremar la conducción, sobretodo nuestros queridos agujeros que no nos abandonan.



Ubicación parking Curtea Arges

 Parking Curtea de Arges

Por fin llegamos a Curtea de Arges para ver su monasterio. Nos metemos en el parking del monasterio, GPS: 45.156451, 24.673607 sin servicios y de pago, unos 5 o 6 lei que nos podíamos haber ahorrado si hubiéramos aparcado a 100 metros que hay una explanada libre.



Curtea de Arges ya pertenece a la región de Valaquia y lo más representativo de esta ciudad es su monasterio del siglo XVI realizado en piedra caliza gris que posteriormente fue esculpida. Está dedicado a San Nicolás y la entrada es gratuita o por lo menos era cuando nosotros lo hemos visitado.



El cartel de prohibido hacer fotos en el interior está como en prácticamente todos los  monumentos y están muy atentos a que no te vean sacar la cámara de fotos y hacer algún disparo. Directamente te echan la bronca sin cortarse un pelo.


En el interior hay sepultados varios reyes y sus respectivas y vemos que debe ser un lugar de gran devoción por la cantidad de rumanos que están visitando el monumento en este día festivo.
Para hacer más interesante la visita a este monumento no podía faltar la leyenda correspondiente. Si, estamos comprobando que a los rumanos les gusta de dotar a los lugares de leyendas y aquí no iba a ser menos. Tanto es así que unos rumanos nos preguntan por el autor de esta leyenda que no es otro que "Manole".



Este monasterio está considerado como la joya bizantina más bella e imponente de toda Rumanía así como uno de los monasterios más bonitos del país. El interior contiene una serie de mármoles traídos directamente de Bizancio y la decoración ofrece unos frescos realmente bonitos.



Las inscripciones en árabe en su interior nos recuerdan el pasado dominio otomano de todas estas tierras y sorprende verlas en una construcción así. Por lo demás la decoración es la habitual en este tipo de templos ortodoxos.




Sobre si merece la pena pegarse está panzá de kilómetros para ver este monasterio, pues ya es cuestión de gustos. La visita se hace por libre sin posibilidad de hacer una visita guiada en nuestro idioma y por tanto solo queda informarse por internet sobre lo que estamos viendo. Ello unido a que tienes que estar jugándotela continuamente para hacer una foto destrangis. Bonito es eso es cierto, pero no se si merece la pena hacer este esfuerzo y el que nos queda, que esa va a ser otra.



En menos de una hora ya está visto este monumento rodeado de un cuidado jardín. El resto de la ciudad he leído que no merece la pena por lo que sin más dilación salimos pitando de Curtea de Arges en dirección al famoso castillo de Bran ya en la región de Transilvania.
Para saber más: Curtea de Arges


Había previsto la posibilidad de llegar hasta Bucarest, la capital del país, pero también he leído que es una ciudad que no ofrece demasiado que ver. Hay que hacer bastantes kilómetros para abajo y luego desacerlos de vuelta otra vez, por lo que desistimos de visitar la ciudad.


Salimos de Curtea de Arges y tomamos la carretera 73C dirección a Bran. Resulta ser una carretera espantosa, con baches a todas horas, desconchados, obras, asfaltado, curvas y más curvas, un desastre total vamos. Creo que cuesta más tener las carreteras en este mal estado que hacerlas bien de una vez. Había leído mucho sobre este tema pero hasta que no lo ves en persona no te das una idea. Y eso que Transilvania es una región turística.


Hacer kilómetros por estas carreteras cunde muy poco por lo que tenemos que parar en un ensanche de la carretera para comer, GPS: 45.216357, 24.992401, una especie de área de descanso en la carretera con más mierda que el palo un gallinero. Limpian poco estas zonas y eso que hay gente comiendo encima de las mesas. A ello hay que unir la presencia de peros sueltos semi salvajes que vagan por los campos y que se acercan a ver si pillan algo de comer.



Atravesamos zonas algo más elevadas que hacen que la carretera serpentee continuamente sin lógica alguna pues la orografía tampoco es para tanto. A media tarde llegamos por fin a Bran y estacionamos a la entrada del pueblo, GPS: 45.511929, 25.361523, que aunque en el google maps se vea de tierra, está perfectamente asfaltado y llano. Y es donde más autocaravanas hemos visto desde que estamos por estas tierras.

Ubicación del parking Bran


Vemos una caseta cerrada que seguramente será donde cobran por estacionar, pero como ya son las cinco y media han debido cerrar y nos ahorramos el parking. Es otra cosa que estamos comprobando en Rumanía y es que prácticamente todos los parking de los lugares turísticos son de pago, no es mucho lo que hay que pagar pero no son gratuitos.

 Castillo de Bran



El parking está como a un kilómetro andando del castillo propiamente dicho, ya que bastante antes de llegar a las taquillas ya se divisa el mismo sobresaliendo por encima de las copas de los árboles.
Antes pasamos por una explanada junto al riachuelo donde se está celebrando una especie de mercado medieval con puestos, actuaciones y buen ambiente.
Lo del riachuelo es lamentable por la cantidad de suciedad que hay depositada en él, hasta un perro muerto vemos junto a las aguas, que desidia por Dios.



Conforme nos vamos acercando a las taquillas del castillo vamos viendo lo que es realmente este lugar. Un atrae turistas sin encanto alguno. Masificación, desorden, gran cantidad de puestos donde venden lo mismo en todos ellos, la mayoría sin interés, etc. Hasta hay una atracción de esas de miedo que se supone te asustan con personajes de terror, pero que resulta ser una chabacanería y un timo.



El remate se produce cuando queremos acceder al interior del recinto del castillo para visitarlo y un guarda nos detiene diciéndonos en ingles que ya han cerrado. Miramos al reloj y vemos marcadas las 18:00 horas. No nos lo creemos, pero miramos el horario y efectivamente cierran a las 17:30 horas. Joder que es Agosto el mes turístico por excelencia y donde la luz del día dura hasta las 21:00.


Nuestro gozo en un pozo. Pensamos si quedarnos a dormir aquí y mañana por la mañana ver el castillo, pero es que esto no da más de sí y perder más tiempo hasta que mañana abran y lo veamos teniendo referencias de que no es nada del otro mundo, pues va a ser que no.


Otro pequeño chasco y ya van varios. Estamos empezando a pensar que tal vez Rumanía no es como nos la habíamos imaginado. Demasiado esfuerzo, sacrificio y tensión en la carretera para lo poco que merecen la pena los lugares que hay que ver. Y cuando a uno le invade esa sensación, malo.
De todas formas este castillo se vende como el verdadero castillo de Drácula, y está basado, al parecer, en un error de unos turistas que pasaron por aquí preguntando si este era el verdadero castillo del Conde, ya que habían leído la famosa novela de Bran Stoker. Un lugareño viendo el potencial turístico que podía tener el castillo se inventó que este era el verdadero castillo y la cosa fue cogiendo fama hasta que ha llegado a nuestros días como que el de Bran es el castillo de Drácula.


Damos una vuelta por las inmediaciones de este gran circo que se han montado en torno al atrapa turistas que es el castillo de Bran y salimos pitando de nuevo dirección a Sinaia. Tan solo algunas casas de madera nos han llamado algo la atención de Bran y nos llevamos un recuerdo más negativo que positivo de la ciudad.
Para saber más: Castillo de Bran



Cuando pasamos por Rasnov vemos la ciudadela encaramada en lo alto de un cerro y no me resisto a visitarla aunque sea solo por fuera.

 Parking ciudadela

Comprobamos que hay mucha gente por aquí y no sabemos a qué es debido. Llegamos al parking de tierra, GPS: 45.589111, 25.474449 donde vemos que han cerrado la caseta donde se cobra. Más adelante se ubica el parking propiamente dicho asfaltado y que está a rebosar de coches.


Cuando pasamos por el campo de fútbol lleno completamente de tiendas de campaña y oímos la estridente música heavy metal comprobamos que se trata de un festival de este tipo de música que atrae a una variopinta fauna. Tomamos el empinado camino que sube hasta la ciudadela aun con el convencimiento que va a a estar cerrada.



Efectivamente han cerrado ya por lo que damos una vuelta por el exterior de las murallas que nos dejan también bastante fríos pues las vemos muy restauradas y carentes de interés alguno.


Me acerco a la puerta principal y le pido al guarda pasar solo para tomar una foto del interior. Amablemente éste me permite acceder y tomar la foto de abajo donde tampoco se adivina encanto especial del lugar.
Quizás con tiempo podría merecer la pena quedarse y mañana hacerle una visita, pero estamos algo cansados de hacer kilómetros y salir un tanto decepcionados de los lugares.
Para saber más: Fortaleza de Rasnov


Partimos de Rasnov en dirección a Sinaia por una carretera que vuelve a subir por la montaña con curvas y más curvas hasta que llegamos a la nacional 1 donde la cosa mejora algo. Aunque al pasar por Busteni nos encontramos con una gran retención al atravesar la población. Esto hace que lleguemos a Sinaia bien entrada la noche y nos dirijamos a uno de los parkings de los Palacios para pernoctar. GPS: 45.356739, 25.552165, sin servicios y de pago.

Ubicación del parking

Parking Sinaia

Estamos acompañados de una furgo francesa. Al fondo de la explanada hay un restaurante del que van saliendo coches poco a poco hasta que el silencio es absoluto. Cenamos, un poco de televisión y a dormir ya que ha sido un día bastante duro con muchos kilómetros y pocos alicientes.


Hoy es 13 de Agosto y domingo por lo que desde primera hora de la mañana van llegando al parking más y más vehículos. La persona que se encarga del parking nos sitúa para que no ocupemos mucho espacio. Después de desayunar nos vamos hacia los Palacios de Sinaia. Siguiendo andando la ascendente carretera que continua por arriba del parking llegamos al Castelul Peles en unos 10 minutos.


Se abre algo la vegetación y el Castillo de Peles aparece de repente como salido de la nada y su visión contemplada por primera vez es realmente bonita y espectacular.


El Castillo de Peles es más bien un Palacio, fue una antigua residencia de verano de los reyes y actualmente es un Museo. Se construyó entre los años 1873 y 1914 siendo la época del reinado de Carlos I de Rumanía, siendo el primero en disponer de electricidad y ascensor.


A pesar de ser primera hora de la mañana ya hay bastante gente haciendo cola para sacar la entrada de este monumento. Ya hace un calor bastante insoportable y hay que estar al sol sin ninguna protección. Después de hacer una media hora de cola nos toca nuestro turno.


Incomprensiblemente vemos que tan solo hay una taquilla y una señora vendiendo las entradas. Las tarifas son de 2 tipos, una de 30 lei por adulto y 7 por estudiante para ver solo la primera planta, y la otra opción vale justo el doble e incluye también la planta de arriba.


Pensamos que ya que estamos aquí merecerá la pena visitar las dos plantas por lo que al ir a pagar y ver que no disponemos en metálico de suficiente moneda local para la segunda opción intentamos pagar con tarjeta. Nos dice la taquillera con un mal gesto que no se puede pagar con tarjeta, por lo que nos tenemos que conformar con ver solo la planta baja.


Otro claro ejemplo de lo poco que cuidan el turismo en Rumanía. Uno de los monumentos más visitados y con más tirón del país, en el que te hacen esperar al sol un buen rato ya que solo  hay una taquilla y no aceptan pagos con tarjeta. Increíble pero cierto, esto es Rumanía.


Después pasamos a un patio del Palacio haciendo casi otra media hora de cola para que seguidamente nos pasen a una sala junto con otras 30 o 40 personas y nos obliguen a ponernos los famosos cubre calzados para no arañar el suelo de madera. Por otro lado vemos que los grupos con guía organizados pasan por otra puerta sin hacer colas.


Evidentemente la visita que nos toca es en inglés, no íbamos a tener la suerte de que la hicieran en castellano sería tener mucha suerte. Cuando llega nuestra hora accedemos al interior del Palacio donde vemos la gran saturación de visitantes que nos damos cita aquí.


La visita es caótica ya que hay demasiada gente viendo este monumento al mismo tiempo y se hace muy difícil siquiera oír las explicaciones del guía. Grupos que suben, grupos que bajan, gente hablando por aquí y por allá, un auténtico desastre vamos. Y eso que el lugar se ve bonito y espectacular.


Es como querer sangrar la gallina de los huevos de oro. Las visitas no se pueden hacer de esta forma tan chabacana y carente de encanto. Todo lo espectacular de este lugar se pierde por la forma que esta gente tiene de explotarlo. Si, y digo esa palabra porque la sensación que nos está dejando la visita es esa. Las cosas no se pueden hacer de esta mala forma y con tan poco tacto.


Creo que el lugar merece la pena sin ninguna duda, pero no de esta manera. Salas abarrotadas donde te meten como sardinas en lata, gente circulando por todas partes sin control alguno, tener que estar esperando en un pasillo para que el grupo de delante termine de visitar una estancia y poder meterte tú, gente mirando constantemente para que no saques la cámara y hagas una foto, etc. 


Cuando nos cansamos de esta situación abandonamos nuestro grupo pues la claustrofobia nos sienta mal y por nuestra cuenta nos dedicamos a pasear y visitar las pocas salas que te dejan ver. Como no hemos podido pagar con tarjeta la visita a la parte de arriba por no tener cash nos tenemos que conformar con la parte de abajo. Hacemos un intento de subir las escaleras pero las encargadas son mejores vigilantes que los soldados y no hay manera.


Una verdadera pena el tener que hacer la visita a este precioso Palacio en estas condiciones. Otro motivo más para no venir aquí en Agosto y menos en domingo. Lo del domingo ya lo sabía pero es que las fechas son las que son y la ruta también, ya que el lunes tengo entendido que cierran y habría que haber esperado por tanto al martes. Como consejo, intentar venir en otro mes que no sea Agosto, que tampoco sea domingo y si se puede hacer en grupo organizado y con guía en español pues mejor.


El Palacio merece la pena visitarlo sin duda ya que hay una cantidad de habitaciones, salas, salones, etc., a cada cual más bonita. Y están perfectamente amuebladas y decoradas destacando sobretodo las maderas de nogal que cubren casi todas las paredes y techos. El salón de la entrada por donde hemos accedido al Palacio es realmente espectacular por la cantidad que contiene y la belleza de esta madera.


Entre las salas que hemos visto destacan la biblioteca real que aunque no es muy grande sí que es realmente bonita. Además cuenta con una puerta secreta ubicada tras una estantería que hacía que el Rey entrara y saliera a su antojo sin tener que atravesar el pasillo.


También destacan la armería con una buena colección de armas y armaduras, así como la sala de conciertos para no tener que salir fuera de Palacio cuando se quería disfrutar de una velada musical.


Con una sensación extraña de no haber disfrutado plenamente de este maravilloso Palacio damos por concluida la visita y salimos fuer a tomar un poco de aire fresco. Estamos algo mareados de la gran aglomeración de turistas que se congregan en su interior y de lo sobrecargado del ambiente interior.



Es momento de darle la vuelta al Palacio y hacerse las correspondientes fotos para inmortalizar el lugar y el momento. Afuera siguen las largas colas de gente esperando su turno mientras el calor ya es insoportable al sol por lo que vamos buscando las sombras que desprenden los frondosos árboles.


Justo al lado visitamos por fuera el otro castillo de Sinaia, el Castelu Pelisor que podría considerarse como el "pequeño Peles", ya que no tiene las dimensiones ni el lujo de éste aunque igualmente por fuera es bonito.


La visita de este otro monumento es de pago y alberga en su interior una colección de artes decorativas de finales del siglo XIX, así como una colección de muebles vieneses. Nosotros nos damos por satisfechos con haber visitado por dentro el Castillo de Peles por lo que tan solo vemos este castillo por fuera.


También hay visitantes que quieren ver el interior del castillo pero bastantes menos que para ver el Palacio de Peles. Para saber más: Castillo Pelisor



Seguimos paseando tranquilamente por este agradable entorno de Palacios, preciosas casas señoriales de madera y una naturaleza desbordante que se combina a la perfección con todo este conjunto histórico artístico. Aunque solo sea por dar un paseo por este bello e idílico lugar merece la pena acercarse hasta aquí.
Para saber más: Castillo de Peles



Para finalizar la visita a este lugar en vez de volver por donde hemos venido nos marchamos por la calle peatonal llena de puestos y tenderetes donde se puede comprar cualquier cosa o souvenir recordatorio de nuestra visita a Sinaia.


Desembocamos en el Monasterio de Sinaia donde hay que pagar por visitarlo. No llevamos dinero local para pagar la entrada pero enseguida nos sale un rumano que nos cambia sin problemas euros por lei. Evidentemente al hacer el cambio sale ganado de forma abusiva por lo que optamos por no visitar el monumento.



Regresamos al parking para recoger la auto y seguir camino hacia Brasov. Al salir del parking abonamos el importe del mismo. Como no llevamos moneda local tenemos que pagar en euros. Después de discutir un rato con el encargado y al no aceptan monedas de euro tenemos que darle un billete de 20 euros y nos devuelven lei. Total que la fiesta nos sale por unos 8 euros el parking desde anoche que llegamos hasta mediodía de hoy, para no tener servicios creo que es excesivo.
Partimos de Sinaia en dirección a Brasov aunque ésto y lo que todavía nos aguarda por Rumanía lo dejaremos para la siguiente entrada.



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1 comentario:

Tania Huaman dijo...

Al empezar a ver las fotos podía imaginar una ciudad de reyes, con castillos, fue muy interesante saber que hay mucha historia por conocer.
muy interesante el blog y sobre todo muy ordenado facil de enamorarse
Saludos