04 septiembre 2008

Bretaña, Normandía y Perigord IV


Llegamos a Dinan un poco tarde y tras buscar algún sitio de pernocta, no lo encontramos en principio, es lo de no llevar el itinerario algo preparado. Si a ello le unimos que a las 7 de la tarde estos franceses tienen la costumbre de cerrar e irse a cenar, pues todo se complica



Dinan

Plano de Dinan

Pues eso que llegamos al camping que era municipal, llamado Chateaubriand situado en una calle abajo saliendo del pueblo y a unos 500 metros de la Place Duclos, GPS: 48 26 50 N 2 02 46 W


Camping

Al llegar algo tarde encontramos la barrera cerrada, aunque es de estos campings que puedes acceder dentro y utilizar todos los servicios, además vemos que en la entrada hay espacio para aparcar y encima hay un puesto para conectarse a la corriente eléctrica, por lo que no nos lo pensamos dos veces y nos quedamos en dicho lugar.

Dinan

Para nuestra sorpresa, cuando tras ducharnos, engancho la corriente del poste y sin echar moneda tenemos corriente, menuda suerte.

Nos vamos al pueblo a verlo, aunque ya no son horas, nos gusta ver las ciudades por las noches, iluminadas dan una sensación diferente y no hay aglomeración de gente.
Tras un breve paseo, con un casco antiguo casi desierto, que gozada, sin saber muy bien orientarnos decidimos volver al camping para cenar y preparar el día siguiente.
Resulta que no somos los últimos visitantes del camping en el día de hoy. Viene un autobús de checoslovacos, creo recordar, y como esta gente va de tienda de campaña, pues se meten en el camping y en un momento montan sus casas.


Dinan

A la mañana siguiente, cogemos la ac, ya que no queremos tentar la suerte por haber pernoctado en la puerta del camping y utilizar los servicios por la cara, y nos vamos a la plaza Guesclin donde aparcamos en un parking de pago y nos disponemos a ver la ciudad. Muy cerca está la oficina de turismo.

El ambiente por el día es totalmente diferente al de la noche, es increible lo que puede transformarse una ciudad.

Totalmente turística, aunque no llega a agobiar, los detalles están muy bien cuidados, ya que no te hace sentir que estás en una ciudad artificial y con la única finalidad de atraer turistas. No, aquí es diferente, se respira una sensación de estar en un sitio único.


Dinan

A grandes rasgos es una ciudad medieval, con un recinto rodeado por 3 kilómetros de muralla, que se pueden recorrer, las vistas desde aquí son magníficas, 14 torres defensivas y 4 puertas de entrada. El recorrido se puede empezar por el castillo situado en la Plaza del Duque Jean IV, donde destaca el torreón. La Place de Cordeliers destaca por tener unas casas del siglo XV, muy bonitas de ver.

La torre del reloj es otro monumento digno de ver. Fue construida en el siglo XV y tiene 30 metros de altura. Otro atractivo es la Iglesia de ST. Malo de 1490 situada en la parte alta de la ciudad. La Basílica de Saint-Sauveur de 1120. El Convento de Les Cordeliers de 1241.


Dinan

La calle más bonita de Dinan, la Rue de Jerzual, donde más casas del siglo XV hay y donde más bonitas son. Abajo de esta calle está ubicada la Porte de Jerzual del siglo XIII. Y para finalizar llegamos al puerto, un lugar muy bonito de ver. Y ahora toca la subida. Desde el viaducto se pueden hacer unas bonitas fotografías y para nuestra sorpresa, vemos que debajo del viaducto hay una zona habilitada para acs, de haberlo sabido antes, quizás nos hubiéramos quedado allí más tiempo.

La sensación que nos queda de esta ciudad es de las mejores del viaje, un lugar fascinate y encantador, merece la pena visitarlo, como mínimo un día.
http://www.dinan-tourisme.com/


Dinan

Seguimos nuestra ruta hacia nuestro próximo destino, esta vez de nuevo en el mar: Dinard.

Pueblo costero situado en la desembocadura del río Rance. Tenemos la sensación de estar en una villa seductora con aire aristocrático.



La Playa de L'Ecluse es pequeña y coqueta, con fina arena y se pueden ver las famosas casetas rayadas, esas que se ven en las películas de épocas pasadas. A ambos lados de la playa se ven unas mansiones magníficas aristocráticas de estilo inglés.


Dinard

En la misma playa se encuentra el edificio más emblemático de Dinard: el Casino, y cerca de éste se encuentra la piscina cubierta. Más hacia la playa hay otra piscina que se debe de llenar cuando sube la marea. Al lado sale un pequeño paseo marítimo que recorremos andando entre las rocas y al final se puede contemplar una bonita panorámica de Dinard y al fondo se aprecia la silueta de Saint Maló, la ciudad de los piratas.




Otra visita al puerto deportivo ubicado en la desembocadura del río Rance donde hay gran cantidad de pequeñas embarcaciones y desde donde salen numerosos viajes a Saint Maló.

Regresamos a recoger la ac donde la habíamos dejado, en una calle de zona azul, y nos vamos a ver la siguiente ciudad: Saint Maló.



La ciudad corsaria, que es lo que hay que ver aquí, es casi una isla por lo que acceder a ella es complicado. Primero porque hay unos puentes que se levantan para que entren y salgan los barcos y si os pasa como a nosotros, que cuando ibamos a entrar se elevaron los puentes y nos tuvieron cerca de media hora hasta que un barco ruso quiso salir. Y la maniobra que tiene que hacer esta gente es alucinante ya que pasan practicamente rozando las paredes del dique.


Saint Maló

Lo segundo es que después de pasar, el estacionamiento que hay está limitado en altura para que no aparquen las autocaravanas e imagino no te puedas quedar a dormir. No era esa nuestra intención, tan solo ver la ciudad, aunque alguna vimos estacionada. A nosotros una chica del parking, amablemente nos recomendó que buscaramos sitio fuera de la ciudad. Otra vez cruzar el puente, esta vez no salia ningún barco, que alivio. Y regreso a la ciudad nueva para buscar aparcamiento. No obstante, cuando salíamos, vimos a la derecha una zona ajardinada en la que había sitios para aparcar, pero nosotros decidimos seguir hasta la ciudad nueva y dejarlo bien estacionado, aunque la caminata de ida y vuelta fue un buen paseo.


Saint Maló

Nos habían hablado muy bien de esta ciudad "corsaria" y nosotros pensábamos que iríamos a una ciudad antigua y que prácticamente veríamos a los corsarios merodear por allí. Hasta había una ciudad de un antiguo corsario que se conservaba en buen estado, que bien. Pues nada de eso. Esto pasa cuando no te informas bien. Más bien al contrario se trata de una ciudad toalmente reconstruida. Si que es cierto que se fundó en el siglo XII por un Monje, pero los únicos corsarios que se ven son de peluche.

Pero si tenemos en cuenta que ya en 1661 sufrió su primer gran incendio, las cosas ya no son lo que parecen. Y si a ello añadimos que en la Segunda Guerra Mundial quedó practicamente destruida, pues apaga y vámonos.


Saint Maló

Totalmente reconstruida, cuando accedes a ella ves que los edificios son totalmente nuevos, muy bien diseñados y consevando un gran estilo, pero nuevos, de corsarios nada de nada, por lo que uno se lleva un pequeño chasco.

Repuestos nos disponemos a patear este pequeño recinto que en menos de dos horas lo tienes más que visto. Buen ambiente, mucha tienda y restaurante y poco monumento que ver, quizás lo más bonito es como casi siempre, el espectáculo que nos brinda la naturaleza, el paisaje es lo mejor.

Pero bueno, veamos lo que se puede admirar: empezaremos por el Torreon del Homenaje construido en el siglo XV. La Gran Puerta de 1582, flanqueada por dos torres de tamaño considerable. El Fuerte Nacional, construido sobre un pequeño islote que al subir la marea queda aislado con respecto a la ciudad. La Porte de St. Vicent, que es la puerta principal de la ciudad.


Saint Maló

La Catedral de Saint Vicent del siglo XII, aunque totalmente destruida en 1944, y restaurada en su totalidad. Fuera de los muros se puede visitar el puerto deportivo.

Nosotros también recorrimos la ciudad por las murallas, hay varios lugares donde las escaleras te permiten subir y desde aquí ir recorriendo la ciudad. En algunos lugares el asedio de las gabiotas es constante y si encima les das algo de comer, no te las quitas de encima. Se puede uno bañar en la playa y en la piscina situada en la playa que se llena de agua al subir la marea.

El recorrido a pie de calle, pues eso mucha tienda, más turistas y algo que me gustó el ambiente algo bohemio de los pintores en plena faena guardando en sus lienzos con su pinceles y pinturas los rincones y paisajes de Sain Maló.


Ponemos rumbo a nuestro último destino de hoy y quizás el más especial por lo deseado de nuestro encuentro con él: El Monte Saint Michel.



No se tarda mucho en llegar, ya que hay autovia y en un momento estás allí. El instante en el que a lo lejos divisas la silueta del monte, es inolvidable. No te lo esperas y entonces miras a la izquierda y dices: pero bueno, si aquello es el Monte de Saint Michel. Al ser una zona tan plana y la Abadía estar en un monte salido de la nada, se ve a una gran distancia y ya no lo pierdes de vista.


Mont Saint Michel

Llegamos al parking de acs que hay junto al monte. El lugar es muy grande y aunque hay congregadas un número muy grande de autocaravanas, encontramos un buen sitio y ponemos el comedor mirando hacia la Abadía. Las vistas son espectaculares. Una sensación de estar viviendo un instante mágico nos recorre el cuerpo, y no podemos dejar de contemplar su silueta.


Mont Saint Michel

El lugar para pernoctar es simplemente una gran esplana de estacionamiento, pero compensa el estar tan cerca de este gran monumento, es un placer y a la vez un privilegio dormir a los mismos pies de este lugar. El sitio más cercano donde se puede pernoctar en algún hotel está situado a más de dos kilómetros de aquí, pero nosotros al tener una casa en cualquier parte del mundo, nos sentimos unos privilegiados.


Mont Saint Michel

La tarde va cayendo y el sol se apaga por momentos, pero no queremos esperar a mañana para ver este lugar. Entramos en el monte cuando las luces artificiales van encendiéndose, el recinto está casi vacío y por unos momentos gozamos de la paz y tranquilidad de este lugar.
Los comercios están todos cerrados, excepto los restaurantes que se van llenado para dar de cenar a los turistas.
Subimos las rampas de la calle principal y nos asomamos por la muralla, las vistas son preciosas y el momento, de los más románticos que recuerdo. Una sensación inolvidable.
Y como cuando esto sucede, lo queremos compartir, llamamos a la familia y les decimos donde estamos y lo afortunados que somos.
Con la satisfacción de estar aquí nos vamos a la ac para cenar, contemplar esta bonita estampa y preparar la visita más concienzuda de mañana.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

que buen blog de tu viaje! me has entusiamado para ir en autocaravana, también!

Anónimo dijo...

¡Q INTERESANTE! ME ENCANTA ESTO! :D