21 agosto 2014

Austria (4ª Parte)



Cuarta y última parte de este viaje del verano de 2013. Para terminar nuestra ruta por Austria visitaremos el Tirol austriaco con bellos pueblos y ciudades como Kitzbühel, Hall in Tirol, Innsbruck, etc.

Itinerario hasta Kitzbühel.

Dejamos el glaciar Pasterze y por la misma carretera que hemos traído y hacemos en esta ocasión la bajada. Se llega a un cruce en el que si giras a la derecha llegaríamos la la localidad de Heiligenblut, un pueblo típico alpino que probablemente merezca la pena, pero decidimos seguir hacia delante, en otra ocasión lo visitaremos.

Zell am See.

El día ha empeorado bastante y las nubes cubren las montañas que esta mañana hemos tenido la suerte de contemplar, menos mal que nos hemos ido parando a ver el paisaje, sino ahora nos estaríamos arrepintiendo de no haberlo hecho, ya que está lloviendo a buen paso.
La bajada de este puerto hay que tomársela con calma, ya que hay pendientes muy pronunciadas y los frenos sufren bastante. Por eso unos kilómetros antes de llegar al peaje, nos apartamos en una zona de tierra para que se enfríen los frenos. Nada más parar vemos que sale humo de los frenos y que a la auto le cuesta trabajo estar parada en la pendiente existente, pues los frenos parece que no terminan de responder, hasta que al fin la auto se detiene completamente. La verdad es que nos asustamos un poco y dejamos que se enfríen unos 20 minutos. Por tanto el consejo es utilizar el freno motor lo más que se pueda.

Zell am See.

Reemprendemos la marcha y nos detenemos en la localidad de Zell am See, un pueblecito al lado de un bonito lago.
Estacionamos en el centro del pueblo en una calle de zona azul que a esta hora ya no se paga.

Zell am See.

La visita a este pueblo la realizamos con algo menos de encanto, pues está lloviendo bastante y no podemos ir sin paraguas, todo un engorro, así como que la niebla tapa parte del paisaje y le resta algo de encanto a este lugar.

Iglesia de Zell am See.

Aun así, no nos damos por vencidos y recorremos las calles más encantadoras de este bonito pueblo en el que podemos apreciar que el turismo árabe debe ser el más importante, pues por todos lados vemos carteles en árabe y turistas de estas nacionalidades.

Zell am See.

Además se ve un nivel alto de esta clase de turistas, es algo que nos llama la atención.

Zell am See.

Rathaus de Zell am See.

Debido a la lluvia, no hay gran ambiente en el pueblo y tras dar alguna que otra vuelta más, decidimos dar por finalizada nuestra visita al mismo y avanzar ruta ya que el tiempo parece no darnos tregua.

Zell am See.

Teníamos pensado visitar las Krimmler Wasserfälle, un gran salto de agua de 380 metros de altura, pero viendo que la lluvia no cesa de caer y que tenemos que hacer 60 kilómetros y si llegamos allí y sigue lloviendo, vamos a hacer un viaje en balde, por lo que decidimos irnos a pernoctar a Kitzbühel.

Parking utilizado para pernoctar.

Pernocta en Kitzbühel.

Todo el trayecto entre Zell am See y Kitzbühel se lo pega lloviendo y en algunos tramos con niebla, además la carretera llega un momento en que sube bastante y la conducción se hace pesada y me arrepiento de no habernos detenido antes de que se echara la noche.
Por fin llegamos a Kitzbühel, y estacionamos en el parking número 4 que es gratuito y dispone de unos aseos para tirar el poti. Está algo en pendiente pero el lugar es tranquilo. GPS: 47 26 58 N 12 23 01 E .
Tras acomodarnos damos por finalizado el día que se ha complicado en este último tramo y sobre todo a mi me ha probado las fuerzas.

 
Iglesia de St. Andreas.

La noche, aunque lluviosa ha sido muy tranquila y ha amanecido sin lluvia, menos mal, tampoco nos podemos quejar, ayer fue el único día que hemos tenido con lluvia y eso en esta zona es poco frecuente.

Cementerio.

Bajamos al casco histórico de Kitzbühel y en 8 minutos llegamos a la Iglesia de St. Andreas, con su coqueto y cuidado cementerio.

                          Interior Iglesia de St. Andreas, Kitzbühel.

Pasamos entro de la coqueta Iglesia y nos maravillamos con la decoración tan cargada de frescos que son típicos de las Iglesias de estas zonas.


Kitzbühel.

Al lado de la Iglesia ya está el casco antiguo de esta población tirolesa de Austria que cuenta con unos 8.500 habitantes y que es netamente turística, por lo que esconde en su casco antiguo y por el deporte del esquí, pues posee una estación alpina con reconocida fama internacional.

Kitzbühel.

Fachada de Kitzbühel.

Nos adentramos por la calle Vorderstadt que es la arteria principal de Kitzbühel y donde se pueden ver las casas y fachadas más bonitas del pueblo.

Rathaus de Kitzbühel.

Otra calle paralela, la Hinterstadt, también compite con la primera en albergar los edificios más bonitos de Kitzbühel, además cuenta con el Rathaus de la ciudad.

Kitzbühel.

Son callecitas semi peatonales, empedradas, en las que a esta primera hora tan solo vemos los vehículos destinados a las labores de carga y descarga, pero que conforme va transcurriendo la mañana dejan paso únicamente a las calesas tirolesas empujadas por percherones.

Típica escena tirolesa.

Iglesia St. Andreas.

Vamos caminando tranquilamente por las bellas calles de Kitzbühel, deteniéndonos en las tiendas que venden productos tiroleses, así como contemplando las fachadas ricamente decoradas.

Kitzbühel.

Kitzbühel.

Se respira un gran ambiente de tranquilidad y sosiego, que invita a relajar nuestros espíritus y gozar de tan bonito lugar y entorno.

Kitzbühel.

Tras estar toda la mañana paseando y descubriendo este bonito rincón que inicia nuestra ruta por la Comarca el Tirol, ponemos punto final con el buen sabor de boca que nos ha dejado Kitzbühel.

Itinerario seguido hasta Hall in Tirol. 

Parking del castillo de Tratzberg.

Hacemos nuestra primera parada en el Castillo de Tratzberg en las inmediaciones de la localidad de Jenbach. GPS: 47 22 52 N 11 44 20 E, gratuito y sin servicios.

Castillo de Tratzberg.

Nos situamos en el parking de abajo el que está más cerca de la carretera, ya que hay una zona de césped que aprovecharemos para sacar el toldo y comer todos juntos.


                                        Castillo de Tratzberg.

Desde el parking se ven unas vistas realmente bonitas del castillo, al que subiremos una vez hayamos comido.
Para hacerlo hay que subir a una zona donde se puede tomar un pequeño trenecito que previo abono de los 3 euros ida y vuelta que cuesta el billete te lleva arriba.


                                         Castillo de Tratzberg.

Nosotros decidimos subir andando por una caminito que en 15 minutos te deja en las puertas de la fortaleza, aunque hay que decir que recién comidos no es demasiada buena idea pues tiene tramos algo durillos.
Este castillo es una fortaleza tirolesa de estilo góticorenancentista y lo más interesante que posee es un árbol genealógico de los Habsburgo pintado en una de sus paredes


                                       Castillo de Tratzberg.

Tras preguntar el precio de la entrada para hacer la visita que es en alemán, nos dicen que son 13 euros por barba, por lo que pensamos que  tal vez no merezca demasiado la pena, ya que no nos vamos a enterar de mucho.
Para saber mas: schloss tratzberg


Parking de arriba del Castillo de Tratzberg.


Nos conformamos con ver el patio del castillo que se ve por fuera y que a decir verdad es muy bonito y ponemos rumbo a la cercana localidad de Stans para hacer una ruta senderista con las Gargantas del Lobo.

Llegamos a Stans y nos vamos hacia el parking de las Gargantas, teniendo que desistir de dejar las autos allí pues el lugar es muy pequeño y es una ratonera.

Parking de las Gargantas del Lobo.

Al estar lleno de turismos tenemos que hacer bastantes maniobras para poder sacar las autos de allí, por tanto mi recomendación es no ir al parking, que además es de pago, 3 euros.
Al final aparcamos no muy lejos de allí y gratuitamente, GPS: 47 22 06 N 11 42 53 E, al lado de las piscinas.

Parking en Stans.

Stans.

Stans.

Además, así aprovechamos y vemos el pueblo por el camino que nos lleva al inicio de la ruta de las gargantas.

Stans.

Tras dejar el parking de las gargantas, seguimos el camino ascendente y llegamos a una especie de caseta donde pone el precio por la visita que es de 3,50 euros los adultos y 2,50 los niños. A estas horas de la tarde y al no haber nadie cobrando, seguimos para arriba y eso que nos ahorramos.

Caseta de entrada a las Gargantas.

Al poco de ir andando llegamos a las primeras gargantas del Lobo o como se escribe en alemán, Wolfsklamm, jolines con la palabrita.
Estas gargantas están situadas a unos 25 kilómetros de Insbruck, por lo que si se llega a esta última ciudad no hay que dejar de venir aquí a ver esta maravilla de la naturaleza.

Gargantas del Lobo.

Perfectamente señalizado y balizado el camino con pasarelas de madera, el mismo se adentra en la estrechez de las rocas que el río ha ido moldeando a lo largo del tiempo.

Gargantas del Lobo.

Gargantas del Lobo.

La verdad es que los  tres euros y medio que cuesta la entrada están bien empleados pues el trabajo que se ha tenido que llevar a cabo para que podamos atravesar estos angostos parajes son sobresalientes.

Wolfsklamm.

Wolfsklamm.

Por fin llegamos a la parte alta de la ruta donde el río discurre más tranquilo, y aunque la ruta senderista sigue, nosotros decidimos regresar por el mismo camino pues lo realmente bonito y espectacular es el tramo que hemos hecho, que verdaderamente es precioso y ha merecido la pena.

Gargantas del Lobo.

Iglesia de Stans.

Regresamos a Stans y visitamos su coqueta y bonita Iglesia.

Iglesia de Stans.

Retablo de la Iglesia.

Teníamos planificado visitar el pueblo de Pertisau, situado a los pies del lago Achesee, pero pensamos que ya hemos visto varios pueblos de este estilo y al no ir bien de tiempo decidimos saltarlo, otra vez será, queda en el tintero pues seguro que es un lugar bonito.

Parking del museo Swarokski.

En cambio, uno de los lugares que había planificado pero que no me atraía demasiado la atención, el museo de cristal de Swarokski situado en Wattens, sí que decidimos hacer una breve parada.
Estacionamos en su parking GPS: 47 17 42 N 11 35 59 E.

Museo Swarokski.

A estas últimas horas de la tarde nos encontramos el interior del museo cerrado, aunque sí que vemos que la entrada cuesta 9,50 euros.
Este lugar está junto a las fábricas donde realizan los trabajos al cristal famoso de Swarokski y la zona del museo verde y abierta contrasta con la zona industrial de las fábricas.

Típica imagen del museo Swarokski.

Cara famosa del museo.

Tras la pertinentes fotos de rigor para decir que hemos estado aquí, ya que no hemos podido ver nada de dentro, aunque nos imaginamos que debe ser una macro tienda para adquirir los cristales, ponemos rumbo a Hall in Tirol, lugar donde hoy vamos a pernoctar.
Para saber más: Museo de cristal de Swarokski

Lugar de pernocta en Hall in Tirol.

Damos una vuelta para buscar un lugar apropiado para pernoctar. Pasamos por el área de autocaravanas de Hall in Tirol y vemos que está a tope por lo que buscamos otro lugar.

Lugar de pernocta.

Por fin damos con un buen lugar para pernoctar. Se trata de un parking público regulado con zona azul y que por la noche es gratuito. Situado junto a unos jardines que hay que atravesar para visitar el cercano casco antiguo de Hall in Tirol. GPS: 47 16 55 N 11 30 43 E.


Antes de cenar damos una vuelta por esta localidad que según qué relato leído unos hablan bien y otros que no merece la pena y no representa al tirol austriaco.

Hall in tirol.

Creo que esto es como todo, depende de con los ojos con los que se mire y del ánimo con el que une se encuentre. A mi me ha tenido de pillar con buen ánimo, pues desde que nos adentramos en el casco antiguo me fascina este lugar.

Hall in tirol.

Por la noche los lugares tienen un encanto especial y pasear por las desiertas calles de Hall in Tirol es una auténtica gozada, tal es así que cambiamos los planes de quedarnos esta noche y mañana salir hacia Insbruck por visitar mañana con más calma esta bonita población austriaca.

Hall in Tirol.

El parking que hemos elegido para pernoctar, a pesar de no disponer de servicios, es un buen lugar para pasar la noche y para ver en 3 horas la ciudad. Para ello sacamos el correspondiente ticket de zona azul y nos vamos de nuevo a ver la ciudad de día y comprobar si sigue teniendo el mismo encanto que anoche.

Plaza de Hall in Tirol.

Para nuestra sorpresa, descubrimos que si anoche nos gustó, ahora es incluso más bonita, con esos colores en tono pastel con el que pintan las casas y sus monumentos.

Calle de Hall in Tirol.

Sin lugar a dudas, algo que influye mucho en lo bonito de todo esto, es el espléndido día que ha amanecido, con un sol radiante que facilita que los colores y tonos brillen en todo su apogeo.

Retablo de la capilla de la Magdalena.

Pasamos dentro de la Iglesia de San Nicolas del Siglo XIV, sorprendiéndonos de nuevo con el estilo tan recargado de este tipo de monumentos.

Interior de la Iglesia de San Nikolaus.

Hall in Tirol.

Casas típicas de Hall in Tirol.

Seguimos caminando y paseando tranquilamente por el casco antiguo que da la sensación en todo memento de tenerlo todo al alcance de la mano y que se ve en unas tres horas muy bien.

Hall In Tirol.

Nos encontramos a cada paso que damos con preciosos edificios que en muchos casos albergan Iglesias y Monasterios que en algunos caos solo dejan ver desde la entrada que está separada del interior con colosales rejas.

Iglesia de Hall in Tirol.

Monte Bettelwurf al fondo.

Como lugar importante a visitar de Hall in Tirol se encuentra la Torre de la moneda, que se divisa desde cualquier lugar de Hall in Tirol, y donde se acuñaron las primeras monedas de plata, lugar que visitamos pero que está en restauración y no está suficientemente detallado lo que se puede ver.

Hall in Tirol.

Rathaus de Hall in Tirol.

Para finalizar visitamos el precioso y coqueto ayuntamiento con su tejado gótico de 1406, una maravilla.

Salón de plenos del ayuntamiento.

Pasamos al salón de plenos, cosa habitual por estas latitudes y que a diferencia de nuestros ayuntamientos, estos están abiertos para que los ciudadanos puedan ver estas auténticas joyas.

Tejado gótico del ayuntamiento.

Con un muy buen sabor de boca que nos ha dejado la visita de Hall in Tirol y que a ser sinceros no esperábamos que diera tanto de sí, ponemos rumbo hacia la cercana ciudad de Insbruck.

Itinerario entre el fin de la ruta austriaca y Francia.

Lugar de parking en Innsbruck.

Llegamos en un momento a Innsbruck y buscamos y parking para estacionar, comer y ver la ciudad. Tras dar alguna vuelta y descartar el parking del campo de fútbol por lo caro que es, encontramos un parking de zona azul muy bien situado y cerca del centro, GPS: 47 15 32 N 11 23 56 E,  a razón de 1,50 euros la hora y con un máximo de 2 horas.

Parking en Innsbruck.

En el parking da la sombra cosa que se agradece pues el día de hoy es bastante caluroso. Nos ponemos a comer y recibimos la primera visita del controlador de la zona azul que nos indica que tenemos que pagar, a pesar de no estar pintada la zona, ya que han asfaltado la calle recientemente y no les ha dado tiempo a pintar todavía.

Puerta de entrada a Innsbruck.

Después de comer y descansar un rato, ponemos 3 euros a la máquina que es lo máximo que se puede sacar y nos vamos al centro para ver en estas tres horas la ciudad.

Calle de Maria Teresa.

Enseguida pasamos debajo del arco que da acceso al casco antiguo de la ciudad y tomamos la Maria Theresien Strabe o calle de Maria Teresa, observando al fondo la Annasäule o Columna de Santa Ana.

Columna de Santa Ana.

La panorámica desde este punto es sencillamente espectacular, con la columna de Santa Ana y los alpes con los restos de nieve al fondo, realmente bonito.

Innsbruck.

Caminando por la misma calle, llegamos al símbolo más conocido de Innsbruck, el Goldens Dachl o tejadillo de oro del año 1500.

Goldens Dachl.

En sí es un mirador añadido por Maximiliano I a la antigua residencia de Federico IV, con 2657 tejas de cobre dorado.

Tejadillo de Oro.

La Calle Herzog Friedrich.

Paseamos por la exclusiva y preciosa calle Herzog Friedrich, donde hay palacios y edificios preciosos y muy cuidados, llenos de tiendas de lo más chick.

Edificios de Innsbruck.

Calesa tirolesa.

Pensamos que sería una buena opción visitar el Mausoleo de Maximiliano I y la Hofkirche que va en la misma entrada, por lo que realizamos la vista con un vídeo y unos juegos visuales muy explicativos en castellano muy interesante.

Mausoleo de Maximiliano I.

El mausoleo del emperador Maximiliano I pertenece a la casa de los Habsburgo y tuvo a su cargo el sacro imperio austro húngaro.

Estatuas de bronce.

En realidad el sepulcro está vacío pues los habitantes de la ciudad se negaron a que el Emperador estuviera enterrado aquí.

Sepulcro.

Aún así y todo, el sepulcro y las estatuas de bronce con figuras de la realeza europea de la época impresiona y es un lugar que merece la pena visitar por lo majestuoso del  mismo.

Río Inn a su paso por Insbruck.

Catedral de St. Jakob.

Iglesia barroca de St. Jakob.

Visitamos asimismo la Iglesia de San Jakob y volvemos a maravillarnos del interior tan recargado de estos monumentos y de lo bonito que son por dentro.

Cúpula de St. Jakob.

Tras dar otro paseo por el centro de Inssbruck y viendo que el ticket que hemos puesto en las autos se nos agota, decidimos poner fin a nuestra vista de Insbruck y volver al parking.
Cuando llegamos, comprobamos que nos hemos pasado 20 minutos y tenemos sendas multas en nuestros parabrisas. Y ello a pesar que ya estamos fuera del horario de pago, joer que gente. Lo bueno es que solo son 22 euros y a día de hoy no hemos recibido nada en nuestros domicilio, en fin otra anécdota más.

Parking en Seefeld in Tirol.

Había leído que había una población cerca de Innsbruck que sí que era típicamente tirolesa y que merecía mucho la pena visitar, Seefeld in Tirol, por lo que nos vamos a ver si es verdad.

Seefeld in Tirol.

Estacionamos impepinablemente en su parking de pago, pues no vimos otro lugar que o estuviera "verboten", palabra mágica que hemos aprendido en este viaje y que significa PROHIBIDO, si en mayúscula, ya que nos hemos sorprendido de forma negativa con las pegas que ponen estos austriacos para nuestra forma de viajar y con los precios abusivos que nos aplican sin nada a cambio.

Típica casa tirolesa.

Bueno, como decíamos, estacionamos en un gran parking sin servicios y que se paga según el tiempo que uno esté, opero que por un par de horas te sacan 5 euros, ahí es nada. GPS: 47 19 47 N 11 11 03 E.
El caso es que no se muy bien si es por el tema del parking o por que veo este pueblo como un parque de atracciones, que no me termina de encajar y aunque hay algunas casas bonitas lo veo como demasiado turístico y superficial.

Otra casita tirolesa.

El pueblo no da mucho de si la verdad, en una hora y poco se puede ver muy bien, además debe ser un lugar que atrae a muchos turistas pues se ven bastantes hotelitos con esas imponentes balconadas de madera que sobresalen voladizas en formas quizás exagerada, pero debe ser esto lo típico aquí.

Figuras típicas.

Los típicos músicos tiroleses.

También abundan los restaurantes típicos tiroleses y cómo no, los músicos que amenizan a sus clientes con esa música tan pegadiza.

Seefeld in Tirol.

Tras las últimas compras de recuerdos y regalos, ponemos fin a la visita de este pueblo, que para ser sinceros, a mí personalmente no me ha terminado de convencer. La familia de Luisma va a continuar unos día más y desde aquí se van a meter en territorio alemán y nosotros pensamos salir de Austria e intentar atravesar esta noche toda  Suiza, para pernoctar en Francia. Tras los besos y despedidas ponemos rumbo a Suiza.
Vamos avanzando por autopista y antes de salir de Austria pasamos un control de velocidad y posteriormente una zona de túneles bastante largos y de pago, creo recordar que salen por unos 9 euros.
Entramos en Suiza, paramos a cenar y seguimos ruta. A eso de las 12 de la noche vemos un macro control policial en el que van parando a todo el mundo. Para nuestra sorpresa a nosotros nos dejan pasar sin pararnos cosa que agradecemos.

Pernocta en Copponex.

Al pasar la frontera de Francia, decidimos buscar un lugar para pernoctar y llegamos a Copponex, una pequeña población francesa muy cerca de la frontera con Suiza. Se trata de un parking frente a las aulas prefabricadas del pueblo, sin servicios y gratuito. GPS: 46 02 58 N 6 04 20 E.

Itinerario hasta Colliure.

La noche ha sido tranquila, no tenemos prisa por lo que hemos aprovechado y nos hemos levantado algo más tarde de lo habitual ya que anoche serían las 3 cuando nos fuimos a la cama.
Hoy toca un día largo de viaje y tras desayunar nos ponemos en marcha.

Para en un área de la autopista.

A la altura del pueblo de La Coucourde nos metemos en una de las áreas tan estupendas que tienen los franceses en las autopistas GPS: 47 19 47 N 11 11 03 E, donde comemos, cargamos y descargamos aguas.

Lugar de pernocta en Colliure.

Área de Colliure.

Pensamos pasar la noche en Colliure, un pueblo ya cercano a la frontera de España que conocemos de otra ocasión y que nos tiene enamorados.
Nos vamos derechos a su gran parking, que cuenta con algunas plazas para autocaravanas. GPS: 42 31 32 N 3 04 07 E, que tiene un coste de 15 euros las 24 horas.

Colliure.

El parking cuenta con un mini autobús o navette como llaman ellos que por el hecho de estar en el parking te baja y te sube al pueblo de forma gratuita.

Colliure.

Como la otra vez que estuvimos aquí, Colliure nos acoge de nuevo con su ambiente, elegancia y armonía.

Colliure.

Colliure.

Colliure.

Volvemos a pasear por sus calles y a sentirnos privilegiados de estar aquí contemplando tan idílico y bello lugar y cuando el cansancio nos va venciendo nos marchamos al parking despidiéndonos de nuevo de Colliure con hasta pronto.

Itinerario entre Colliure y casa.

La próxima vez que estemos en Colliure lo aprovecharemos mejor y pasaremos en su playa el día, ya que por los 15 euros que cuesta el parking es una pena no aprovecharlo,pero nosotros ya vamos de vuelta y hoy toca volver a casa pues ya llevamos 20 días por esas tierras de Dios y hay gana de reencontrase con el resto de la familia.
El viaje transcurre sin incidentes y llegamos a casa sin ninguna novedad, con la agradable sensación del reencuentro y la pena de haber consumido ya el viaje largo del año y que hasta el año que viene no podremos hacer otra escapada igual de larga. Aunque eso ya será dentro de un año, que Dios sabrá donde iremos a parar con nuestra casa de ruedas.
Hasta la próxima.

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